•『75』•

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                 La batalla
                    Parte 1
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Llorando a más no poder, salgo del refugio, me topo con la fría intemperie  y la calle solitaria. Da la impresión de que todo esta bien, pero entonces, mientras camino por el medio de la calle, noto un poco más lejos de mi, a un chico de espaldas, parado en el asfalto mirando sus pies, desde mi lugar no logro verlo claro y parece solo un hombre perdido, pero entonces él levanta la cabeza y puedo ver su rostro.

Mi corazón se aprieta en mi pecho.

Alex.

Él corre alejándose de mí y yo lo sigo hasta llegar a la plaza principal en la que se posiciona al centro y se sienta  en el piso con las piernas cruzadas, parece estar esperando algo.

—¡Alex!—Grito acercándome velozmente a él.

Supongo que la adrenalina me hace actuar sin pensar antes. Él voltea a ver quién lo llamaba y me mira con confusión, como si no me reconociera.

—¡Ahora!—Grita un chico que sale de la nada, lanzando una navaja a mi espalda. Reacciono tan rápido que ni yo me creo cuando lo veo, pongo mi mano entre la navaja y mi cuerpo. El cuchillo se detiene y es mi momento de actuar, lentamente lo giro, haciendo que apunte al muchacho. El arma se va disparada hacia ese hombre y se clava firmemente en su hombro haciendo que grité de dolor.

En ese momento, otro chico sale de su escondite y se abalanza sobre mi, este parece desprender de sus manos electricidad pura, se oye el ruido de las cargas rompiéndose. De pronto un rayo impacta contra mi pecho y yo vuelo unos metros por el suelo, rápidamente me levanto, aunque muy adolorida y me preparo para defenderme.

El chico me lanza descargas a toda velocidad mientras yo intento esquivarlas sin mucho éxito, hasta que escucho mi nombre en un grito detrás de mi.

—¡Usa tus poderes!, ¡Usa tu oscuridad!— Alana y un grupos de marcados se encuentra parado a mis espaldas dispuesto a defenderme. Parece que me han seguido desde el refugio.

Cierro mis ojos, suelto un largo suspiro cargado de emociones y solo lo dejo fluir, dejo que mi lado malvado salga a la luz una vez por todas. De pronto mis pies ya no tocan el suelo, estoy levitando, rodeada de un gas negro que crece más y más. Levanto mi mano y el humo toma al chico eléctrico del cuello, comienza a hacer presión hasta que veo que el aire ya no cruza por sus pulmones, luego lo lanzo ferozmente contra el muro de una casa.

Ahora salen cada vez más marcados de las sombras, ellos se dispersan como si de un metódico plan se tratase, pero está claro que está vez no me ganaran.

No hay cazadores, solo marcados, la mente maestra de este plan hizo todo esto para pensaramos que los cazadores son los enemigos, cuando en realidad, son los mismos marcados los que matarán sin pensarlo.

Veo salir a Katrina y Cameron de su escondite, pero uno de mis soldados rápidamente se pone frente a ellos dispuesto a pelear. Cameron sonríe y con un movimiento de brazos, toda el agua del lago que esta a unos cuantos metros de nosotros, comienza a rodearlo. Mi soldado puede correr a una velocidad mucho más alta que cualquier ser humano. Mientras él intenta evadir el agua, Katrina crea un tornado para rodear al chico. El aire lo toma sin que pueda hacer nada, el muchacho continua corriendo dentro del huracán, pero a medida que sus piernas ceden, el tornado lo golpea. Hasta que ya no puede más y el aire lo consume, lo sacude con tal fuerza que su cuerpo se deshace, dejando de él solo un manchón de sangre espesa en el piso.

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