CAPÍTULO 53.

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Aisley.

No puedo negar que me sentí un poco mal al escuchar la sentencia de Andrea, era mi mejor amiga, como la hermana que nunca tuve y creó que jamás voy a saber por qué me odio tanto. Por qué me obligo a separarme de mis padres, de mi familia. Por qué me culpa de lo malo que le haya pasado. Que fue lo que le hice.

Al igual a Nathe, fue importante en mi vida, me apoyó después de la violación que marcó mi vida. Pero, por otro lado, me sentí tranquila, demasiado tranquila. Ninguno de los dos podrá hacerme daño, mucho menos a mis hijos, a Danielle, a Régine ni a los trillizos que nacerán en un par de meses.

Por otro lado, esta Andrei, me siento como una mala madre, solo nos hemos concentrado en trabajar y no en nuestros hijos.

— Ven aquí. — Me acurruco al lado de Aarón en la cama. — Chiara regresa mañana de Italia y quizá la maestra tenga razón, debemos incluirlo en los preparativos de la boda, el pastel, las flores o todas esas cosas.

— Le gustará probar pasteles, de eso estoy segura. — Me siento a horcajadas en su cadera y veo la hora en su Rolex. — Falta una hora para que tengamos que ir por Andrei a su entrenamiento. — Mete la mano en mi falda y me acaricia a través del encaje de las bragas.

— Tiempo suficiente. — Le deshago el nudo de la corbata y me inclino para besarlo.

Su erección se endurece aún más entre mis piernas haciéndome gemir. Le desabrocho los botones de la camisa uno a uno. Besando su pecho y pasando la lengua por sus abdominales.

Dios, es tan guapo. No me sorprende que todas las mujeres se giren para mirarlo con sus perfectos trajes hechos a la medida que no ocultan para nada sus horas semanales en el gimnasio.

Es dueño de medio Nueva York. Un hombre que le gusta estar al mando, tener el control del Corporativo y de todo lo que lo rodea. Intimidante y respetado desde maestros y aspirantes a abogados, hasta fiscales y jueces. Tan jodidamente buenísimo de pies a cabeza.

Hace que las piernas me tiemblen solo con verlo y cuando lo veo en su papel de abogado, ejecutivo intimidante aún más. Quiero quitarle la ropa en dónde sea que estemos y follármelo. Nadie puede culparme por desear a mi guapo futuro esposo. Tampoco puedo culpar a todas las mujeres que probaron sus deliciosas habilidades sexuales y siguen deseándolo, yo en un año no he tenido suficiente de él. Jamás tendré suficiente de él.

Pero lo que me hace distinta a todas es la manera en que él me mira, como si fuera lo más valioso que tuviera. Como puede follarme hasta dejarme sin sentido y sin poder sentarme, pero también hacerme el amor de la manera más delicada posible, como si fuera una fina porcelana que puede romperse. Como me protege y se enoja cuando lo desafió.

Pero también puede regalarme 365 rosas por cada día que hemos estado juntos, tener tantos detalles conmigo que me hacen enamorarme de él cada día. Verlo con nuestros hijos e incluso dormir tranquilamente abrazándome.

Dormir y despertar a su lado es todo lo que siempre quise, pero no sabía que lo quería, ahora que lo tengo no podría vivir sin él; sin perder diez minutos tratando de despertarlo cada mañana.

Un fuerte gemido sale de su garganta sacándome de mis pensamientos y entonces ¿En qué momento le bajé los pantalones y el bóxer? Sujeta con fuerza las sábanas y se corre en mi boca.

¡Joder! Gracias a Dios no estábamos en un lugar público. Pero como no lo disfruté como me gusta, continuó esta vez con toda la atención puesta en él. En sus ojos oscuros por el placer, como su cuerpo sigue tenso después de un orgasmo y su respiración acelerada.

— ¡Joder! — Echa la cabeza hacia atrás y me encanta saber que yo provoco eso.

Cada vez que muerdo con suavidad y aprieto sus testículos maldice varias veces entre dientes. Forma un puño con mi cabello y tira suavemente. Hundo las mejillas haciendo que vuelva a gemir. Un rato después comienza a dolerme, pero no se corre y no pienso detenerme hasta que lo haga.

UN BESO DE SEDUCCIÓN. (TS #2)Where stories live. Discover now