Capitulo 10

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Maratón 2/2

Preparen su playlist más activo y rumbero para este capítulo mis amores. Me cuentan que canciones escucharon (si lo hicieron).

Pd: Físicamente en mi cuarto, mentalmente en tremendo tour rumbero con estos dos y mucho alcohol :) Nada puede salir mal ¿No?...

El viaje de los sueños.

DANIEL.

Confirmado, había perdido todo rastro de cordura.

Y el que me encontrara aterrizando de un avión con Alana para tomar un descanso del trabajo era la prueba.

Quizás hace un tiempo atrás eso hubiese sido lo más normal del mundo e incluso yo mismo lo hubiera planeado, pero ¿Ahora? Cuando hace apenas semana y media atrás no quería verla ni en pintura. Que cosas ¿No?

Sara y Adam ya habían llegado de su luna de miel esta mañana, asi que ya no teníamos una razón para estar juntos, aunque, en el fondo, muyyy en el fondo creo que por eso también acepté venir aquí, tal vez esté retrasando el momento en que ella deba irse de nuevo y todo regrese a la estúpida normalidad.

— Y ahora... ¿Donde reservaste?

Se encoge de hombros.

— En ningún lado, ahora veremos.

La miro esperando el chiste, no llega.

— ¿Viniste a otra ciudad sin reservar ni mirar hoteles?

Si, seguía siendo un desastre.

Se sienta muy tranquila en una de sus maletas y empieza a mirar su teléfono.

— Relájate un poco, para eso tenemos el maravilloso Google Maps.

Rato después estábamos caminado a un taxi para ir al hotel que escogió — el cual no me dejó saber. — y mientras ella llevaba una de sus maletas, yo la ayudaba con la otra la cual pesaba bastante para ser solo ropa. ¿Desde cuándo Alana viajaba con tantas cosas? Tuvo que pagar extra por su equipaje.

— ¿Que diablos empacaste? ¿Bloques? — Le pregunto mientras acomodo sus maletas en la cajuela del auto.

— Zapatos, plancha de cabello, secadora, onduladora, algunos productos personales porque no me gustan los que ofrecen los hoteles y mi ropa.

Quedé perplejo.

— Solo estaremos tres días, no un mes.

— Nunca se sabe.

— Sara sal de ese cuerpo.

Rie restándole importancia. Aún no me acostumbro a esta Alana tan relajada y que no piensa las cosas para hacerlas, me recuerda mucho a la que se lanzó a un lago sin saber su profundidad ni nadar. Sonrio involuntariamente sin poder dejar de verla mientras le dice algo al conductor, me gusta verla así tan relajada y segura, riendo por todo y haciendo todo lo que le venga en gana... Aunque me frustre en el camino.

Contesto una llamada de la empresa y apenas digo unas pocas palabras cuando arrancan el teléfono de mis manos, le dice a la persona al otro lado de la línea que no estoy disponible y lo apaga guardándolo en su bolso de mano.

Enseñame a Querer Where stories live. Discover now