• 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙍𝘾𝘼𝘿𝙊𝙎 •

•『43』•

                 Inmunidad
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Mientras tanto...

  Juré que mi vida acababa ese día, junto a la mujer que amo, dispuesto a recibir incluso una bala por ella...

  Yo estaba muriendo, pero Nisha seguía ahí, inmóvil, sin hacer nada más que mirarme a los ojos mientras esos idiotas me sacaban sangre por lugares de mi cuerpo que no conocía.
Debía hacer algo para que ella escapara, quizá yo le dé tiempo y ella pueda salir corriendo o esconderse de esos dementes. Aunque supongo que yo no soy mejor que ellos.

He matado tanta gente en mi vida que ya perdí la cuenta, pero para ser sinceros me da igual quien viva y quien no, esas personas no me interesan en lo absoluto.

Débiles, no pudieron hacer más que pedir piedad de mi parte, Idiotas.

Recuerdo una conversación que tuve con Nisha hace mucho tiempo ya, la primera vez que asesiné, la primera vez que le atravesé la garganta a un explotador de mujeres.

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—Sé que en tu perturbada cabeza crees que eso estuvo bien Kylan, pero no es así, ¡lo que hiciste te hace igual o incluso peor que ese tipo!—fue lo que Nisha dijo al ver el cuerpo tirado en la acera aquella vez.

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  Quizá la impresionó el ver tanta sangre salir de un mismo sitio, tal vez simplemente no le agradaban esas cosas, pero algo era seguro, en ese momento ella aún no pertenecía a este mundo, a la sangre y la destrucción, a las armas y los asesinatos, ella aún creía en un universo perfecto, plagado de finales felices y maravillas.  Estaba claro que algún día chocaría con la realidad y creo que haberse dado cuenta de todo lo horrible del mundo la cambió para siempre, desde el día en que sus manos se mancharon de sangre ajena, la volvió más cruel, más despiadada, más desconfiada y más letal.

Me encuentro esposado, casi sin ropa y con la cara sangrando. Los cazadores me atraparon, pero no me mataron, estoy seguro que me necesitan para algo más, tal vez planean quemarme, ahorcarme frente a todos por traición, de todas maneras no importa. Aquí estoy, encerrado en una habitación, en un sucio cuarto que parece de motel por las luces rojas que cuelgan del techo.

  La puerta se abre de golpe y por ella ingresa una mujer que yo conozco bien, tiene el cabello oscuro, ojos azules y un vestido que no deja nada a la imaginación. Ella es el tipo de mujer que disfruta de su sexualidad abiertamente, sin importarle la opinión de nadie, supongo que por eso es que siempre consigue lo que quiere, la seguridad en ella misma la hace una ganadora. Sabe defenderse y sabe ser dulce, podría ser la chica perfecta para Alex, pero lastimosamente, es cazadora y Alex un marcado.

—Kylan, tanto tiempo—Dice ella, con su típica mirada que te eriza la piel.

—Hola, Tarah.