CAPÍTULO 31.

602 43 1
                                    

Aarón.

Quién diría que Danielle terminará teniendo tres hijos a la vez. Después de que nos fuimos del hospital no volvimos a hablar con él hasta la noche. Solo me envió un mensaje para que pasáramos al penthouse y les lleváramos ropa.

Andrei eligió los trajes que usaremos en la sesión fotográfica, gris claro.

— ¡Aisley! ¿Cuál vestido vas a ponerte? — Grito desde el vestidor pues ella está en el baño desmaquillándose.

— ¡Verde esmeralda! — Abro los cajones en dónde tengo las corbatas y busco una maldita corbata verde. Luego recuerdo porque dejo que ella elija la que voy a usar.

¿En qué momento compré tantas?

Justo en ese momento aparece Aisley aun secándose la cara con su pequeña toalla rosa.

— ¿Qué buscas?

— Una corbata verde, ¿Por qué tenemos que usar del mismo color que tu vestido? — Me saca la lengua y me muestra su vestido, de manga larga, pero con un discreto escote. — Prefiero el escote en la espalda. — Me sonríe.

Rápidamente toma tres corbatas de distintos cajones y las pone encima de su vestido.

— Mi amor, son verdes las tres, son iguales. — Pero niega con la cabeza.

— No son iguales. — Me señala con el dedo índice, guarda dos y una la pone encima del traje para colgarlo junto con su vestido.

Esto me hace recordar cuando estábamos decorando la habitación de Aidan, me hacía elegir entre tonos de azul que eran exactamente iguales, pero decía que no. Yo elegía uno, pero ella terminaba eligiendo el otro.

— ¿Cómo las elegías antes sin mí? — Nunca lo había pensado.

— Quizá por eso hay tantas, simplemente tomaba la primera que veía, con trajes negros no hay problema el color de la corbata. — Rodea mi cuello con sus brazos, pero los tiene que subir mucho.

— ¿Por qué tienes que medir dos metros? — Me hace un puchero y suelto una carcajada.

— ¿Por qué tienes que medir un metro? — Tira suavemente de mi cabello haciéndome reír.

— No mido un metro, mido como un metro sesenta, y tú como dos metros. — La levanto para sentarla en la isla central del vestidor y así no tener que mirar hacia abajo.

— Un metro noventa y dos. — Pone los ojos en blanco.

— Casi dos metros. — Suelto una carcajada y me da un beso en la barbilla. — La primera vez que estuvimos juntos me daba miedo que me fueras a partir en dos o algo así.

— Tonta. — Suelta una carcajada y observo fascinado lo preciosa que se ve sin maquillaje. — Me encanta como te ves así. — Acaricio su mejilla con el dorso de la mano.

— Déjate crecer la barba otra vez. — Suspiro y niego. — Por favor, me encanta como se ve.

— Aún es extraño verte usar mis camisetas sin tu barriga. — Baja la mirada y asiente.

— Extraño usar mi almohada. — Suelta una carcajada y yo pongo los ojos en blanco.

— Odio esa almohada. — Durante dos meses la prefirió a ella que a mí.

— Oye, tú no llevabas a un bebé dentro. — Protesta y le doy un beso en la frente como siempre, sonríe. — Ahorita me vería como elefante. — Aún siento que me quitaron tiempo viendo a Aisley con su barriga.

— Te veías preciosa mi amor. — Rodea mi cintura con sus piernas y quiere besarme.

— Tengamos otro bebé. — La miro fijamente y no bromea. — Mi amor, quiero una niña, hay que tener otro bebé.

UN BESO DE SEDUCCIÓN. (TS #2)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora