• 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙍𝘾𝘼𝘿𝙊𝙎 •

•『61』•

            Besos eléctricos
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La fiesta ya está lista, todo se ve hermoso, decorado con muchos colores, el salón brilla con pequeñas luces que cuelgan del techo, realmente se han esforzado para que se vea bien.

—Ve y arreglate, esto está a punto de comenzar.—Me dice Diana con una caja en sus manos—ten, tal vez sea de tu agrado.

Y con eso se marcha dejándome sola.

Me dirijo a mi habitación, pero veo a Lionn en una esquina y me detengo inconcientemente, él está jugando con la pulsera en su muñeca y mira fijamente el suelo, parece cansado, preocupado y yo sé él motivo. Lentamente me acerco a él, hasta estar a su lado, me siento en un banco pensando que decir.

—Los salvaremos Lionn, tienes mi palabra.—pongo mi mano es su espalda para que sepa que que estoy para él.
Se tensa instantáneamente, pero no se quita.

—No puedo creer que busqué toda mi vida a alguien tan repugnante como ella...

Supongo que lo de su hermana es más importante, haberse enterado que ella mató al amor de su vida debe ser una de las cosas más difíciles de todas. Pensar en eso me hace sentir culpable, porque yo soy igual o peor que Raven, he matado al hombre que me protegió desde niña, mi propio padre y como si eso fuera poco, mentí sobre su muerte como si no valiera nada.
No me gusta recordar, se me seca la garganta y las palabras se traban al hablar, parece que la mentira quiere salir a la luz pero mi cerebro inconcientemente la retiene, si esto algún día sale al mundo, no solo perderé a mi madre, si no también a Alex.

—Es tu hermana Lionn, es normal que te sientas así, pero créeme, llorar no arreglará las cosas, los muertos solo son eso, muertos, es mejor quedarse con los momentos buenos.

Yo solo espero que él entienda, que me dé posibilidad de ayudarlo, que se abra, que Vicius lo suelte un momento y deje que mi mano lo cure. No soy Cassandra, nunca seré como ella, podré ser parecida, pero un clavo no saca otro clavo y obligarlo a mirarme como miraba a ella es tan doloroso para mí como para él.

—¿Cómo puedes fingir que todo está bien?, ¿Cómo vives así?, ¿Cómo es que puedes poner una sonrisa incluso si te rodea la oscuridad?—es ahora cuando levanta su mirada y me mira directamente a los ojos. Su cercanía me embriaga, su olor me llega a caladas e inunda mi sistema, como una droga.

—No finjo que todo está bien Lionn, se que estoy rodeada de muerte, es solo que ya he vivido tras las rejas toda mi vida, en una prisión que juraba protegerme y me cansé, ahora quiero comerme el mundo, quiero ser libre, quiero vivir la adolescencia que me quitaron.

—¿Acaso nunca lloras?

He llorado tanto, me quebré de mil maneras pidiendo perdón, suplicando que el tiempo retroceda, pidiendo ayuda a gritos sin emitir ningún sonido, hasta que la oscuridad comenzó a tomar el mando y mis penas eran demasiado pesadas para ser soportadas. Me quedé sin ganas de vivir, sin ganas de levantarme por las mañanas, sin apetito y no podía explicarlo, tan solo quería dormir, hasta que algún día ese error dejara de doler tanto. Incluso intenté morir, muchas veces de hecho, pero mi maldito cuerpo se curaba en cuestión de horas. Así que si, lloro, lo hago cada vez que su nombre pasa por mi mente, cada vez que imagino a Alex llorando, cada vez que recuerdo el rostro de Félix muerto por mi mano.

Claro que no diré eso, no quiero que nadie tenga pena de mí.

—De nada sirve estar triste o llorar, créeme, he pasado por todo eso, pero eso nunca sirvió de nada. Por primera vez en mi vida tengo amigos, gente que me sigue, un hogar que se siente como mío, eso es lo valioso, es por eso que sonrío, porque la oscuridad de la que soy ama está frustrada de que siga encontrando luz. 

Lionn me mira con una leve sonrisa, acuna mi mejilla con su mano fría y luego habla.

—Eres una mujer increíble Nisha, logras poner a cualquier monstruo a tus pies. ¿Sabes que es lo que más me gusta de ti?

—¿qué?

Él se relame los labios y habla.

—Que a pesar de estar aterrada, manejas el infierno y a sus demonios como tú quieres, me incluyo, incluso ahora, me armas y desarmas como quieres, pero realmente amo que lo hagas.

No se que responder, quedo procesando lo que ha dicho, no sé si es un insulto o no.

—Jamas he conocido a una persona que logre domar al demonio que vive en mí, pero tú, incluso hablaste con él y ¡carajo!, ninguno de los dos podemos controlar lo que nos provocas...

—¿Qué te provoco?

Pregunto ingenuamente, intentando sacarle la mayor información posible, creo saber que es lo que dirá, pero oírlo de sus labios, es música para mis oídos.
Ignoro el hecho de que haya dicho "Nos", refiriéndose a Vicius, porque me asusta lo que pueda decir esa parte de él.

—Me gustas.—Su dedo pulgar dibuja círculos en mi mejilla—Pero no quiero que pienses que es por mi pasado, ni se te ocurra pensarlo, me gustas por ti, lo que eres, me gusta lo que soy contigo.

La música suena a nuestro al rededor y la gente comienza a llenar el lugar, pero para nosotros, no había nadie más ahí, solo nuestros ojos, solo nuestros latidos.

Mi corazón parece salirse de mi pecho, es extraño, me siento bien, me gusta tenerlo cerca, Lionn es un chico fascinante.

Él me mira esperando una respuesta de mi parte, tal vez me tardé demasiado en dársela, frunce el seño como si entendiera que dije que no e intenta levantarse, pero no lo dejo. Tomo su camiseta con mis dedos firmemente y lo atraigo hasta mí, hasta pegar nuestros labios en un beso, uno muy apasionado y lleno de emociones reprimidas.

Tocar sus labios se siente como el cielo, como si mi boca estuviera hecha para besar la suya, como si hubiera encontrado a alguien especial. Jamás había sentido algo así, ese cosquilleo en la espalda que parece mágico, fantástico. Estoy segura que algo más pasa aquí, porque la sensación que me producen sus manos en mi piel, tomando mi cintura debería ser ilegal.

Entonces ocurre algo extraño que me hace detener. Mi marca me está dando pequeñas descargas eléctricas. Abro los ojos y lo miro, Lionn parece igual de confundido que yo, él se toma el cuello con su mano como si hubiera sentido lo mismo que yo.

—¿Qué fue eso?—pregunto al aire.

—No tengo idea, pero fue la mejor sensación del universo.

—Ya lo creo—Reimos incrédulos.

Fue una electricidad placentera, que jamás había sentido pero que quiero volver a experimentar.

—Besame de nuevo—habla Lionn de repente y la sonrisa se le ha borrado del rostro.

Yo me inclino para besarlo otra vez

—Nisha, fui a buscarte a tu cuarto pero no te encon—una voz masculina nos interrumpe y hace que nos separemos al instante.

—¡Alex!—Exclamo sorprendida parandome inmediatamente como si nada hubiera pasado.

Mi hermano mira la escena divertido y habla.

—Ve a vestirte, está noche tienes que conocer a todos, excepto por Lionn, al él ya lo conoces de sobra...

Nunca había visto a mi hermano celoso, eso me divierte, su ceja levantada y los brazos cruzados cuál padre molesto.

Río y me levanto para hacerle una seña a Lionn y luego desaparecer hacia mi habitación.

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Es hora de ir a la fiesta, es momento de divertirme y alejar todos esos malos pensamientos de mi mente. Por está noche, seré una adolescente normal, borracha y con los pies cansados por bailar sin parar.

Tenía pensado usar el vestido rojo que Kylan eligió para mí, pero cuando abro la caja que Diana me ha dado simplemente no puedo evitar sentirme emocionada, se trata de un vestido largo, rojo de pies a cabeza, acentuado en la cintura pero con una caída de tull bellísima.
Me lo pongo, me maquillo y me ato el cabello en una coleta alta.

Estoy lista para la mejor noche de mi vida.