CAPÍTULO 24.

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Aisley.

Al día siguiente despierto con un ardor en la entrepierna, un delicioso ardor. Después de darle de comer a Aidan, lo dejo dormir nuevamente con Aarón y Andrei que no tienen ganas de levantarse. Pero no los culpo, es sábado, yo soy la que puede dormir hasta algo tarde. Le doy un beso a mis tres guapísimos hombres y bajo a la cocina.

— Tienes cara de que te dejaron increíblemente follada en la noche. — La voz de Danielle hace que me sobresalte.

Me giro para verlo con la mano en el pecho. Esta sentado en un taburete con una pantalonera y una sudadera azul que creó es lo que usa para correr.

— Me asustaste idiota. — Suelta una carcajada.

Se pone de pie para darme un beso en la mejilla, luego retira un taburete de la isla para que me siente.

— ¿Qué haces aquí a esta hora?

— Fui a correr a Central Park y acabo de llegar. — Pero aquí hay algo que no está bien. Ni siquiera me mira a los ojos.

— Danielle... — Me mira y hay algo diferente en su mirada. Algo que no había visto nunca antes, ¿Culpa? — ¿Qué pasa? — Pongo una mano encima de la suya y suspira. — Sabes que puedes decirme lo que sea. — Asiente al mismo tiempo que toma aire.

— Ayer tuve un día difícil en la farmacéutica, fue de esos días que las cosas no salen bien y te estresas. — Asiento comprendiendo lo que quiere decir. — El sexo para mí siempre ha sido una manera de liberarme de todo, sobre todo en el segundo piso del Seducción. — ¡Ay no!

— ¿Tuviste sexo con alguien más? — Le pregunto con los ojos muy abiertos. — Danielle, pensé... — Pero me interrumpe.

— Si he tenido sexo con otras mujeres mientras estoy con Régi, pero siempre con su consentimiento, ya te expliqué todo eso. — Asiento y me relajó un poco. — Pero créeme que me sentiría mejor si me hubiera follado a otra sin que Régi lo supiera. — Ahora ya no entiendo.

— Tienes que ser claro, no te entiendo. — Frunzo el ceño y vuelve a tomar aire.

— Se me fue la mano con el látigo, mucho... — Abro y cierro la boca tratando de decir algo, pero no lo consigo.

Se pasa la mano por el rostro con frustración y se pone de pie.

— Estaba demasiado estresado, jamás ninguna mujer había tenido que usar su palabra de seguridad para el dolor, ¡Jamás! — Repite haciendo énfasis.

— ¿Cómo está Régine? — Se deja caer en el taburete con una exhalación.

— Tiene la espalda y el trasero con muchas heridas. — Baja la mirada y tomo su mano entre las mías. — Aisley, jamás se me había bajado una puta erección tan rápido en toda mi puta vida, cuando dijo la palabra de seguridad y vi lo que había hecho. — Estrella el vaso de whisky en la isla poniéndose de pie otra vez. — Deje de estar estresado, pero luego me sentí tan jodidamente culpable que fue mil veces peor, en algunas heridas de su espalda había sangre Aisley. — Vuelve a sentarse y puedo notar que se cortó la palma de la mano.

— Tienes que... — Pero me interrumpe.

— ¡No me puedo calmar Aisley! — Eleva mucho la voz y resuena en toda la cocina. — ¡Golpeé a la mujer que amo, joder! — Sus palabras me toman por sorpresa. — Y me siento tan culpable. — Me pongo de pie y lo abrazo, es increíble lo tenso que está. — La saqué inmediatamente de ahí y en el camino al penthouse llamé al médico, le puso no sé qué cosas en las heridas y le dio un medicamento para el dolor.

— ¿Cómo está? — Retiro los vidrios que aún quedan en la isla con cuidado para que no vuelva a cortarse.

— Salí a correr mientras dormía, yo no podía dormir, la culpa no me dejaba hacerlo y verle las heridas solo me hacía sentir peor, yo fui quién lo provocó. — Me rodea con sus brazos suspirando.

UN BESO DE SEDUCCIÓN. (TS #2)Where stories live. Discover now