• 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙍𝘾𝘼𝘿𝙊𝙎 •

•『28』•

       Directo al matadero
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Cuando vuelvo del bosque, Alex y el otro chico me miran extraño, como si supieran de dónde vengo.

—¿Fuiste con ella?—pregunta el dueño de la casa, quién me mira con los ojos llenos de una pesada tristeza, es probable que sienta que no puede ayudarla ahora, porque ha pasado mucho desde que se vieron por última vez, pero yo he visto los recuerdos de Nisha, se que ella lo ama, él es una de las personas más importantes en su vida.

—Si.

¿Tenía que responder?

Él simplemente se da la vuelta y sube las escaleras dejándome solo con Alex.

—Me alegro que la hayas visto, ella tiende a... Cambiar cuando se enoja.—Habla él.

—Creo que he ayudado, aunque ahora está hablando con Thais, el apareció de la nada.

La cara de Alex cambia y se ensombrece.

—ese maldito...

Thais es mi mejor amigo, pero está vez si se ha pasado, usar a dos mujeres de esa forma está mal en todos los sentidos.

Aún no entiendo como es que esta mujer se volvió tan importante para mi, si hace menos de dos meses quería matarla. Supongo que su personalidad hace que me sienta atraído. Ahora entiendo porque esos dos están tan locos por ella.

He comenzado mi viaje, en mi mente planifico cada punto estratégico que deba tener en cuenta a la hora de enfrentarme a los cazadores.

Me adentro en el bosque de los caídos en busca de mi amigo o algún indicio de él. Sé que se esconden en una iglesia, gracias a que anteriormente seguí a Nisha, así que ese es el primer lugar al que debo ir, lo malo, es que a diferencia de ella, mi marca no está en un lugar oculto de mí cuerpo. Si no en el sitio más visible de todos.

En mi cuello.

• ✾ •

—Hey, Lionn, ven, ¡el teléfono esta sonando!

—¡Ya voy!, solo espera un poco, no seas tan molesta Raven, estoy terminando de servir el almuerzo.

—Lionn... hay unas personas que me dan miedo, están afuera de casa...

—¿Qué?¿quiénes?

Un disparo se escucha, luego todo es confuso y borroso.

—¡Tiene la marca en el cuello!, ¡atrapenla!.

—¡Lionn!, ¡Ayúdame!

Intento levantarme pero una corriente de dolor intenso me atraviesa el cuerpo. Tengo un balazo.

—¡Raven!, ¡iré a salvarte!

Y luego me desmayo.

• ✾ •

Ese maldito recuerdo se cruza por mi cabeza, como una visión, como un flash que atravesó mi cerebro, sacando todos mis malos momentos a relucir.

Desde ese día jamás ha vuelto a ver a Raven, no sé dónde está, ni si sigue con vida, por más que la he buscado hasta debajo de la última piedra, jamás la he encontrado. Supongo que es imposible encontrar a un muerto...

Levanto mi camiseta y ahí esta, cicatriz de disparo que sanó hace tiempo, heridas internas que aún no logro sanar. Esta cicatriz que tanto mal me trajo, esta adornando mi abdomen.

Me escabullo en el bosque, en la parte más profunda, hasta llegar a lo que parece una Iglesia antigua. La rodeo buscando posibles entradas traseras pero me encuentro todo menos eso.

Cinco hombres armados se encuentran en ronda, conversando y bebiendo de lo más bien mientras en el centro yace el cuerpo de una mujer acuchillada, Aterrador.

—Esos malditos fenómenos—dice uno de ellos pateando la cabeza de la chica. Esta se estremece y gime por lo bajo. Aún esta viva.

Estos hombres nos están cazando desde mucho antes de que yo naciera, es como si lo primero que les enseñan a sus hijos no es a caminar o andar en bicicleta, si no armarse y matar a los que son diferentes a ellos.

Intento escabullirme por la puerta trasera pero luego de intentarlo me arrepiento completamente. Puedo pasar sin que me noten pero no estoy seguro de que entrar por la puerta trasera haya sido la mejor opción.

Al pasar noto que hay distintos cuartos, esto ya no parece una Iglesia, si no un matadero. Los nombres de dichas habitaciones estaban marcadas a un lado de las puertas, había muchas, las que pude leer dicen "celdas", "monitoreo", "Pruebas", "gimnasio" y la más impactante, "Purificación". He oído historias acerca de la última puerta, se decía que dentro de ella habitan las peores torturas de todos los siglos, nunca he sido testigo de alguna de ellas, pero imagino que debe ser verdad.

En mi cabeza sólo pienso que tengo que encontrar a Gus cueste lo que cueste, vivo o en pedazos, pero debo llevarlo a casa.

Paso mi mano por las distintas puertas, tratando de sentir algo que me indique donde esta mi amigo, pero lo que siento y experimento es distinto. Es una sensación extraña, de familiaridad.

La puerta con el nombre "celdas" parece sospechosa y me da una sensación extraña.

Busco las llaves por todas partes pero no hay ninguna, no tienen cerradura, parecen tener un lector de tarjetas.

—Oye, la jefa dijo que vayamos a ver a los nuevos marcados, parecen estar causando problemas.—hablan a mis espaldas.

Decido esconderme cuando escucho a uno de los hombres aproximarse, este saca una tarjeta y la pasa por el lector, es mi momento de actuar. Tomo al cazador por las espaldas y con mi antebrazo presiono su cuello hasta dejarlo sin aire, este cae al suelo inconciente. Tomo la tarjeta y la utilizo para entrar a lo que pensé que era una habitación, pero resulta ser un pasillo inmenso, con más puertas, con diferentes colores, desde blancas a amarillas, rojas y negras, todas cerradas.

Las celdas.

De pronto comienzo a escuchar voces aproximándose y me desespero. Me paro de repente frente a los cazadores y me mento en su cerebro, pensando que podría detenerlos.

Todo esta oscuro, no hay nada, existe algo que bloquea sus mentes y no me deja acceder, pero eso no es posible en humanos, ¿entonces?, ¿ qué es lo que esta pasando?.

Ahora de verdad me estaba asustando, me metí a la boca del lobo y no se cómo salir, me estoy poniendo nervioso, no puedo morir aquí...

Entonces recuerdo lo que mi madre me había dicho hace tiempo.

"En momentos de sumo peligro, cualquier cosa, por más insignificante que sea, puede salvarte la vida"

Y una idea viene a mi mente, pero debo implementarlo rápido o me atraparán.

Corro escaleras arriba escapando de los cazadores, ellos vienen detrás de mí, pero por suerte soy más rápido. Saco la hebilla que sujeta mi pantalón y me propongo abrir alguna puerta, tengo que huir de alguna manera, si dentro de las habitaciones hay lo que creo que hay, me ayudarán a salir nuevamente.

Escucho a los cazadores hablar a lo lejos mientras me buscan y yo sólo bajo las escaleras nuevamente hasta llegar a la puerta. Inserto la hebilla y la giro suavemente como hacia cuando era niño, para huir de los cazadores, como hacia para abrir los cerrojos cuando me atrapaban. Entonces la puerta se abre, la empujo lentamente y...

No es gus...

—¿Lionn?, ¿eres tú?