Capitulo 7

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Hay dos caminos.

Me están siguiendo.

Uno de ellos es oscuro, como un callejón sucio y de él salen gritos desgarradores como un eco
¿Es mi voz?

Toco mis mejillas que se han humedecido ¿Por que estoy llorando? Toco mi vientre y no sé porque me duele el pecho al hacerlo.

Observo el camino contrario, ese que está más iluminado, al final de este se encuentra alguien con los brazos abiertos, no se vé más que su silueta pero tiene algo que me hace querer llegar ahí. Como un imán.

Escojo ese camino pero mientras más me acerco más lejano se ve.

Escucho un llanto, uno de un bebé. Busco con la mirada de manera desespera pero no hay nada ni nadie más
¿Me volví loca?

Sigo con mi camino hacia la silueta pero freno en seco al escuchar risas infantiles a mi alrededor... Pero estoy sola.

Todo parece alumbrarse aún más, una brisa fresca recorre mi cuerpo llenándome de repentina calma. Abro los ojos cuando otra figura más pequeña pasa corriendo por mi lado, solo que esta se detalla a la perfección... Es... ¿Un niño?

Tengo el impulso de tomarlo pero no lo alcanzo, no puedo.

Sigo su camino, solo veo su pequeña estatura, sus bracitos regordetos y cabello castaño abundante. Lo sigo con la mirada hasta que llega a la figura al final del camino quien de inmediato lo carga entre sus brazos riendo... Su risa.

Conozco esa risa.

Me quedo sin aire cuando todo es claro y ya deja ser una silueta para ser alguien...

Papá.

Me observa con sus ojos brillantes y felices, con una gran sonrisa saluda agitando su mano diciéndole algo al niño que carga y me da la espalda, quien no a parado de reír, un sonido que me hace sentir viva y completa.

¿Por que me siento así?

Papá lo voltea hacia mí y me congelo.

Sus ojos.

Son grandes, de color indestructible. Una mezcla de azul, gris y esmeralda.

Sus mejillas son rosadas al igual que sus pequeños labios, su cabello castaño claro se pega a su frente. Es hermoso, es el niño más precioso que he visto jamás y quiero besar cada hoyuelo que se forma en sus mejillas rellenitas.

Le devuelvo el saludo con la mano mientras en mi rostro siguen rondando las lágrimas, solo que esta vez son de ¿Felicidad?

Podría estar una eternidad viéndolo.

Papá le dice algo como si compartieran un secreto, el pequeño me vuelve a mirar atento y con la sonrisa más grande.

- Mami...

Me despierto de golpe.

Un peso sobre mi cuerpo no me permite sentarme, realmente no me puedo mover mucho con Daniel dormido sobre mi pecho y su brazo aún rodeando mi cintura, tal cual se acomodó antes de dormirse.

Limpio mis ojos, no es la primera vez que tengo estos sueños y siempre despierto de la misma forma: Ojos húmedos y corazón exaltado. Unos con peores que otros, este fue uno de los buenos (de cierta manera), supongo que pasar tiempo con Noah removió muchas cosas. Aún escucho el llanto de bebé, la risa infantil, aún veo su sonrisa, las mejillas sonrojada y los grandes ojos idénticos a los del hombre que duerme plácidamente sobre mí. Bajo la mirada hacia él, se ve tan pacífico y calmado así, aparto el cabello de su frente y sonrio viendo que aún saca un poco el labio inferior cuando duerme, como un sutil puchero. Mis latidos desbocados se acoplan con los suyos calmados, así me tranquilizo; al parecer nunca dejará de tener ese poder.

Enseñame a Querer Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin