•『25』•

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Nisha.

Bienvenida a casa
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—¡Papá me prohibió verte!

para, primero, tranquilizate, si estas enojada saldrá peor—él siempre intentaba calmarme cuando ni yo misma podía.

Sus llamadas en la noche eran lo más cercano a la libertad que yo podía conocer.

—Podemos vernos a escondidas...

—¿Estas seguro?, Kylan, si nos atrapa estamos muertos.

—estoy dispuesto a correr ese riesgo, por verte un par de horas, princesa.

Colgué la llamada, al otro día planeamos vernos en el callejón más alejado de la plaza principal, uno de los lugares más oscuros de toda Ordana.

Todo iba perfecto, nos besábamos bajo la luz de la luna, imaginando una vida juntos, éramos tan solo un par de niños enamorados que planeaban su futuro sin saber que pasaría luego, sin saber lo mucho que sus vidas cambiarían. De pronto ya no estábamos en el callejón, ahora  me encontraba discutiendo con Kylan por alguna razón que no entendía, luego estábamos en un auto, en la noche donde todo se fue al carajo. Volví a vivir ese momento en que nos dimos nuestro último adiós y no volvimos a vernos.

—Nini, no es justo que me alejes, Sabes que yo solo intentaba ayudar...

—eso ya no importa en este momento, Kylan, ¡necesito que te alejes de mi!, ¡si estamos juntos estás cosas pasan! Ya no quiero verte, no vuelvas a buscarme.

Menti esa vez, aún lo hago, sabía que la mejor solución no era alejarlo si no aferrarme a él, pero mi yo de quince años solo podía ver la sangre a su alrededor, el cuerpo sin vida tirado en la acera, yo quería acabar con todo el dolor que sentía en su pecho y ver a Kylan solo la hacía sentir más culpable, más monstruosa.

—No hagas esto... Déjame ayudarte, yo puedo—lo interrumpí.

—¡No!, por favor Kylan, Olvídame, a partir de hoy, no formo y nunca formé parte de tu vida, ¿Quedó claro?

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Despierto, Estoy agitada y con el rostro sudado, recordar esos momentos no me hace ningún bien, solo reviven el hecho de que soy una maldita, siempre lo fui, lastimando a las personas que me rodean, dañando a cada paso que doy. Ese día rompí un poco al viejo Kylan, a ese que aprendió a amar sin pensar en nada, a ese que sentía empatía por los demás, a ese que tenía humanidad y cree un monstruo sin sentimientos totalmente sanguinario.

Me encuentro acostada junto a Kylan, recostada boca arriba en su inmensa habitación blanca, adornada con cortinas rojo vino, bellísimas.
Solo estamos ahí, mirando el techo, sin mirarnos, sin tocarnos, solo conviviendo en el mismo espacio.

—Tenemos que hablar sobre nosotros, Nini, ha pasado mucho tiempo...

—Lo se, casi tres años sin vernos, es bastante tiempo.

—lo sé, hay tanto que decirnos... Sinceramente no sé por dónde empezar.

—tal vez podrías empezar por decirme por qué no me odias, deberías hacerlo después de lo que te hice, pensé que te habías ido del pueblo, pero resulta que estuviste aquí todo este tiempo, evitandome, responde a eso.

—Quise irme lejos, lo intenté varias veces, pero supongo que no puedo alejarme, por alguna razón siempre que planeaba salir del pueblo algo me hacía reconsiderar la idea.

• 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙍𝘾𝘼𝘿𝙊𝙎 •Where stories live. Discover now