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22 de Septiembre del 2016 (Una semana después)

Otra semana mas. Otra semana mas en la que "vivo con ella". Se acerca su cumpleaños y yo estoy planeando su regalo. Estoy en nuestra habitación luchando contra el anillo de turquesa real que le compré hace un año cuando hicimos por primera vez el amor. Creo que fue una mala idea intentar armarlo yo mismo pero ahora ya esta.

Miro el anillo y veo que casi está terminado. Solo tengo que darle unos detalles y se lo daré. Ojala me sintiera bien... pero no. Ella sigue igual, o incluso peor. El vínculo que alguna vez existió entre nosotros ya no existe. No hay nada. Sólo rechazo y desprecio. Siento un nudo en la garganta. Guardo el anillo y me acuerdo que tengo que depositar el primer pago del viaje que estoy planeando hacer para su cumpleaños. Me pregunto si una semana solos, en una cuidad turística cambiara algo en nuestra relación.

En este momento ella está abajo, estudiando o aprovechando cada excusa para estar alejada de mí. Ya no lo sé. Veo por la ventana que ya está anocheciendo y otro dia se termina, sin poder lograr nada. Mi celular suena y me saca de mis pensamientos. Es Martín. Atiendo.

— Parásito.

— Ex mugre. — Me contesta animado.

— ¿Fuiste al gimnasio hoy? Porque fui con Abel hace una hora y pensé que estarías allí.

Frunzo los labios. Por suerte me arreglé con Abel y esta trabajando para nosotros de nuevo. La verdad es que estoy tratando de trabajar e ir al gimnasio temprano. No importa cuanto intente engañarme. Lo hago solo para llegar antes a casa y vigilar a Ivanna.

— Si fui... solo que termine temprano. — Le contesto.

— ¿Es porque quieres pasar mas tiempo con ella? — Me pregunta de golpe.

Me quedo callado un momento.

— Ya ni siquiera sé si es tiempo juntos o solo intento acercarme.

— Pero no lo entiendo hermano... ya llevan mas de un mes juntos ¿Que le está pasando?

Niego con la cabeza consciente de que no puede verme.

— No sé... y estoy desesperado. Siento que le doy asco.

— No digas eso... tienes que darle tiempo. Eso es todo.

Al dejar al descubierto mis sentimientos, la angustia comienza a subir en mi pecho. Me siento en la cama, dándole la espalda a la puerta.

— No sé... estoy llegando a pensar incluso que no importa lo que haga, ella nunca va a volver a mí como antes.

— Vamos Julián animate. Dime que por lo menos tienen sexo.

Cierro los ojos. Mierda ¿Por qué tuvo que mencionar eso?

— Ella no quiere... — Balbuceo sintiéndome humillado.

— Entiendo... tal vez podrias ser romantico, ya sabes, distintas maneras de buscarla.

— La busco. La busco todo el maldito día como un maldito perro en celo pero ella no quiere nada. Estoy comenzando a desesperarme, necesito cojermela. A ella ¿Entiendes? Sólo a ella. — Las palabras salen de mí antes de que pueda detenerlas.

— Tranquilo amigo... — Me contesta de inmediato. — Recuerda que no puedes obligarla a nada... y menos a eso.

Respiro con fuerza, conteniendo las ganas de romper todo a mi alrededor.

— Prometí que la respetaria, pero a esta altura, se me pone dura con solo verla caminar... incluso la veo dormir y me desespero por arrancarle la ropa.

— Te entiendo. Yo tambien estaria igual si durmiera con Julieta a mi lado sin poder tocarla. Pero intenta controlarte.

Frunzo el ceño. Que asco. Preferiría morir que ver a Julieta teniendo sexo.

— Esta bien Martin....

— Podrías ir a terapia... tal vez ayude.

— ¿Qué? No. No necesito un psicólogo. Bueno no ahora.  Mientras ella esté conmigo no lastimare ni romperé nada. — Le contesto.

— Bueno pero tranquilizate por favor. Te necesito calmado para la reunión de mañana. 

— Si, no te preocupes.

Mañana tenemos una reunión con un comprador que quiere campos en el norte de la cuidad. Si todo va bien, sera un excelente negocio. Debería estar pensando en eso, pero lamentablemente mi mente solo funciona para Ivanna. Hablo un poco mas con mi mejor amigo y luego corto. Decido bajar para invitarle un café a Ivanna. Cualquier cosa con solo pasar un poco de tiempo con ella. Bajo las escaleras, mirándola fijo. Ella continua en el sofá hojeando su libro de anatomía.

— Recien hablé con Julieta. — Me mira fugazmente.

— ¿Y que te dijo? — Le pregunto esperando que no me diga que se irá de nuevo a "tomar el té" en casa de su amiga.

— Que rompió con su novio.

Levanto la mirada de golpe, perplejo. Martín se pondrá contento mañana cuando le cuente. Ella aparta la mirada de golpe ¿Que le pasa? Decido ignorar eso.

— Buenas noticias para Martín. — Le contesto sonriendo mientras me siento a su lado.

Le paso un brazo por los hombros.

— Tal ves deberían salir... — Me dice con voz suave.

— Eso mismo pensará él cuando se lo diga. — Contesto.

Sonríe con timidez pero mira hacia otra dirección ¿Tan difícil es mirarme? tengo que alivianar la tensión.

— Falta poco para tu cumpleaños. — Le suelto mirándola con todo el amor que tengo.

Asiente sin prestarme atención y continua mirando su libro. Creo que le diré que estoy planeando unas vacaciones.

— Eso me recuerda que tengo que hablar con tu jefe.

Me mira frunciendo la frente, sin entender.

— Nos vamos de vacaciones. — Le anuncio.

— ¡¿Qué?! — Exclama sorprendida.

Asiento mientras largo una risa. Creo que le gustó la idea.

— Es mi regalo de cumpleaños. Te llevaré a la playa. Y descansarás unos dias de todas tus responsabilidades.

Sonríe y me abraza agarrándome totalmente desprevenido. Me pone feliz que le guste la idea.

— ¡Gracias!

La rodeo con mis brazos e inmediatamente siento como su calor, me llena de vida. La necesito tanto. La estrecho con fuerza mientras hundo mi nariz en su cabello. Siento que quiere alejarse pero yo la sostengo contra mi con fuerza.

— Hum Julián... — Jadea. — No puedo respirar.

Puedo sentir incluso como poco a poco mi erección está creciendo.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora