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Esa misma noche.

— A propósito, no conozco esta clínica. Llevo quedándome varios días y solo sé el nombre de mi psiquiatra. — Le suelto a Martín.

— Es el Hospital privado Modelo. Estas en la clase alta, mugre.

Me esfuerzo por sonreír.

— Debo devolverle el dinero a papá.

— No deberías preocuparte por nada de eso, tengo bajo control nuestra empresa y tú solo deberías pensar en sanar y en seguir adelante con tu vida.

— Como si eso fuera mas fácil que devolver dinero. — Le contesto riendo.

Muevo las muñecas y siento ardor por estar tanto tiempo amarrado. Veo a mi mejor amigo abrir un paquete de papas fritas y me cruje el estómago. La comida del hospital da asco.

— Dame un poco. — Le pido.

— Atrapala, mugre. — Me contesta mientras me tira una fritura y trata de embocar a mi boca.

La papa frita me pega en la mejilla y cae a la cama. Martín lanza una risa.

— Lanzame otra, parásito. — Le suelto abriendo la boca.

Él me lanza otra y está cae en mi boca. Ambos reímos, como si todo estuviera bien, como si él no estuviera visitando a su mejor amigo, posiblemente esquizofrénico en un psiquiátrico y yo no estuviera atado a esta maldita cama.

— ¡Aquí va otra! — Me grita.

Me tira la fritura y esta pega en mi mentón, cayéndose al piso. Me asomo para mirar en donde está y entonces me quedo petrificado. El corazón se me sube a la garganta y siento que estoy asomándome en un precipicio. Desde abajo de la cama, puedo ver claramente asomada una cabellera negra totalmente llena de sangre.

— ¿Amigo? ¿Estas bien?

La voz de Martín se escucha como un zumbido en mis oídos.

— Dime que puedes ver eso debajo de la cama. — Suelto en un susurro.

Martín se para de la silla y se acerca a mi cama, mirando hacia abajo en dirección al piso. Intento controlar mi desesperación.

— ¿De que hablas? Aquí no hay nada.

Martín se pone de cuclillas y puedo ver como sus dedos tocan la sangre del piso.

— ¡Puta madre Martín, hay cabello y sangre debajo de mi cama, tienes los dedos llenos de esa mierda! — Grito abriendo los ojos como platos.

Martín se mira a si mismo, luego vuelve a mirar al piso y finalmente a mí, con expresión estupefacta. 

— ¡Julián, no hay nada debajo de la cama!

— ¡Mierda! ¡Mierda! ¡No de nuevo! ¡No de nuevo! ¡Hay sangre por todos lados! — Comienzo a gritar mientras tiro de los amarres.

Martín sale corriendo de la habitación, asustado. Otra alucinación y en compañía de alguien mas, no es buena señal. Lo sé. Estoy a punto de tener un ataque de nervios.

— ¡No puede ser, con una mierda!

Mi padre entra junto con Martín, mi psiquiatra y un enfermero.

— ¡Estaba todo bien, de pronto comenzó a decir cosas sin sentido, que había sangre debajo de la cama y luego comenzó a gritar! — Le suelta Martín nervioso a mi doctora. 

Continuo gritando mientras intento liberarme ¡No quiero estar en esta maldita cama!

— Entiendo, entiendo, necesito que esperen afuera por favor. — Le contesta la Doctora Bustos con voz firme pero calmada.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Where stories live. Discover now