•『64』•

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              Desaparición   •❅──────✧✦✧──────❅•

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El frío en mi espalda me despierta, estoy acostada en la cama de Lionn, él me abraza suavemente pero no veo señal de Vicius, así que supongo que regresó a su lugar de orígen.

No puedo creer que anoche me acosté con dos hombres y no solo eso, si no que uno es un maldito demonio.

¿Estoy loca por pensar que realmente me gustó y que me replanteo volver a hacerlo?

—Buenos días bonita—susurra Lionn con voz ronca por acabar de despertar. Definitivamente es uno de los sonidos más sexis que escuche en toda mi vida, podría pagarle tan solo para que despierte a mi lado.

—Buenos días...

Él se intenta levantar pero lo abrazo por la espalda en el intento de que se quede un momento más, quiero quedarme así, por un largo tiempo, sin tener que pensar en nada más, solo él y yo.

—¿Podemos quedarnos así un rato más?—pregunto viendo como él sonríe tiernamente.

No puedo descifrar su mirada, es una mezcla de ternura y lujuria y cariño. Me mira como quisiera quedarse a vivir en mi cara.

—No estaría mal, pero quiero encontrar a mis amigos, les debo eso, Katrina y Carter aún están afuera Lea, podrían correr peligro.—el me da una caricia en la mandíbula y se levanta en dirección al baño.

Supongo que no puedo ignorar lo que sucede afuera, no puedo ser egoísta.

                       (...)
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Cuando salgo de la habitación lo primero que veo es a una Alana muy avergonzada salir del cuarto de nada y nada menos que... Alex. ¿Alex?. Ella lleva sus tacos en sus manos, el pelo desordenado, y su vestido hecho trizas, haciendo juego con su maquillaje corrido y los labios hinchados.

Ambas nos miramos durante unos segundos sin saber que hacer, hasta que la cabeza de Alex se asoma por la puerta y su rostro palidece al verme en el mismo estado o incluso peor que su chica.

—¡¿Qué demonios pasó allí dentro?!, ¿Lionn?, ¿De verdad?, Me das mucho asco.

El chico detrás de mí ríe al oír a mi hermano pero sin mediar palabra con ellos, pasa a mi lado y gira mi rostro para plantar un pequeño beso en mis labios resecos.

—¡Voy a matarte!—Exclama Alex corriendo tras Lionn mientras desaparece por el pasillo.

Alana y yo nos quedamos paradas admirando la persecución y riendo por lo idiota que pueden ser ambos.

                       (...)
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Es hora del almuerzo y todos nos sentamos en la gran mesa a comer lo que Alana preparó, aún no estoy lista para hablar con ella, luego de lo de mi hermano, me impactó, jamás había visto a Alex con mujeres, mucho menos acostarse con una, de hecho llegué a pensar que no le gustaban.

• 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙍𝘾𝘼𝘿𝙊𝙎 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora