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— Me gusta estar en tu casa.

La miro reprimiendo las ganas de arrancarle la cabeza. Le voy a decir la verdad. No me importa lastimarla.

— Esta ni siquiera es mi casa... No seas estúpida. — Le contesto con asco.

Ella frunce el entrecejo.

— ¿Pero no la compraste tú? — Me pregunta la muy idiota.

Asiento con una media sonrisa que seguramente no me llega a los ojos.

— La compre para mi prometida...

Su cara se transforma en neutra para luego notar que sus ojos se llenan lentamente de lágrimas.

— ... y por supuesto viviremos aquí, juntos. Esta casa es para ella y no te quiero volver a ver aquí... No tendré que obligarte a desaparecer ¿O si?

Mi voz suena irreconocible. Quiero que se cague del miedo. No la quiero cerca de Ivanna. Su cara se muestra inexpresiva, solo lágrimas caen por su patético rostro.

— ¡¿Entendiste?! — Grito pretendiendo que se vaya.

Ella cierra los ojos al mismo tiempo que grito. La puerta en ese momento se abre, Martín sale con cara de nervios y nos mira a ambos.

— ¿Puedes parar de gritar? Amparo esta escuchando la mierda que hablas.

Habla en voz baja.

— Esta maldita no quiere largarse y tampoco me dijo como carajo entró aquí.

Me acerco a Liliana de golpe con intenciones de empujarla, solo porque estoy nervioso pero Martín me empuja evitando que la toque.

— Calmate hermano. Recuerda que es una chica...

Mi mejor amigo se acerca a mi oído sólo para que yo lo escuche.

— ¿Cómo te sentirías si a Ivanna la golpearan?

Inmediatamente mi ira es aplastada. Me le quedo mirando y me siento paralizado. Odio que Martín use a Ivanna en mi contra porque funciona y lo sabe. Me aparta y luego se vuelve hacia ella.

— ¡Escuchame bien Liliana, no se que clase de enfermedad mental tengas, pero debes alejarte de nosotros y buscarte una puta vida!

— ¡Él me dijo que siempre se quedaría conmigo! — Le grita mientras se abraza a si misma.

Abro los ojos como platos ¡¿Qué locuras dice esta maldita?! Martín se voltea a mirarme como si me hubiesen salido dos cabezas.

— No es cierto... — Balbuceo riéndome de los nervios.

Liliana corre hacia mí y comienza a pegarme en el pecho.

— ¡Si lo es! ¡Me dijiste que me buscarías y jamás me dejarías!

Martín le aleja de mí antes de que atine a levantar mi puño. Se queda parado entre nosotros para evitar que ella salga lastimada.

— ¡Jamás te dije eso! ¡Es una asquerosa mentira y lo sabes!

— Me lo dijiste dormido... en ese hotel donde siempre terminabamos. — Me suelta con furia.

Me le quedo mirando un segundo y luego lanzo un suspiro cansado. Seguro soñé con Ivanna y ella me escucho llamarla dormido. Martín tiene una pizca de lastima en su mirada cada vez que mira a Liliana.

Yo ya no le tengo lastima. Quiero hacerla desaparecer. Es peor molestia que lo que fue mi padre alguna vez... peor que Lucían... o peor incluso que Samanta. Ella es como yo. Saco esa idea rápidamente de mi cabeza.

Martín intenta convencer a Liliana que se vaya, que busque ayuda y se interne en un lugar donde la puedan rehabilitar pero ella se niega a "dejarme". Palpo mi revólver en mi cintura y se me cruza por la mente volarle la tapa de sesos, aquí, ahora... pero me contengo.

— ¡Cambiaremos las cerraduras y no podrás entrar más aquí, así que será mejor que te largues! 

Liliana se dirige a mí, ignorando a mi mejor amigo.

— ¡Ni tú ni ella podrán librarse de mí tan fácilmente!

Escucho sus asquerosas palabras y aprieto mi revólver en mi cintura. Maldita. Martín se la lleva hasta la reja de entrada y la hace salir de un empujón. Hablan un minuto hasta que por fin se larga. Martín camina de vuelta hacia mí, mirando de reojo mi camioneta negra, nueva.

— Es linda.

Levanto las cejas.

— ¿Liliana?

Frunce el entrecejo.

— No seas imbécil, hablo de tu camioneta. 

Miro al suelo lanzando una media sonrisa.

— No puedo creer que exista alguien más demente que tú ¡Casi me orino del puto susto cuando la vi parada como una maldita momia a los pies de la cama! — Me suelta mientras entra a la casa.

                              ~•~

Cuando Amparo se va a su casa por fin podemos hablar con Martín. Me desplomo en mi sofá.

— ¿Sabes que pronto tenemos que viajar para poder rendir los exámenes no?

Asiento cerrando los ojos.

— Y tengo otra pregunta

Abro los ojos ¿Con qué me va a joder ahora? Después de lo de Liliana estoy de un humor de mierda.

— ¿Cuándo irás a buscar a Ivanna y como?

Me levanto del sillón y me le quedo mirando un segúndo. Creo que ya es tiempo que comenzar a idear todo para ir a buscar a Ivanna.

— Hoy empiezo a planearlo. Llama a Gastón y dile que tenga listo todos sus contactos.

Él asiente mientras se va para afuera. Yo subo a la planta alta y entro a el cuarto de huéspedes. Saco de abajo de la cama una valija que desde que llegué aqui, no abrí. No pesa por supuesto.

Bajo hasta el sótano con la valija colgando de mi mano. Prendo la luz y me doy cuenta que este sótano de mierda esta muy polvoriento. Por un momento pienso que no puedo traer a Ivanna a este lugar lleno de polvo pero luego pienso ¡Es perfecto! Con su asma... No aguantaria mucho y me pedirá que la saque pronto de aquí... sólo dependerá de mí y eso... me llena de alegría. Pensar que ella sólo dependerá y me necesitará a mí.

Comienzo a barrer y limpiarlo lo mejor posible aunque con el polvo de las paredes viejas no puedo hacer mucho. El sótano no tiene ventanas... sólo las escaleras que dan a la puerta. Es perfecto.

Cuando el lugar ya esta lo suficientemente limpio, abro la valija, busco la cinta y comienzo a llenar las paredes del sótano con las fotos de Ivanna que tenía guardadas. En la seguridad de mi sótano, voy a idear todo. Ver su rostro, me dan fuerzas para ir a buscarla.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Where stories live. Discover now