CAPÍTULO 23.

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Aarón.

Hacer que Aisley se sienta incómoda por cualquier cosa es muy divertido, la manera en que se sonroja. Pero es aún mejor cuando Danielle la hace sentir así, de esa manera solo se enoja con él y no conmigo.

Pero la manera en que me mira desde que estábamos en el teatro del colegio, en otro momento me encantaría, pero ahora no. Sé que no piensa esperar una semana más y a este punto, yo tampoco. Y no me equivoqué. Sale del vestidor con ese maldito vestido negro que tanto me gusta, con el que la conocí en el club y se da la vuelta lentamente.

Tengo que esconder ese vestido una semana más.

Ahora le queda muchísimo más ajustado en las caderas, la espalda totalmente descubierta.

— Aisley, no me hagas esto. — Se muerde el labio inferior y veo la determinación en su mirada. No va a aceptar un no por respuesta.

— Yo no estoy haciendo nada. — Se encoje de hombros y necesito dejar de mirarla. — Solo quiero que me des un beso. — Se sienta a horcajadas en mi regazo y el vestido se sube un poco. — No tendrás nada que romper. — Se levanta el vestido y no lleva bragas. ¡Joder!

Lleva sus manos a mi cabello y antes de que pueda decir algo me besa. Murmuró su nombre contra sus labios, pero por supuesto no le importa, no ahora. Sobre todo, cuando pongo mis manos en su cadera.

— No me digas que no de nuevo. Ya me siento bien. Estoy perfectamente bien. — Comienza a mover las caderas lentamente. — Tú nunca me dices que no. — A la mierda con todo esto.

Me pongo de pie y pego su espalda a la pared. Rodea mi cintura con sus piernas sin soltar mi cabello, mis labios bajan hasta su cuello y de su garganta sale un gemido. Extrañaba tanto ese sonido.

— Si te sientes in... — Pero no me deja terminar, vuelve a besarme profundamente. Nuestros dientes chocan un par de veces.

— No me vas a lastimar. — Quito una de mis manos de su cadera y la llevo hasta su entrepierna.

Al introducir dos dedos hace la cabeza hacía atrás casi golpeándose con la pared y vuelve a gemir.

Unos minutos después la ropa está por toda la habitación. En este momento ya ni siquiera recuerdo porque no deberíamos de tener sexo. Mientras la llevó a la cama, sonríe victoriosa. Pego el lado derecho de su rostro al colchón y jadea pesadamente. Su respiración es un desastre, al igual que la mía.

La hago arquear la espalda, abre las piernas antes de que yo lo haga y la vista no podría ser mejor desde aquí. Pongo las palmas de mis manos en su trasero apretándolo con fuerza y continúa jadeando, aferrándose a las sábanas, podría seguir haciendo esto toda la noche sin ningún problema.

— Aarón. — En su tono de voz noto desesperación.

Me inclino y paso mi lengua por su entrepierna, inmediatamente se le eriza la piel, de su garganta escapa un gemido cuando presionó su clítoris y luego se corre con un fuerte gemido.

— ¡Dios, Dios! — Exclama sin aliento.

Su interior se contrae y aprovechó para entrar de un solo empujón que la lleva hacía adelante.

Dice mi nombre entre gemidos. Contrae aún más su interior a mi alrededor casi de una forma dolorosa. Meto la mano entre sus piernas y se tensa un poco, pero cuando comienzo a presionar su clítoris con el pulgar se relaja automáticamente. Unos segundos después vuelve a correrse, su interior palpita y se contrae, ahoga un grito contra la almohada que es sustituido por mi nombre entre gemidos.

Sigo sujetando sus caderas mientras intenta recuperar el aliento inútilmente. Nuestros cuerpos hacen ruido cada vez que chocan. Me inclino para pasar la lengua por su columna y su piel se eriza al contacto, subo hasta su cuello en donde muerdo un poco. Sus labios forman una perfecta y deliciosa O cuando acaricio su oreja con mi nariz.
Apoyo los antebrazos a ambos lados de su cabeza e inmediatamente lleva las manos a ellos, sé que de esta manera logró entrar aún más profundo y también sé que le encanta, su rostro dice más que mil palabras.

UN BESO DE SEDUCCIÓN. (TS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora