• 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙍𝘾𝘼𝘿𝙊𝙎 •

•『63』•

                Desenfreno
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Nuestros labios se mueven en sincronía, su lengua se abre paso para arrazar conmigo y es ahí cuando me doy cuenta de dónde estamos.

—Lionn—lo detengo difícilmente, él parece confundido ante mi drástico cambio—Nos están viendo.

Se gira y nota como las personas ahogan risitas a nuestro al rededor, él suelta una carcajada también. Se acerca a mi oreja y suave pero seductoramente me dice:

—A mi cuarto.

Con malicia sonrío y tomo su mano para seguirlo hasta el pecado. Noto que Alana me mira burlona, sabe a dónde me dirijo y eso le da risa.

Atravesamos los pasillos hasta llegar a la habitación que le otorgaron a Lionn. Al entrar él cierra la puerta detrás de nosotros y sin pensarlo dos veces su boca atrapa la mía. Su beso no es dulce o lento, es desesperado, ancioso, apasionado, lleno de ganas reprimidas. Me dejo lleva por sus manos y nos dirigimos a la cama, se sienta y yo me pongo a horcajadas sobre él, sus dedos viajan con rapidez hacia mi piel, mueven la tela de mi espalda y la recorren a gusto. Es entonces cuando lo miro a los ojos y veo algo que me sorprende, sus cuencas están totalmente negras, a excepción de sus pupilas que resplandecen en rojo.

—Vicius...

—Soy Lionn, pero creo que él quiere salir.

Tener sexo con Lionn es una cosa, pero con Vicius es... raro.

—¿Lo dejarás salir?—Lionn sigue moviéndose bajo mi cuerpo, llevándome a un sitio que yo llamo el paraíso. Mi voz tiembla pero no me detengo.

—¿Quieres qué lo haga?.

Vicius es parte de Lionn, decirle que no, es como negarme a aceptarlo a él, tal vez deba intentarlo, al fin y al cabo, sigue siendo Lionn, ¿verdad?.

Ante mi duda, Lionn lleva su rostro a mi cuello y lo hunde en él, besando y succionando la piel como si no hubiera un mañana. Lo que me hace flaquear, mi mente está nublada por el placer.

—Si...

Mi voz se oye en un susurro desesperado por más y él lo entiende exactamente así. Deja caer su cabeza hacia atrás dando paso a Vicius.

Pensé que sus ojos cambiarían de color, que su voz sería diferente o que tal vez sus palabras sonarían de otra manera, pero en lugar a eso, del cuerpo de Lionn sale un gas color negro que nos envuelve en un segundo, haciendo que por instante me levante de dónde estoy, el humo rodea y pasa detrás de mí, sorprendida miro a Lionn esperando una respuesta, pero él levanta la cabeza y me mira, sus ojos son normales, no hay señal de Vicius, no hay rastro de que algo malo le haya pasado.

—¿qué caraj...—retrocedo un paso y mi espalda choca con algo o más bien alguien. Asustada me giro para llevarme una de las más grandes sorpresas de mi vida, se trata de un chico casi exactamente igual a Lionn, a diferencia de sus ojos, los cuáles poseen las mismas características que las de Vicius.