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Le explico a Eduardo que me de unos días para cuidar de Ivanna antes de ir a ocuparme de su problema. Él está de acuerdo y luego nos despedimos.  Estoy dejando el bolso y las zapatillas de Ivanna sobre la cama, cuando suena mi celular. Es Martín. Mierda. Seguro se enteró de lo que le hice a Julieta.

Salgo de la habitación. No quiero que Ivanna escuche. Miro el celular sonando un segundo. No tengo ganas en este momento de escuchar a Martín decirme que soy una mierda. Contesto y me lo afirmo suavemente en el oído.

— Hum... ¿Hola?

— ¡Vuelve a ponerle un dedo encima a Julieta y juro que te rompo la maldita cara!

Cierro los ojos con fuerza al escuchar su tono de voz.

— ¿Podrías calmarte?

— ¡No me calmo un carajo! ¡¿Cómo te sentirías si yo tratara mal a Ivanna?!

— Directamente te rompería las piernas. — Contesto enojado.

Martín se queda callado y yo largo un suspiro mientras me paso la mano por la cabeza.

— Por lo menos déjame explicarte amigo... ¿Cómo te enteraste de lo que paso?

— Estaba por irme y la encontré llorando afuera del hospital... Habla de una vez. — Su voz es seca.

— Me enojé porque la escuché intentando convencer a Ivanna de escapar. Admito que fui duro pero ella me saca de mis casillas ¿cómo puedo intentar conquistar a Ivanna si Julieta le habla de mí como si fuera un asqueroso monstruo?

— ¿Y acaso no lo eres?

Frunzo la boca.

— Te estás pasando Martín. No la volveré a tocar, pero tú ten cuidado de la forma en que me hablas.

Le corto antes de que pueda contestar. No entiendo porque se enfada tanto. Ni siquiera es su novia. Estoy realmente enojado. Las cosas no fluyen como quisiera y todo por la entrometida de mierda de Julieta. Me apoyo en la pared justo en frente de la puerta de la habitación, con los brazos cruzados, reprimiendo las ganas de pegarle un puñetazo a la puerta, cuando esta se abre.

Ivanna, me observa con ojos asustados y al mismo tiempo sorprendidos. El cabello le cae por ambos lados del rostro, luce cansada y pálida, pero aún así me parece preciosa ¿Acaso pensó que la dejaría escapar? Seguro su amiguita la convenció de huir y ahora es lo que quiere intentar. Pero no la dejaré. De mi lado no se irá jamás.

— ¿Vas a alguna parte? — Le pregunto.

Ella sólo me mira. Sale de la habitación y cierra la puerta despacio mientras su bolso cuelga de su brazo.

— ¿A buscarme? — Vuelvo a preguntar con sarcasmo.

— De echo, no. — Contesta con voz firme.

Reprimo una sonrisa. Se nota que este tiempo que estuvimos separados te pusiste más valiente o al menos eso intentas. Comienzo a caminar a su alrededor. Es mejor que me tenga miedo a que intente hacer cualquier cosa.

— ¿A donde vas? — Mi voz suena seca mientras la rodeo.

— A buscar a Julieta. — Su voz tiembla.

Fuerzo una risa. Si fuera por mí, no volverías a ver a esa idiota jamás pero tengo la maldición de que mi mejor amigo este enamorado de ella.

— ¿Te volviste muy unida con Julieta desde la última vez que te ví no?

Asiente con seguridad. No puedo disimular mi cara de odio y asco. Abre los ojos como platos, asustada. 

— Ella ya se fue a su casa, además ¿Para que la quieres aquí? Esta todo el tiempo "Ay Ivanna, vamos a la policía, vamos a denunciarlo, no dejaré que te hagan daño y bla bla bla " — Comienzo a balbucear imitando su molesta voz.

— No la lastimes o te arrepentirás... — Me suelta de golpe apretando los dientes.

Me tiene odio y eso me lastima pero ignoro mis sentimientos por ahora. Lanzo una carcajada, burlándome de lo que acaba de decir. Luego le sonrío mientras me paso una mano por la frente. Ella se revuelve en donde esta parada, incómoda y aterrada.

— Que curioso. Martín también me dijo que me arrepentiría cuando le conté lo que quería hacer y ¿Sabes que? No estoy arrepentido. — Le digo en voz baja.

Me acerco unos pasos. Ella retrocede hasta quedar apoyada en la puerta de la habitación. Detesto que quiera alejarse de mí. Me acerco tanto que incluso nuestras narices casi pueden tocarse. Le miro los labios. Si pudiera, mi boca estaría devorando la suya.

— Yo no me arrepiento de nada, así que no me provoquen. Ni Julieta... ni tú.

Ella frunce el entrecejo y no me contesta nada. Una enfermera aparece en el pasillo con una pila de toallas en las manos y nos mira con cautela. Me alejo de Ivanna rápidamente.

— Muy bien amor ¿Vamos al auto? — Le pregunto sonriendo mientras entorno la mirada.

Ella asiente, con la misma expresión de terror en el rostro. La agarro del brazo con fuerza y la hago caminar. La gente que entra y sale de la clínica por suerte no nota nada fuera de lo común en nosotros. Salimos hacia la calle, el sol me pega en el rostro y hace mucho frío. Ivanna se estremece y abraza su bolso. La rodeo con los brazos mientras caminamos, intenta resistirse pero la estrecho con más fuerza.

— Ven, tengo tu abrigo en mi camioneta. — Le digo con voz suave.

La llevo entre mis brazos por todo el estacionamiento. Espero poder aliviar el frío que siente. Cuando llegamos a mi camioneta, saco su abrigo del asiento de atrás, la ayudo a ponérselo y luego le abro la puerta del asiento del acompañante para entre a la camioneta. Cuando subo a el asiento del conductor, prendo la calefacción y la miro tiritar mientras se retuerce las manos heladas y observa mi camioneta.

— ¿Tienes frío en las manos? — Le pregunto intentando demostrarle mi afecto.

Le agarro las manos antes de que pueda contestarme y me las llevo a la boca para tirarle mi tibio aliento.

Pero el placer de tocarla me dura poco, porque ella quita sus manos rápidamente, como si le diera asco que la toque. Siento que le doy asco. Me rompe el corazón en mil pedazos y al mismo tiempo mi cordura desaparece y mi pecho arde de furia.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang