CAPÍTULO 11.

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Aarón.

Odio estar en el presídium y el rector no para de hablar. Puedo ver perfectamente a Aisley, pues está justo frente a mí y pude ver como abría su toga para mostrarle su preciosa barriguita a dos mujeres que estaban en la fila frente a ella y tenía esa sonrisa burlona en sus labios.

— A continuación, escucharemos un discurso. — Aisley pone los ojos en blanco con fastidio. — Egresado de Harvard, de los mejores abogados penalistas en Nueva York, socio mayoritario y fundador con tan solo veinte años del Corporativo Ivanova. Sedes en Estados Unidos, Italia, Rusia, Francia e Inglaterra. — Solo falto un redoble de tambores. Además, estamos en la graduación de leyes, por supuesto saben quién soy. — Con ustedes, el doctor Aarón Ivanova. — Comienzan los aplausos y me pongo de pie abrochando el botón de mi chaqueta.

Aisley me lanza un beso y creó que ahora sí pondrá atención. No hablo hasta que todos se quedan en silencio y Aisley sonríe burlona, me aseguro que haría eso, obviamente no se equivocó.

— A partir del día de hoy finalmente podrán ser llamados abogados, buenos o malos será su decisión. Miren hacía atrás y piensen si siguen siendo esos adolescentes con sueños de convertirse en abogados. Algunos se quedaron en el camino, otros están aquí felices de haber conseguido ese sueño, otros ni siquiera les interesa. — Veo varias expresiones de sorpresa. — No puedo decirles exactamente como será su vida laboral de aquí en adelante, es imposible saberlo, pero de algo estoy seguro, no será fácil. No existe un medicamento para tener motivación, pero si existe una fuente muy grande de frustración. Las oportunidades que se les presenten en el camino, grandes o pequeñas, tómenlas. Hace unos meses le dije a alguien lo siguiente: las oportunidades lo son todo en la vida. — Aisley sonríe, probablemente recordando ese día. — Sueñen en grande, manténganse en esa nube, pero tengan en cuenta que la caída puede ser muy dura. La clave en triunfar es levantarte cada vez que te caigas, no rendirte y aprender de esas caídas. Arriésguenlo todo y quizá logren ser millonarios en un par de años. El miedo no es un aliado, vuélvanse inquebrantables, tengan carácter o no lograrán prácticamente nada como abogados. Este día no es el comienzo del resto de sus vidas, simplemente terminan una etapa de estudiantes. No necesitan un título universitario para lograr algo y si lo dudan, estoy de pie frente a todos ustedes. Hoy tampoco se convierten en adultos, ya lo eran antes de estar aquí sentados esperando un diploma y posteriormente un título universitario que no les garantiza un lugar en este campo laboral. Me gradué a los veintidós años de Harvard, dos años después de fundar lo que hoy es el Corporativo Ivanova, ya existía una sede en Boston, Nueva York y Rusia. Construí mi propio imperio sin tener un título universitario. La mayoría de ustedes están esperando respuestas de algún bufete grande o no, otros ni siquiera tienen idea de que quieren hacer con su vida laboral y otros, tienen un empleo fijo. Probablemente muchos de ustedes están aquí sentados esperando a que Heather, mi directora de recursos humanos los llamé, lamento desilusionarlos, pero probablemente eso no pasé. Mi pregunta aquí es, ¿Qué esperan para construir su propio imperio? Arriésguenlo todo por ustedes y por las personas a quienes realmente aman, sus padres, hermanos, hijos, esposas, novias. — Miro a Aisley que tiene lágrimas en los ojos. — Y quizá en diez años puedan estar en mi lugar. Con un imperio, dando un discurso en una universidad, contando algo de su historia y alentando a futuros abogados, con una hermosa mujer a su lado. — Muchas miradas se centran en Aisley. — O bien, con un buen hombre a su lado. No rechacen oportunidades por más pequeñas que sean. Construyan su propio imperio.

No quise mostrarle a Aisley mi discurso, porque simplemente no tenía uno, se me ocurrió en este preciso momento. El rector estrecha mi mano y regresó al maldito presídium en medio de aplausos. Pero me tengo que poner de pie para continuar estrechando manos y entregando diplomas, los flashes entre cada alumno que me estrecha la mano, lo hago de forma mecánica y ni siquiera tomo en cuenta cuando me lanzan esa sonrisa estúpida, realmente no escucho los nombres de nadie.

UN BESO DE SEDUCCIÓN. (TS #2)Where stories live. Discover now