(26) Tercera parte.

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INICIO DE LA TERCERA PARTE.

No me atrevo a volver a tocarla. Quiero que ella me diga que puedo hacerlo. Necesito que me diga que puedo abrazarla, besarla, tocarla... hacerla mía.

Me arrastro hacia las sombras. Donde sé que no puede verme. Mis pies chocan contra algo y cuando lo levanto veo que es el bolso negro de Ivanna. Abro los ojos como platos. Me siento en los últimos escalones y comienzo a revisar. Lo primero que me encuentro es con su celular. Mierda, tiene clave. Era de esperarse.

Sigo rebuscando y me encuentro con su billetera, luego con su Paf. Me le quedo mirando, pensando en que si lleva el Paf en el bolso, es porque su asma empeoró... Y ahora que lo pienso mejor, este sótano lleno de polvo no le sentará nada bien.

Sigo rebuscando y sólo encuentro sus llaves, un perfume y un pequeño estuche de maquillaje. Decido guardarme las llaves de su departamento. Guardo las cosas nuevamente y dejo el bolso a un lado junto con el abrigo que trajo puesto. La miro desde la oscuridad. Sigue dormida.

Me pregunto si en esa posición y las cadenas apretadas le van a resultar muy incómodas, porque si necesita que la suelte primero me tiene que convencer de que puedo confiar en ella. De este sótano, sale en mis brazos... O no sale.

Me muerdo los labios conteniendo mis ganas de ir a abrazarla. Necesito sentirla cerca y ahora que la tengo en frente a menos de un metros me resulta estresante tener que seguir esperando por estar con mi novia de nuevo. Simplemente la admiro desde la oscuridad. El tiempo pasa y yo continuo aquí... esperando a que despierte... hasta que lo hace.

Tose de golpe y veo que expulsa una bocanada de polvo al hacerlo. Tenso fuertemente la mandíbula, obligándome a no hacer ruido. Cuando se le pasa la tos, intenta moverse pero se da cuenta que está atrapada entre las cadenas.

Mira para todos lados y yo me quedo petrificado. No quiero que me vea. Tiene el pelo sobre la cara y no puedo ver bien la expresión en su rostro, aun con el reflector alumbrandola solo a ella. Baja su cabeza hacia el piso y luego vuelve a mirar para todos lados, respirando con bestial desesperación. Tira de las cadenas.

— Mierda, no por favor no. — Suplica con la cabeza gacha y el cabello tapando su rostro nuevamente.

Su cabeza se relaja momentáneamente pero la sacude de golpe. Debe sentirse cansada y no quiere desmayarse. Intenta patear y tira de sus brazos en un torpe intento por liberarse pero se queja cuando una ola de polvo se levanta y le pega en la cara. Deberías quedarte quieta Ivanna.

Comienza a toser muy fuerte. Tan fuerte que me da miedo. Al parecer no puede respirar. Ese polvo que se levantó del suelo, entró en su sistema y no la deja respirar. Mierda. Veo como intenta respirar sin conseguirlo. Carajo, no sé que hacer. No quiero que me vea aún.

Sus gemidos por intentar respirar van disminuyendo de a poco y eso me dice una sola cosa. Esta a punto de perder el conocimiento por la falta de oxígeno. No puedo permitir eso. Me prometí que la protegería. Miro para todos lados y encuentro la máscara de Guy Fawkes. Me pongo el paf en el bolsillo para tapar mi rostro con la máscara.

Sin pensarlo dos veces, voy a paso acelerado hacia ella. Ivanna levanta la cabeza y me mira con los ojos abiertos como platos. Sus labios están morados. Mierda. La agarro de la nuca y ella lanza un gemido de miedo mientras su cuerpo se tensa en respuesta a mi tacto. Saco el Paf de mi bolsillo, lo agito, se lo pongo en la boca y le doy 3 golpes de aires.

Siento alivio en todo mi cuerpo al ver que el color regresa a su cara y de a poco se recupera y logra respirar. Tengo apoyada mi mano en su hombro. Cuando se da cuenta de esto, se sacude para que no la toque. Saco mi mano a regañadientes. Comienzo a respirar con fuerza. Eso me dolió. Ni siquiera sabe que soy yo y ya me está lastimando ¿Así me agradece que la ayude a respirar? Claramente no necesita mi ayuda, ni siquiera para matarse. Me quedo a su lado, en cuclillas.

— Por favor déjame ir... no se lo contaré a nadie. — Me dice en un susurro.

Sus repentinas palabras me dejan sorprendido. No se atreve a mirarme a los ojos, ni siquiera a través de esta máscara. Ladeo mi cabeza para poder contemplar su hermoso rostro mejor. Le tiembla el labio inferior. Si que estás asustada.

— No me hagas daño por favor... — Su tono es de súplica.

Levanta la cabeza y me mira a los ojos, tomándome totalmente desprevenido. Le devuelvo la mirada, sus ojos negros me miran de verdad por primera vez en tanto tiempo. Siento que estamos luchando a través de nuestras miradas.

— ¿Eres tú verdad? — Pregunta — ¿Eres tú el que hizo todo esto? ¿El que arruinó mi vida y amenazó a mi amiga? — Su voz se quiebra.

Me quedo callado y sólo continuo mirándola.

— ¿El que me mandó todas esas cartas y entró a mi casa? ¡¿Eres tú?! — Me grita.

Asiento despacio. Si, fui yo. Y todo lo que hice, lo volvería a hacer, si eso me lleva hacía a ti. Rompe a llorar. No... por favor no llores. Levanto mi mano con intención de acariciar su rostro y consolarla.

— No me toques. — Me suelta apretando los dientes.

Dejo caer mi mano de golpe. Ese maldito rechazo... Ese maldito odio que me tiene, es insoportable.

— Ahora dime ¿Que mierda es lo que quieres de mí?

La pregunta que me acaba de hacer retumba en mi cabeza. Me nubla la vista y las palabras salen de mí antes de que pueda detenerlas ¿Que quiero de tí? Sabes bien lo que quiero de tí y te lo voy a decir.

— Lo mismo que quise desde un principio.

Mi voz retumba en el sótano polvoriento. Se me queda mirando y su expresión se vuelve gélida al escucharme. Antes de que pueda decirme algo o al menos darse cuenta de todo... vuelvo a hablar.

— Te dije que nos veríamos pronto Ivanna. — Es tiempo.

Me quito la máscara y la dejo caer, dejando mi identidad al descubierto. Palidece, abre los ojos como platos y ahoga un grito. Puedo ver en la expresión de su cara que realmente está shokeada, pero sólo le dura un segundo. Cierra los ojos y asiente con la cabeza varias veces. Apostaría mi vida a que se le pasó por la mente la posibilidad de que fuera yo. Seguramente tenía la esperanza de que fuera capaz de dejarla ir. Ella en fondo lo sabía... pero no quería creerlo.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Where stories live. Discover now