CAPÍTULO 51.

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Aisley.

Mi padre tenía tensa la mandíbula cuando salimos de los tribunales. Esto no creo que vaya a traernos problemas en el juicio, pero si en nuestra casa.

Andrei tiene entrenamiento justo después de salir del colegio, así que nadie nos va a salvar de lo que nos espera.

— ¿Cómo carajo se enteró que somos dueños del club? — Danielle está molesto, asustado o no sé como este.

— No tengo ni puta idea. — Aarón se pasa la mano por el cabello. — ¿Le dijiste algo a Andrea?

— ¡Por supuesto que no! No se lo dije a nadie, quizá fue alguna de las mujeres que ustedes dos se follaron antes.

— Quizá Sasha tuvo algo que ver en esto. — Régine dice con cautela.

— Da igual como fue que Roberts se enteró de esto. Karina nos va a cortar las pelotas, menos mal ya tenemos hijos. — Aarón suelta una carcajada.

— Oye, que yo aún quiero una niña. — Cruzo los brazos y Aarón besa mi sien.

Cuando llegamos a casa solamente están Ángelo, mi nana y por supuesto Aidan; los cachorros están en el jardín.
Nuestros padres y hermanos llegan diez o quince minutos después.

La expresión de Karina y de mi padre no me gusta para nada. Las manos me comienzan a sudar y se me acelera el corazón.

— ¡Los cuatro se sientan! — Esto es ridículo.

Régine y yo obedecemos, pero Aarón y Danielle se quedan de pie.

— Mamá, somos adultos, ya no puedes venir a regañarnos por lo que hacemos.

— Adultos o no, siguen siendo mis hijos. — Cruza los brazos molesta. — ¿¡Un club sexual!? ¿En serio? Y aquí no puedes usar tu maldita quinta enmienda, soy su madre. — La mía me mira de mala manera.

— Aisley. — Me advierte.

— Mamá, te amo, pero es mi vida, hace años que no vivo en Los Ángeles. Tengo dos hijos y voy a casarme, dejen de hacer una tormenta en un vaso de agua.

— Aisley tiene razón. Karina, eres mi madre y te amo, pero no van a meterse en nuestra vida y mucho menos en lo referente a lo sexual.

— ¡No lo puedo creer! — Exclama exasperada.

— Mamá, es solo un club, ¡Por Dios!

— ¿Eres socia de ese club Aisley? — El tono de voz de papá me causa escalofríos. — ¿Has ido alguna vez? — Asiento.

Puedo ver sus intenciones y me pongo frente a Aarón antes de que lo golpeé.

— ¡Papá! No soy socia y es porque Aarón no me lo permitió. He ido, pero no de la manera en que estás pensando. — Me mira directamente a los ojos. — No te estoy mintiendo. — Suelta un bufido y asiente.

— ¿Hace cuánto tiempo son los dueños?

— Un par de años. — Responde Danielle. — Y no vengan a juzgarnos por quién nos follamos o como lo hacemos.

— ¡Me separé de ustedes durante años! Y ahora me enteró que se la pasaban metiendo la polla en cuantas mujeres se les antojaba. — Aprieto los labios para no reírme. Karina regañando a sus hijos de veintinueve años. — ¿Por qué nunca me dijeron que son bisexuales?

— Mamá, detente ahí. — Dice Aarón firmemente. — Jamás he tenido sexo y tampoco me gustan los hombres.

— ¡A mí tampoco!

UN BESO DE SEDUCCIÓN. (TS #2)Where stories live. Discover now