• 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙍𝘾𝘼𝘿𝙊𝙎 •

•『36』•

 Tortura
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Siento frío... no sé donde estoy, lo último que recuerdo es a Félix, al cambia formas y esa maldita ilusión, recuerdo a los cazadores entrando al cuarto, pero luego todo se volvió negro, ¿En qué momento salí de la iglesia?, ¿por qué estoy en un auto?, no lo comprendo, mi mente esta desorbitada.

Miro a mi alrededor en busca de respuestas y lo que veo me deja aterrorizada, mi respiración comienza a agitarse, mi cuerpo a temblar y mis manos a sudar, no puede ser cierto, esto no puede estar pasando... otra vez.

—¿sucede algo?—Kylan me pregunta mientras acaricia mi muslo.

¿Cómo llegó el aquí?

—¡Es Félix!—grito sin poder controlar lo que sale de mi boca.

Es como si estuviera viendo un video en primera persona, un recuerdo doloroso y no puedo manejar mis acciones. Esto tiene que ser una pesadilla.

Me bajo del auto y Kylan me acompaña, Félix me mira entre enojado y confundido.

Sé lo que está por pasar, pero por mucho que lo intento, no puedo cambiar el rumbo de las cosas.

—confíe en ti, Nisha—dice mi padre acercándose a mi—me has decepcionado, mucho.

Lo sé.

—no he hecho nada malo, papá, Kylan no es malo para mi, ¡entiende!—respondo mecánicamente.

—¡es un asesino!, lo he visto arrancar cabezas, ¡sin pestañear!, ¡por dios!, mujer, ¡reacciona!—dice tomando violentamente mi brazo y jalándome lejos de Kylan—
aléjate de él ahora mismo.

—La esta lastimando señor— habla Kylan por fin.

No recordaba su lado amable, hace tanto tiempo que ya no es asi.

—tú te callas, ¡asesino!—grita Félix apretando aún más fuerte mi antebrazo, yo me estremezco del dolor y Kylan se oscurece completamente, avanzando como un toro furioso hacia mi padre.

—¡la está lastimando!—exclama empujando lejos a Félix.—ni se le ocurra volver a tocarla o no me llamará asesino en vano...

—¿crees que te tengo miedo?, solo eres un niño—Félix ríe, metiendo una mano en su en la parte de adentro de su abrigo, cuando menos me lo espero, saca un arma y apunta directo al rostro de Kylan, este mira con odio al portador de la pistola y avanza un paso lento mientras ríe macabramente.

Él nunca le tuvo miedo a la muerte.

—mateme, este vivo o muerto, jamás dejará que Lea y yo estemos juntos, dispare, no tengo nada que perder.

y entones escucho el disparo, un sonido seco que se desvanece tan rápido como la bala atraviesa el cuerpo de Kylan. Por suerte, solo da en su hombro y esto no lo mata, pero para mi, para lo que yo veo, él ha muerto, ha caído al piso sin vida.

Ahora sé que fue un malentendido, que Kylan estaba con vida, pero la Lea del pasado no lo sabía.

Me veo a mi misma gritar, llorar y patalear, yo juraba que se me acabó el mundo en ese instante y supongo que tenia razón, pero no por las razones correctas.

Mi corazón late a mil por hora, comienzo a ver borroso, miro mis manos y estas están de color negro, forradas por una especie de enredadera que va subiendo por mi brazo hasta llegar a mi rostro. Me siento sumamente poderosa, con un humo negro haciéndome lucir aun más tenebrosa. pierdo el control de todo, de la vista, de mis manos, de mi hablar, de mis sentir y ataco a la primera persona que tengo en frente, al hombre que mató a Kylan.

Mi boca se abre y de esta sale un grito que seguramente puede romper cualquier ventana. veo como el cuerpo de mi padre vuela por los aires, sé que estoy apretándolo con tanta fuerza que el aire en sus pulmones no alcanza a pasar y su corazón deja de latir.

Quiero parar con todas mis fuerzas, pero no puedo interferir en un recuerdo, no puedo cambiar el rumbo de las cosas, mi cuerpo no me responde, tan solo soy una espectadora, es más fuerte que yo. no tengo control de nada, acabo de matar a mi papá, por segunda vez, estoy reviviendo recuerdos dolorosos que creí olvidados.

Entonces lo tuve más claro que antes, Kylan es un asesino, sí, pero yo, yo soy un monstruo.

A esto le temo tanto, a mi misma. Soy un peligro, una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento, porque esto ya me ha pasado varias veces, ya me he convertido en este monstruo al menos unas cinco veces en mis diecinueve años, pero nunca hice tanto daño como este día...

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Puedo jurar que estuve reviviendo ese recuerdo y el rostro de Alex petrificado por la noticia, durante tanto tiempo que las lagrimas ya se hicieron una casa en mi mejilla, pero entonces, cuando me convenzo de que este es mi infierno y que jamás saldré, despierto del trance, encontrándome en una habitación rodeada de otros marcados que están encadenados y amordazados igual que yo, todos tienen cables en su cabeza y parecen estar sufriendo, así que deduzco que cada uno ve algo parecido a lo que yo vi, es tan cruel, que hasta lo creí imposible de los cazadores. Inspecciono el rostro de cada marcado y entre ellos veo a una niña que llora desconsoladamente, dudo que pase los diez años, se ve muy mal. Sigo mirando las caras y mi corazón se paraliza al ver el rostro de Lionn, rojizo e irritado por las lagrimas, este se encuentra diciendo cosas que no comprendo, tiene cadenas en sus muñecas y ataduras en sus pies.

—¡no me dejes!, ¡por favor!, no, no, ¡no!—y llora aún más. Los están torturando y comprendo que es por eso que el lado malvado de Lionn pedía ayuda, es por eso que decía que le dolía algo que pasaba aquí dentro, esta sufriendo y yo no puedo ayudarlo.

—¡Eh!, ¡esa despertó!— grita uno de los cazadores que se encuentra por ahí. Él y otros cazadores corren hacia mi y yo pido al cielo que no lo hagan otra vez, tal vez no seré capaz de soportarlo.

Kylan ayúdame, por favor...