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Tira con fuerza para liberarse de mis brazos. La suelto a regañadientes mientras busco sus ojos. Cierra la ducha, luchando por ignorarme y sale de la bañera. No puedo aguantar más este rechazo. Necesito tenerla cerca de mí. Salgo de la bañera y antes de que pueda agarrar la toalla blanca y tapar su desnudez, la agarro de la cintura y pego su cuerpo contra el mío.

— ¡No! — Me espeta.

Intenta liberarse de mis brazos. No puedo estar más sin tí... No te resistas por favor. La levanto desde atrás y la acorralo contra la puerta del baño. Su cuerpo desnudo contra el mío, hacen que mi piel hierva de pasión.

— No me digas que no tienes ganas de estar conmigo... porque no te creo. — Le susurro en el oído.

Siento su respiración agitada y me dan ganas de metérsela ahora mismo. Intenta empujar, esta vez más despacio y yo tiro su cabeza para atrás y comienzo a besarle el cuello. Tiene la piel caliente, húmeda y puedo sentir como su pulso está descontrolado.

— Para... — Balbucea jadeando.

La tomo por la cadera y pego su culo contra mi miembro endurecido. Le corro el pelo mojado de la espalda y puedo verla cerrar los ojos mientras ella misma, levanta más su hermoso culo contra mi hombría. Mierda.

Ella se aleja de golpe y por un segundo creo que nuestro encuentro acabo, pero me equivoco. Ivanna voltea, me toma con ambas manos por la nuca y choca su boca contra la mía. Me agarra desprevenido pero no tardo en rodearla con mis brazos. Dejo salir toda mi locura y desesperación en este beso. Ella me mete la lengua mientras mis manos exploran su cuerpo como si fuera desconocido.

Lanza un gemido cuando la agarro por los muslos y la alzo, mientras ella abraza mi cadera con sus piernas y se aferra a mi cuello con ambos brazos. Abro la puerta y salimos hacia el pasillo junto con el vapor del baño. La agarro fuerte de su culo, mientras le beso el cuello y la llevo a nuestra habitación.

Caemos en la cama. Esta abierta de piernas debajo de mí. Las cobijas poco a poco se humedecen pero no me importa. Comienzo a tocarle y besarle todo el cuerpo. Empiezo por su cuello y bajo despacio hacia sus pechos. Disfruto y aprovecho cada centímetro de sus tetas. Bajo despacio mi boca hacia su abdomen y ahí la agarro de las piernas.

Puedo notar de reojo que levanta la cabeza. Siempre quise hacer esto y no pienso perder la oportunidad. La tomo de los muslos. Mi boca baja hacia su zona púbica, Ivanna se pone inquieta. Apoya su pierna sobre mi espalda y no se deja de mover. Detengo mis besos de golpe al tener su vulva frente a mí. Me complace saber que todavía se depila.

Ivanna levanta la cabeza y me mira para ver que estoy haciendo. Le regalo una sonrisa maliciosa. Espero que te guste. Comienzo a besar su sexo de golpe. Tira la cabeza hacia atrás ahogando un grito mientras yo chupo y comienzo a lamer su clítoris.

— Dios... — Susurra.

Sabe deliciosa toda húmeda y con la piel caliente. Podría chuparsela todo el dia si me lo pidiera. Estoy seguro que todo esto me da más placer a mi, que a ella. La agarro fuerte de los muslos porque no logra quedarse quieta. Cierro los ojos y sólo sigo chupando, besando y acariciando con mi lengua todo su sexo. Sentirla tan húmeda y excitada me vuelve loco.

De pronto su cuerpo se empieza a tensar y se que está por venir. Decido parar antes de que llegue a el orgasmo. Me pongo de pie y la observo como quisiera verla siempre. Desnuda, abierta de piernas, agitada por el deseo y con ganas de que se la meta. Estiro el brazo hasta la mesa de luz y saco un paquete de preservativo pero antes de hacerla mía, necesito saber algo...

— ¿Alguien mas lo tocó? — Le pregunto.

Ella se me queda mirando, sin comprender. Le paso los dedos por la entrada de su vulva sin meterlos dentro.

— ¿Alguien mas tocó lo que es mío? — Vuelvo a preguntar sin dejar de tocarla.

Niega con la cabeza mientras me regala una pequeña sonrisa pero yo no puedo sonreírle. Nada me destruiría más... que saber que estuvo en brazos de otro.

— Júramelo... — Le pido en voz baja, tratando de no sonar herido.

— Sólo estuve contigo... te lo juro. — Me contesta con voz suave pero sería.

Se da cuenta de lo que me pasa. Cierro los ojos y todo mi cuerpo siente satisfacción. Quiero escucharla decirlo de nuevo.

— ¿Sólo conmigo?

— Sólo contigo.

No hay dudas en su voz. Me le quedo mirando unos segundos..
Y ahí es en donde me permito perder el control. Rasgo el preservativo y me pongo a lo largo del miembro endurecido. Me arrodillo entre medio de sus piernas, la agarro de ambas rodillas y de golpe la volteo, dejándola boca abajo.

Le doy una nalgada y ella lanza un grito. Levanto su culo para que quede a mi disposición mientras una de sus nalgas se va poniendo roja.

— No importa si estás lista... no puedo aguantar ni un segundo mas. — Le susurro, desesperado.

No la dejo ni siquiera contestar. Con el golpe brusco, la penetro. Ivanna lanza un grito y yo aprieto los labios al sentirla después de tanto tiempo. La tomo con fuerza de las nalgas y comienzo a embestirla. Tiene la cara contra la almohada y araña la cobija. Quiero verla de mas cerca. La agarro de los codos y la levanto mientras continúo embiestiendola con fuerza.

Cuando la suelto, se apoya en la cama. Me subo a la cama, apoyo mi pecho contra su espalda, le corro el pelo y apoyo mi boca en su hombro mientras respiro con agitación en su oído.

— Eres deliciosa... — Jadeo para luego morder su mejilla.

La veo cerrar los ojos con fuerza. Le agarro los pechos con una mano y con la otra una nalga. Ella lanza un gemido por cada vez que la embisto. Se deja caer, sin fuerza,en la cama. Separo sus piernas mientras continúo disfrutando su sexo. Siento como poco a poco el orgasmo se acerca. A esta altura no puedo controlarme, dejo salir toda las ganas que tuve por tanto tiempo y también puedo sentir como todo mi rencor cae sobre ella.

Le doy una nalgada y la agarro del pelo. La siento sollozar mientras se muerde los labios. Quiero que sienta toda mi desesperación por tenerla.

— ¡Dámelo Ivanna dámelo! — Le ordeno y me contesta con un sollozo.

Comienza a gemir con fuerza y todo su cuerpo se tensa igual que el mío. Llegamos a el orgasmo juntos. Apoyo mi rostro en su espalda mientras hundo mis dedos en su piel y siento que me libero después de mucho tiempo.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Where stories live. Discover now