Capitulo 3

1.8K 187 74
                                    


               DANIEL WHITE.

Salgo del restaurante sin despedirme de nadie, no se cómo me siento, si molesto, agobiado, feliz de que esté bien o furioso de  cómo terminó todo, aunque, ni siquiera se podría decir que "terminamos" porque eso nunca pasó.

Muevo la palanca del auto aumentado la velocidad en la carretera vacía, bajo la ventana y dejo que el viento me azote en la cara pero de nada sirve, por más que quiero no me quito su maldita imagen entrando a la iglesia vestida de blanco con ese imbécil al lado.

Se veia como una Diosa.

Calla consciencia.

Desvío el camino y en veinte minutos estoy frente a la casa, tengo que sacarla de mi cabeza. Bajo lanzando la puerta del auto sin ningún cuidado y lo rodeo mientras me desencajo la camisa. Toco el timbre dos veces hasta que abre.

— Que...

— ¿Estas sola? — Pregunto directamente ignorando su confusión y asombro.

— Si...

— Bien. — Camino a la cocina por un vaso de agua. — Ve a la habitación y quítate la ropa.

Sonríe y obedece. Respiro hondo yendo tras ella, la consigo parada frente a la cama terminando de sacarse el pantalón, la jalo hacia mí tirando de la braga la cual destrozo y ataco su cuello mientras magreo sus pechos con fuerza.

La empujo a la cama, me quito la camisa bajo su mirada, desabotono el pantalón sin quitarlo y solo saco el falo erecto.

— Ven aquí. — le señalo la orilla de la cama, ella obedece sentándose frente a mi. — Saca la lengua.

Lo hace y paso mi falo por ella al tiempo que tomo su cabello.

— Abre la boca.

Le meto la erección en ella cuando lo hace y la guío como quiero que lo haga. Se atraganta más de una vez cuando empujo mucho y la dejo hacerlo sola.

Su llegada, la cercanía, el calor de su cuerpo contra el mío, su perfume, el cabello largo y castaño, los ojos avellanados más brillantes que nunca, los labios pequeños y carnosos. Imágenes pasan por mi mente como si de una película se tratase: mis manos recorriendo su cuerpo, mis labios apoderándose de cada curva, su inocencia la primera vez, su confianza en las siguientes y su dulzura en la última, su...

— ¿Que?

Salgo de mi martirio mental bajando la mirada hacia ella que me mira expectante.

— Dijiste "Alana".  — Dice cómo si estuviera repitiendo.

Maldición.

— Escuchaste mal.

— No escuc...

La callo empujándola atrás y acomodandome sobre ella, busca mi boca y la evado mientras me coloco el preservativo. La tocó, beso su cuello pero... No está el aroma que sigue impregnando en mi olfato. Me frustro y termino levantandome de nuevo.

— ¿Que pasa? — Pregunta mientras me coloco la camisa y acomodo la ropa. — Dani.

— No me llames así.

Salgo sin oírla y vuelvo a poner en marchar mi auto, esta vez conduzco con la velocidad al máximo y me salto semáforos ignorando las mierdas que gritan otros conductores. Karla conoce a Alana y obviamente lo que fuimos, para nadie en la empresa es un secreto que esa secretaria que trabajó para mí hace dos años también fue mi novia y casi la madre de mi hijo o hija. Me siento colapsado, dos malditos años sin saber de su existencia porque el primer año por más que pregunté e intente tener contacto con ella me fue imposible saber de ella. Un maldito año ahogandome en alcohol para olvidarla aunque fueran unas pocas horas, para nada porque el alcohol solo me hacía recordarla más. La lloré, me leí tantas veces la maldita carta que dejó que ya me la sé de memoria. Para el segundo año concentre toda mi energía y atención en el trabajo y en mi. Todo para que apareciera de la nada volviendo a revolver mi puta existencia.

Enseñame a Querer Where stories live. Discover now