CAPÍTULO 17.

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Aarón.

Estoy en ese punto entre quedarme con Aisley y salir a toda prisa de la habitación para ver a Aidan, al igual que ella necesito verlo. El par de minutos que no escuché su llanto fue como si me hubiesen apuñalado en el pecho. Pero es mi madre quién está con él.

Una hora después de que Aisley se quedará dormida, decido salir de la habitación. Necesito saber cómo está Aidan. Pero en el pasillo me encuentro a William y a Ezra discutiendo con dos médicos.

— Doctores Káiser, lo lamento, pero no pueden ser parte del caso de Aidan Ivanova, son sus familiares y saben que no lo pueden hacer.

— Me importa un carajo, yo puedo tener los privilegios que quiera en esté y en cualquier otro hospital.

— El jefe no autorizó que ustedes tuvieran privilegios, solamente la doctora DeLuca.

— Yo soy el jefe del jefe de tu jefe. — Es increíble que estén discutiendo en estos momentos.

— ¿Qué pasa aquí? — Tengo que intervenir antes de que William golpeé a uno de estos médicos. Obviamente me explican que es un código, que un médico no puede llevar el caso de sus familiares. — Aidan Ivanova es mi hijo y yo puedo traer a los especialistas que quiera para su atención. Karina DeLuca es mi madre, así que Ezra y William Káiser harán todos los estudios necesarios para mi hijo. — Uno de los médicos le da un iPad a William a regañadientes, supongo con el expediente. — Necesito saber cómo está. — La cabeza me va a explotar.

— Sigue en terapia intensiva, pero estable. — Al menos eso es bueno, creó. — Karina decidió que pasará algunas horas con ayuda respiratoria para que tenga un poco más de fuerza en los pulmones y después pueda hacerlo por sí solo. — Continúa leyendo el expediente y en una parte abre mucho los ojos. — Aidan peso tres kilogramos, Aisley tenía treinta y tres o a lo mucho treinta y cuatro semanas de embarazo. — Ezra le quita el expediente a su padre y hace la misma expresión.

— Hay bebés que nacen a los nueve meses pesando eso e incluso menos. — Ezra me muestra el expediente y efectivamente, su peso fue de tres kilogramos exactos. — ¿Cómo está mi hermana?

— Hace una hora se quedó profundamente dormida, estaba muy cansada. — Asiente y me da una palmada en el hombro. — Necesito verlo y cuando Aisley despierte es lo primero que querrá hacer.

— No vas a poder tocarlo y tienes que entender que está conectado a un respirador. — Me dice William y asiento. Subimos hasta el área de terapia intensiva en dónde están mi madre y Alicia.

— Cariño, va a estar bien. — Mi madre me abraza y me acerco hasta la incubadora en dónde está Aidan, con un tubo en la boca... — Tenía que hacerlo, es lo mejor para él, los medicamentos ayudaron, pero queremos evitar problemas en los pulmones o falta de oxigenación en el cerebro.

Es tan pequeño y me duele verlo así, es mi hijo, ¿Por qué tuvo que pasar esto?

— Es fuerte, su corazón está en perfecto estado, latidos estables y normales. — Me dice Alicia que se pone de pie a un lado de mí.

— Voy a revisarlo de nuevo, o no estaré tranquilo. — Dice Ezra y casi olvidaba que es cardiólogo.

— Aisley no puede verlo así. — Justo en ese momento entra Régine.

— No te preocupes, le suministramos un sedante, necesita descansar varias horas después del parto, lo más probable es que despierte hasta mañana o quizá en la madrugada. — Sólo asiento y escucho a mi madre suspirar.

— Te dejaremos solo con él unos minutos cariño. — Me pasa unos guantes de látex. — Puedes tocarlo, pero ten cuidado. Habla con él, le hará bien escucharte. — Me pongo los guantes y me dejan solo con Aidan.

UN BESO DE SEDUCCIÓN. (TS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora