𝙎𝘼𝙂𝘼 𝙇𝙀𝙏𝘼𝙇𝙄𝙎
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En cada extremo del pueblo, tanto en Eurion como en Ordana, viven seres fantásticos, humanos con habilidades fuera de este mundo, pero, este sitio no es tan agradable como podría parecer, aqui no hay cuentos d...
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Impulsiva •❅──────✧✦✧──────❅•
—¡hey!, ¿estás bien?
Abro los ojos y me encuentro a un Alex todo preocupado que me mira confundido.
—Estoy bien, sólo fue una pesadilla.
Mientes...
—Una pesadilla por esa película que pusiste— le reclamo tontamente, ignorando la voz en mi cabeza.
Esa voz se la pasa diciéndome lo mentirosa y asquerosa que soy, pero no puedo callarla, no sé como.
Me necesitas para eso...
—Ow, ¡la niña tiene miedo!— dice haciendo un puchero.
—Era tan mala que me dió pesadillas.
Me mira con cara de pocos amigos, claramente disgustado con mi comentario, pero no dice nada, solo se da vuelta para seguir durmiendo.
Y se preguntarán, ¿Qué haces tu en la cama de Alex? Pues simple, el maratón. Todos los miércoles y sábados tenemos nuestro maratón, ya que son los días en los que Danna no trabaja.
Dudo si volver a dormirme, pero el cansancio ataca y mis ojos se rinden ante él . Sólo pido a los dioses que me dejen dormir en paz y que esa voz deje mi cabeza.
(...) ━━━━━━━ ⟡ ━━━━━━━ Despierto más cansada que cuando me dormí en la noche. Para mi suerte no he soñado con nada.
Hoy es día de pastas en la escuela y eso me entusiasma porque amo las pastas, sea cual sea, es mi comida favorita.
Me levanto rápidamente de la cama, cepillo mis dientes y me dirijo a la cocina para tomar una taza de café que Danna esta preparando.
—¿Quieres galletas?
—No gracias, llevo barras de cereal en la mochila—digo sentándome en el banco de la isla.
—Al paso que vas terminarás desmayada por no desayunar bien—Dice ella en forma de regaño mientras me sirvo el desayuno ignorando lo que le dije.
Yo sólo río y procedo a comérmelo ya que no se puede contradecir a Danna o se pone como loca.
—¿Y Alex?
—En el baño, sabes que este chico tarda un siglo en arreglarse—contesta ella.
—La perfección lleva su tiempo, lo que pasa es que ustedes dos son cachivaches despeinados—habla Alex entrando a escena con el cepillo de dientes en la boca.
—¡Oye!—grita Danna—te has quedado sin comer.
Alex hace cara de ofendido.
—¡De todos modos tu comida siempre está salada!—exclama él, en el segundo en qué corre del trozo de trapo que su madre le arroja—¡tira lo que quieras!, ¡pero sabes que es verdad!, ¡Nisha también me lo dijo!
