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¡Ivanna! Me levanto casi de golpe, intentando disimular la desesperación. Casi a los empujones, voy rápidamente hasta mi oficina. Cierro la puerta detrás de mí y tomo mi teléfono que está sobre mesa.

— ¡¿Ivanna?! — Exclamo afirmando el teléfono en mi oído.

Silencio.

— ¡¿Estas ahi?! ¡Contesta mierda! — Grito.

— Estoy aquí... — Me contesta en un susurro.

¡Es ella! Cierro los ojos al sentir una puntada de angustia en mi pecho al escuchar su voz.

— ¡¿Donde estas?! ¡Dímelo ahora mismo! ¡Iré a buscarte!

Se queda unos segundos callada ¡Por Dios, dime donde estas!

— Julián yo...

Contraígo el rostro y finalmente dejo salir toda mi desesperación contra el teléfono que es lo único que me aferra a ella en este momento.

— ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! ¡¿Como pudiste abandonarme asi?! ¡¿Por qué Ivanna por qué?! ¡¿Tienes una puta idea de lo que sentí en ese puto hospital al despertarme y me digan que te escapaste?!

Sigue callada y yo comienzo a caminar en círculos.

— Yo solamente te llamaba porque necesito que me devuelvas todas mis cosas. — Me suelta con voz dura.

Me quedo callado al escucharla ¿Qué? ¿Esta jugando conmigo? ¿Es una maldita broma? Se burla de mí... se ríe de mí, esta desgraciada. Aprieto los dientes.

— ¿Julián? — Me pregunta al ver que no contesto.

— Claro que te devolveré todo. Solo tienes que venir a buscarlos a mi casa y te los daré personalmente. — Le digo con una voz calmada pero llena de sarcasmo.

Se queda en silencio y puedo escuchar su respiración asustada. Me siento en mi sillón con un nudo en el pecho y me decido a hablar. Tengo ganas de estrangularla.

— Te encontraré, desgraciada. — Le suelto con voz dura.

— No debí llamar... — Me contesta disponiéndose a colgar

Largo una carcajada forzada y ahogada. Me esfuerzo por contener las lágrimas.

— Sabes perfectamente que voy a hacer hasta lo último para encontrarte.

— Si, lo sé... — Me admite.

Puedo sentirla incluso sollozar e intenta controlar su respiración.

— ¿Sabes lo que te pasará si no regresas? — Pregunto en susurro intentando convencerla.

— ¡¿Por que no entiendes que yo no quiero estar contigo?! — Me suelta casi gritando en un sollozo.

Me quedo mudo. Siento que el alma se me cae a los pies pero por suerte no dura mucho. La ira comienza a aflorar en mi pecho y me da las ganas para seguir hablando.

— Me importa un carajo. Y si no vuelves por tu propia decisión también me importa una mierda. — Le suelto.

Me pongo de pie y comienzo a caminar por toda la oficina.

— ¡Y si te vas a escapar... espero que te vayas muy lejos de mí, porque yo te voy a buscar debajo de cada puta piedra! ¡Asi que ruega, ruega a Dios que tu maldito escondite sea bueno porque si llego a encontrarte nuevamente, te voy a abrir el pecho Y ME VOY A COMER TU CORAZÓN! — Le grito con fuerza a el teléfono.

Me quedo callado de golpe, esperando su respuesta pero sólo puedo sentir si respiración agitada.

— ¡¿Ivanna?! ¡¿Hola?! — Sigo gritando.

Siento movimientos bruscos del otro lado y ya no puedo sentir su respiración. Cierro los ojos, preocupado.

— ¡¿Ivanna?!

Sólo puedo sentir ruido del otro lado.

— ¡¿Qué está pasando?! ¡Ivanna!... ¡Ivanna contestame!

La llamada se corta. No... no... no te vayas de nuevo. Miro el teléfono. Inmediatamente marco su número.

— Contéstame mierda... — Susurro alterado.

Suena pero no me contesta.

— ¡Carajo!

Vuelvo a marcar su número pero sigue sonando y no me contesta. Mis manos comienzan a temblar y mis dedos no coordinan. Vuelvo a marcar su número por tercera vez, pero está vez, su celular ya no suena. Lo apagó. Como desde el puto día que se fue. El maldito celular apagado. Seguro que al prenderlo saltaron las 400 llamadas y mensajes que le hice en todo este tiempo separados.

Aprieto los dientes, desesperado y lleno de rabia. Tomo mi celular y lo tiro con todas mis fuerzas contra el piso y me agarro de la cabeza, reprimiendo las ganas de gritar de rabia. Respiro agitadamente mientras levanto los pedazos de mi celular y comienzo a unirlos. Diviso que le hice una rajadura en la pantalla pero no me importa.

Por suerte el celular enciende, vuelvo a llamar a Ivanna por las dudas pero como era de esperarse, está apagado y no creo que lo vuelva a prender. Pero no pienso quedarme de brazos cruzados, permitiendo que ella se burle así de mí. Marco el número de el señor Roldán. Mi número está oculto así que no sabrá quien le llama. Me contesta al segundo todo.

— ¿Hola?

— Señor Roldán... creo que es hora de escuchar mis instrucciones.

Se queda callado un momento.

— Dime que quieres que haga. — Me contesta al fin.

Estoy demasiado alterado y enojado para sonreír.

— Pronto le llegará una dirección que es el club donde dará usted su fiesta. Invente alguna estupidez de que su negocio cumple aniversario o lo que se le ocurra... Tiene que correr la voz de que será una fiesta con piscina, con lujos, bebidas y pista de baile... Pero sobre todo asegúrese de que Ivanna esté en la fiesta.

—- Entendido. — Me suelta secamente.

— Luego de esa noche, si todo sale como quiero. Usted estará mas que tranquilo y le entregaré todo la información que tengo.

— Ella asistirá a la fiesta... eso es seguro.

— Bien. — Le suelto antes de cortar.

Me siento e intento recuperar el aliento y la compostura cuando Martín entra a mi oficina. Me mira con ojos preocupados.

— ¿Salió todo mal?

Asiento.

— Ella sólo me llamo para burlarse de mi. — Le contesto en voz baja.

Se me queda mirando, perplejo.

— ¿Estas seguro? — Vuelve a preguntarme.

Me río para no llorar.

— Ella me llamó... para pedirme su ropa ¿Entiendes? Se tomó la molestia de llamarme... sólo porque necesitaba ropa. Parece una maldita broma de mal gusto.

Martín cierra los ojos y deja salir un suspiro.

— Si hubiera sabido... No te la habría pasado.

Niego con la cabeza.

— Esta bien... — Me levanto de la silla y camino hacia la ventana. — De todas formas ya tengo un plan.

— ¿Para hacerla volver? — Quiere saber.

Lanzo una risa y niego con la cabeza.

— Para vengarme de ella.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang