• 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙍𝘾𝘼𝘿𝙊𝙎 •

•『58』•

        Privilegios de lider
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Es de noche, el cielo de la terraza es iluminado por la inmensa luna llena y las estrellas que la rodean como pecas.

Estoy sola hoy, mis soldados están descansando, mañana es su día libre, los marcados que entreno también duermen. Todos los que me rodean viven bien o mal, pero lejos de mí.

Ser líder tiene sus privilegios, aquí hago lo que quiero, pero también tiene sus desventajas, jamás tendrás a nadie, la gente te odiará porque les haces cumplir las normas, así son las cosas, así se mueve el mundo.

Recostada sobre el concreto de la gran azotea, bajo la noche estrellada, me pongo a imaginar como sería mi vida si nada de esto hubiera pasado, si los cazadores nunca me hubieran encontrado, si mi hermano y mi madre aún estuvieran conmigo. Probablemente estaría sentada en la mesa grande, cenando, jugando a las cartas con Lionn mientras mi madre nos sirve el postre, la tarta de fresa que tanto me gustaba, han pasado años desde que no la pruebo.

Me imagino en mi habitación, moldeando figuras de arcilla para adornar la mesa de luz, las manualidades se me daban bien, a Lionn le gustaban mis figuras, a veces se escabullia a mi cuarto para robar algunas, pero luego se sentía culpable y me las devolvía.

Ese chico era mi guía, mi pilar, me apoyaba en él para todo, incluso para caminar. Mis primeros pasos los di tomada de su mano, mis primeras caídas de la bicicleta, fueron gracias a sus empujones, mis primeras sonrisas, fueron gracias a su compañía.

Todo iba bien, pero luego ocurrió lo del secuestro, pensaba y juraba que Lionn me rescataria, que solo debía aguantar un poco más, que todo pasaría cuando él apareciera a sacarme de ese infierno y volvamos a casa para ser una familia feliz, pero, los días fueron pasando, se volvieron meses, los meses, años y él jamás apareció. Recuerdo perfectamente como esos malditos cazadores se burlaban de mí por tener esperanzas en mi hermano, se reían de mis sueños mientras me mataban a golpes por el simple hecho de que estaban aburridos y yo no me defendía.

No debí confiar en Lionn, se que hice mal en eso, pero la niña que una vez fui, lo amaba, lo idolatraba, él era el héroe de mi cuento, solo que cuando crecí, entendí que los héroes no Siempre valen la pena. un héroe sacrificaría tu vida por salvar al mundo, pero un villano, un villano sacrificaría el mundo por salvarte a ti. Yo quiero ser esa clase de villano.

De pronto el hambre arriba en mi estómago y decido bajar a comer algo, me dirijo a la cocina y me preparo un sandwich. Le pongo huevo y tomate, como le gustaba a Lionn. Satisfecha con mi cena me siento en las muchas sillas de la gran mesa. El lugar es tan grande que podría gritar y se escucharía el eco, no hay nadie más aquí, solo yo, cenando a las dos de la mañana.

Una idea probablemente estúpida se cruza por mi cabeza, pero no quiero estar aquí sola, quiero cenar con alguien. Preparo otro sandwich y salgo de la cocina rumbo a los hornos, en el camino me replanteo sobre mi decisión, pero ya es muy tarde para dar marcha atrás.