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7 de Agosto del 2016 (Una semana después)

Es de noche. El viento me da en el rostro. Son casi las 9 de la noche y yo estoy esperando pacientemente a el jefe de Ivanna. El señor Roldan. Mande a unos de mis hombres a investigar por una pequeña cantidad de dinero. Sólo quería vigilar sus movimientos pero terminé consiguiendo mucho más que eso.

Al parecer el Señor Roldan tiene dos familias. La primera con la esposa y los dos hijos que muestra a todo el mundo, obviamente viviendo en una casa grande y la segunda familia que no fue planeada, conformada por su amante y un pequeño que no tiene la culpa de nada. Viven en un departamento en el microcentro de la ciudad. Una información muy útil.

El sonido de la puerta de la joyería me saca de mis pensamientos. Un hombre calvo, petiso y con un poco de sobre peso cruza la calle mientras prende un cigarrillo. Me pongo la capucha y decido salir a confrontarlo. Cruzo la calle por detrás de él, saco mi revolver y un segundo antes de que él llegue a su auto, le apoyo el cañón del revolver en la espalda mientras lo empujo contra su propio auto.

— Quédate quiero. — Le suelto.

— ¡Por favor, no me hagas daño! — Me contesta asustado.

— ¡Abre tu auto! — Le ordeno.

— ¡Por favor, tengo familia! — Vuelve a decirme con voz temblorosa mientras saca sus llaves.

Me río sin escrúpulos.

— Si, lo sé. Tienes dos.

Se da vuelta al escucharme y me mira perplejo y aterrado.

— ¿Quién eres y que quieres? — Me pregunta en voz baja.

— Primero sube al puto auto. — Le vuelvo a ordenar con voz dura.

Con manos temblorosas abre su auto y yo le quito las llaves por las dudas. Lo hago subir al auto y a los empujones se acomoda en el asiento del acompañante.

Me subo en el asiento del conductor y para que no intente hacerse el héroe, le apunto con mi arma. Puedo escuchar su respiración agitada e intenta atajar el arma con su brazo. Me quito la capucha con rabia y queda mi rostro al descubierto. Él alza la mirada despacio.

— Pero tú... ¿Que edad tienes?

Le regalo una media sonrisa que seguro no me llega a los ojos.

— 19.

— Eres sólo un niño...

Tenso la mandíbula y le afirmo el cañón de mi arma en su cuello de golpe.

— Un niño que hizo cosas que apenas te puedes imaginar. — Le suelto apretando los dientes.

— Okey... okey. Tranquilo... dime que es lo que quieres.

Trago saliva, saco de mi bolsillo un sobre lleno de fotos con su segunda familia y se lo tiro hacia su regazo. Lo agarra y comienza a mirar las fotos con ojos desesperados.

— ¿Te contrató mi esposa para que me siguieras? — Pregunta en un hilo de voz.

Lanzo una risa y niego con la cabeza.

— Para tu suerte no y estas son sólo copias... Usted tiene información que a mi me interesa.

Suspira y luego me mira.

— ¿Qué quieres de mí?

— A tu empleada... Ivanna Ramírez. Quiero saber si renunció, cuando, como y si sabes algo de donde pueda estar.

Me mira confundido.

— Ella jamás renunció... simplemente hace un tiempo pidió el traslado a mi otra sucursal, según ella porque aquí le quedaba lejos... Y si pretendes que te de información de mi otro local ¡Olvídalo!

Me quedo callado un segundo al escucharlo. Ella no se fue. Sigue en la cuidad y Julieta debe saber donde se está quedando. Y claramente el señor Roldán no me dará la dirección porque piensa que puedo perjudicar a su local.

— ¿Acaso quieres que la despida?... mira, no se que problemas tengas con ella... pero Ivanna es buena chica. — Me dice el señor Roldán.

— Ella es buena con todos menos conmigo. — Le suelto con voz dura.— Ahora escucha bien lo que vas a hacer... No quiero que la despidas. Quiero que comiences a correr la voz de que darás una fiesta.

— ¿Una fiesta?

— Si. En un club. Inventa alguna estúpida escusa y comienza a correr la voz entre todos tus empleados, también tus amigos pero asegúrate de que Ivanna asista.

Se queda callado y traga saliva, nervioso.

— Si no haces lo que te digo o intentas alguna estupidez, me voy a encargar que estas fotos y los vídeos donde te ves tan feliz con tu segunda familia, le lleguen a tu esposa y a todos los que conocés... creo que perderás más de lo que te imaginas.

Lanza un suspiro y luego se pasa la mano por la cabeza, alterado.

— De acuerdo... voy a hacer todo lo que me pides. Pero una vez que lo haga, me darás las fotos y todo lo que tengas sobre mí.

Asiento, por supuesto mintiendo. Me las voy a quedar por si se le ocurre despedir a Ivanna después.

— Perfecto.

Me bajo de su auto y tiro las llaves en el asiento del conductor antes de irme. Voy a llevar a Ivanna hacia una trampa. Ir directamente hacia su trabajo y secuestrarla nuevamente desde ahí, no le dará el suficiente castigo que se merece.

                               ~•~

Al día siguiente.

Estaciono mi camioneta afuera del complejo de departamentos donde vive Julieta. Martín me mira con cara de preocupación porque hoy decidí traer a los dos matones que contrate como seguridad de mi sucursal y también me seguridad personal. No podré presionarla de la manera que me gustaría pero si se ve rodeada de matones, hablará más rápido.

— No seas agresivo con ella. — Me suelta Martín bajando de la camioneta.

Mierda ¿Por qué justamente mi mejor amigo tiene que estar enamorado de Julieta? Mis dos hombres caminan detrás de mí. Por suerte se mantienen al margen de toda la situación y no se meten en lo absoluto. Obviamente no soy imbécil. Mande al abogado de mi padre a imprimir dos contratos de confidencialidad. Espero que no abra su bocota y tenga que explicarle a mi padre porque estoy imprimiendo tal cosa.

Lanzo un bufido de molestia mientras entramos al edificio. Si Ivanna no se hubiera largado, esto no sería necesario. Estoy tan furioso. Cuando estamos en frente de la puerta, Martín se acerca y toca dos veces. Julieta es precavida porque cuando abre la puerta y asoma esos horribles ojos verdes, una cadena entre la puerta y el marco la mantienen segura... Pero no por mucho tiempo. Empujo a un costado a Martín, antes de que pueda decir cualquier cosa y le pego una patada a la puerta, rompiendo la cadena y tirando a Julieta al suelo.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Where stories live. Discover now