Capitulo 22

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Hoy es otro día donde me despierto con el mejor de los humores. Fui a la universidad a ponerme al día y por no tener la última clase pude venir de nuevo al apartamento para alistarme tranquilamente para ir a trabajar.

Me da bastante intriga como y algo de nervio cómo será todo ese ambiente laboral, es decir, hace una semana la gerente se aprovechaba como la Bruja que es solo para sentirse superior, ahora no se ni qué pasó con ella. Por otra parte está Daniel que sigue siendo mi jefe y bueno, ya no es como si fuera un simple amigo fácil de pasar desapercibido.

Me termino de maquillar y voy a verme al espejo cuerpo completo. Como hoy tenías ganas y tiempo de arreglarme me esforcé más de lo normal por lo que llevo una falda tubo gris, una blusa blanca holgada por dentro de la falda,manga larga de hombros destapados, tacones azul oscuro de plataforma, me alice el cabello y maquillaje sencillo con labial vino.

Divina.

Salgo de la habitación para ir a comer helado a la cocina mientras espero a Sara para irnos, no muchos minutos después ella entra mirándome de arriba a abajo levantando una ceja, yo río.

— Alguien quiere impresionar al jefe. — Dice con burla.

— Solo tuve ganas y tiempo para arreglarme.

— ¿Y los tacones? Odias caminar con ellos. — Pregunta retadora.

— Estos son cómodos.

— ¿Y la falda? Dices que son incómodas.

— No está mal ser algo femenina de cuando en vez. — Me encojo de hombros.

— Te alisaste el cabello ¿Desde cuándo haces eso? — Entrecierra los ojos.

— Desde que tengo tiempo.

— ¿Y el labial? No te gusta estar mucho tiempo con labial.

— ¿Vas a seguir? — Pregunto ya cansada de su juego.

— ¿Vas a admitir que te arreglaste para tu jefe?

— Yo no me arreglo para nadie, el que me vaya a querer que lo haga como venga. —le lanzó una cuchara y ella ríe.

— Considerando que Daniel ya te vio dormida con pintura en la cara, recién despertando, con el periodo, borracha, vomitando, gritando, odiosa, repelente..— Enumera, la interrumpo.

— Ya entendí.

— El punto es que ya demostró que te quiere y que el amor nos vuelve ciegos. — Dice con burla.

— ¡Oye! — me ofendo.

No me arregle para alguien pero en caso de ser así, supongo que se alguien lo tiene merecido por lo que no estaría mal.

¿Cierto?...

— Vamos a llegar tarde, vamos. — Le digo mientras tomo mis cosas y me dirijo a la puerta, la escucho silbar a modo de piropo detrás de mí, volteo a verla mal.

— ¿Que? Estas toda mamasita, quizás te den un ascenso... O contra el pavimento.

¿Khe?

Blanqueo los ojos ojos y salgo de ahí con ella detrás de mí.

Estando frente a la entrada de la empresa me acomodo el cabello, me aliso la falda y remuevo los dedos dentro de los zapatos. No saber qué cambio ahí dentro me causa algo de ansiedad, odio no tener control sobre las situaciones, suspiro y entró con Sara a mi lado, ella se va directo a su lugar y yo hago lo mismo dirigiéndome al que supongo aún es mi escritorio, en el camino siento miradas sobre mi que ignoro categóricamente, saludo unas que otras personas hasta que llegó, me consigo una pequeña pila de carpetas, muy pocas para las que ya me había acostumbrado. Alguien carraspea detras de mí, me giro encarando a la persona.

Enseñame a Querer Where stories live. Discover now