(85)

11.1K 533 41
                                    

— ¿Por qué no me llamaste? — Me pregunta ignorando lo que le pregunto.

Me le quedo mirando ¿Por que no la llamé? ¿Ella vino hasta mi casa, a preguntarme por que no la llame? Después de todo lo que hice ¿Con que cara voy a ir a buscarla? Siento que mis ojos se llenan de lágrimas y finalmente caen por mis mejillas ¿Como es posible? Tomo la medicación y lo único que logra es mantenerme alejado de ella pero aun asi no puedo evitar sentir una profunda tristeza y ternura cuando la miro. Siento que la adoro.

— Por vergüenza y además es lo correcto. — Le respondo.

— ¿Vergüenza de qué?

Abro los ojos como platos ¿Que le pasa? ¿Esta loca o no se acuerda?

— ¿Cómo de que? Le pegué a Bruno e Intenté asesinarte. Si Martín no hubiera estado ahí, estarías muerta, yo en la cárcel y todo por esa hija de puta de Liliana. — Le suelto en un susurro.

— No me interesa.

La miro fijo sin poder creer lo que escucho ¿No le importa nada de lo que hice? Parpadeo varias veces ¿Aún estoy soñando?

— ¿No? Intenté matarte Ivanna... — Insisto.

Se encoge de hombros, como si no le importara.

— Si no me amas más lo entenderé pero tienes que decírmelo, no evitarme. Yo también tengo sentimientos. — Me suelta, enojada mientras hunde sus dedos en mi pelo.

Su rostro se contrae y está a punto de romper a llorar. No... no llores mi vida, por favor. Nunca dejé de amarla ni un por un segundo y ahora estamos así. En medio de una situación de mierda entre lo que es correcto y lo que sentimos.

Odio lo que Liliana nos hizo. Pero juro que me las pagará.

— ¿Dejar de amarte? — La acerco a mí, apoyando su frente con la mia.

No puedo aguantarlo mas. La necesito, la adoro, la amo y no puedo estar ni un segundo mas sin abrazar a el amor de mi vida. Comienzo a rodearla con mis brazos temblorosos, dejando salir todo el amor que llevo reprimiendo. Ella es mi mundo. No importan cuánta medicación tome o cuánto tiempo pase en un manicomio, lo que siento por ella jamás morirá.

— Jamás en mi vida, hasta que muera, dejaré de amarte con esta locura a la que alguna vez le tuviste tanto miedo. — Le confieso.

Acaricia mi cuello y la veo cerrar los ojos sin dejar de sollozar. Que tenga sentimientos encontrados hacia mí, me hace sentir extraño. No quiero ponerme contento, porque tengo mucho miedo de que se le pase y solo sea dependencia hacia mí ¡Necesito que nos amemos por igual! Apoyo mi boca en su mejilla. Mierda. Extrañaba lo caliente de su piel. Me hace sentir vivo. Tenemos que volver... No puedo vivir sin ella.

— Vuelve conmigo... vuelve por el amor de Dios. Perdóname por todo y vuelve a mí. — Le suplico, agarrándola de los hombros.

Ella me devuelve una mirada triste.

— Llévame a casa... — Me contesta intentando no quebrarse.

Te llevaré a nuestro hogar. Te llevaré conmigo y nunca jamás dejaré que te aparten de mí. Levanto la mirada y me encuentro con los ojos negros que lograron enloquecerme. No puedo controlarme mas. Chocamos nuestras bocas con brúsquedad y comienzo a besarla con la boca abierta. Siento que mi corazón quiere salir disparado de mi pecho. Tengo que tenerla. Tengo que hacerle el amor.

La derribo sobre la cama sin dejar de besarla y luego rasgo su musculosa negra a la mitad, dejándola solo en bragas y sostén. Le quito lo que le queda de ropa, dejándola totalmente desnuda ante mí. Extrañaba verla desnuda, es hermosa, seductora y perfecta. Comienzo a dejar un camino de besos por todos los lados en donde mi boca pueda pasar. Se abraza a mi cabeza y arquea su espalda, sedienta de placer.

Me quita el boxer y ambos quedamos nada más que con nuestra piel y deseo. Me incorporo y vuelvo a mirarla para asegurarme que no sea obra de mi imaginación. Ella toma mi rostro con sus manos y muerde mis labios. Es suficiente. Mi miembro esta totalmente endurecido. Comienzo a acariciar su vientre con ambas manos.

Luego bajo despacio, la tomo de los muslos y la penetro de golpe ¡Mierda! Si que está lista para mí. Se tapa la boca y yo tenso la mandíbula intentando no hacer ruido. Estar dentro de ella cuando pensé que nunca más volvería a sentirla me hace querer explotar de euforia y emoción. Abro la boca mientras intento mantenerme callado. Vuelvo a embestirla pero esta vez no me detengo. Ella mantiene sus piernas abiertas totalmente entregada.

Se sienta de golpe y me clava las uñas en la espalda con fuerza. Ignoro el dolor y solo siento su lengua dentro de mi boca. Me derriba encima de las sabanas y se sienta sobre mi erección mientras comienza a cabalgarme suavemente. Cuando la intensidad sube, lanza su cabeza hacia atrás, rebalzada de placer.

— No. Mirame. Quiero ver tu rostro, necesito saber que eres tú. — Le pido en un susurro.

Ella baja su cabeza y me mira. Preciosa por donde sea que la mire. Entrelaza sus dedos con los míos.

— Eres tú... Mi Ivanna. — Le suelto jadeando, excitado.

Me sonríe con malicia y luego se inclina a besarme. La agarro del culo y gruño contra su mejilla mientras la embisto con fuerza. Ella se incorpora y comienza a cabalgarme con intensidad sin dejar de mirarme. Acerco mi mano a ella y le froto el clítoris haciendo que se estremezca sobre mí. Comienza a moverse mas rápido. Está cerca del clímax. Su cabello negro cae como cascada sobre sus pechos. Comienza a tensarse sobre mi y explota de placer con un grito ahogado.

La abrazo fuerte mientras intentamos guardar silencio. Los espasmos del orgasmo la tienen con ojos cerrados encima de mí. Cuando por fin logra recuperarse levanta la cabeza y sus ojos se ven distintos que cuando desperté. Se ve satisfecha y calmada. Comienza a bajar lentamente dejando un camino de besos por mi abdomen.

Comienza a bajar por mi zona púbica y con un movimiento rápido se mete mi erección en la boca sin dejar de mirarme fijo. Mierda. Su boca es deliciosa y me encanta. Comienza a acariciarme mientras mi miembro aparece y desaparece en su boca.

— Mierda Ivanna. Soy todo tuyo. — Le digo en un gemido.

Me estoy acercando cada vez mas al clímax. Me chupa con fuerza y yo apretando los dientes y cerrando los ojos, llego al orgasmo derramando cada gota en su garganta. Siento que descargo toda mi desesperación por estar con ella con ese orgasmo. Mientras intento recuperar el aliento, Ivanna se acuesta a mi lado sin decirme nada. Yo la rodeo con mis brazos y la estrecho contra mí. Busco su mirada. Debo decírselo.

— Te amo. — Le susurro.

Ella me contesta con un beso, luego se acomoda en mi pecho y cierra los ojos. Yo la miro por última vez, ese rostro precioso, su piel palida, tan suave, tan cálida y luego cierro los ojos y lo siento. Siento tranquilidad y paz.

Esa paz que solo Ivanna sabe darme.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Where stories live. Discover now