Capitulo 21

1.4K 148 31
                                    

Bajo a toda prisa del taxi sintiendo mis latidos retumbar en los oídos, diviso a Andrés parado cerca de la entrada del hospital con un cigarro en la boca y la mirada perdida, ya está comenzando el amanecer.

Espabila cuando estoy lo suficientemente cerca y me detalla de pies a cabeza.

— ¿Cómo llegaste tan rápido? ¿Por que traes pijama?

— Eso no importa ¿Como están Daniel y Diana?

En respuesta me señala con la cabeza la entrada para que lo siga, vamos directo al elevador y siento como mis piernas quieren flaquear cuando nos detenemos en el área de cuidados intensivos. Al final del pasillo están todos: Diana con un brazo enyesado y un collarín que le mantiene inmóvil el cuello, cerca de una puerta Amelia abrazando al señor Evans con la cara encondida en su pecho, Ana sentada al lado de la abuela de Daniel, Arón recostado a una pared con un café en la mano, Sara dormida en el hombro de Adán y me sorprende un poco ver a Alice y Luke también ya que estaban en su luna de miel todavía.

La abuela de Daniel es la primera en notarme y Ana la siguiente, esta última es quien sin pensarlo se levanta y viene directo a abrazarme, le correspondo aunque bastante tensa por sentir su cuerpo moverse a causa de su llanto. Ana es una mujer sentimental, pero también es de las que es muy complicado ver llorar. Tras ella todos los de la sala de espera ya han notado mi presencia y sus expresiones solo me quitan totalmente las ganas de preguntar.

Es el señor Evans quien después de darle una mirada a su esposa, se pasa una mano por debajo del ojo derecho y camina hasta mí, fuerza una sonrisa que pretende ser tranquilizadora aunque falla y me retira un mechón de cabello de la cara antes de soltarlo sin tanto rodeo.

— Daniel entró en estado de coma y hay una posibilidad alta de que no despierte. 

Mi suegro continua hablando pero yo ya no lo escucho, ni a él ni a nadie porque entonces mis oídos pitan, mi cabeza comienza a doler con fuerza y mi vista se nubla. El piso bajo mis pies se vuelve inestable y todo comienza a dar vueltas, tanteo hasta conseguir algo a lo que sostenerme.

— No.... No es cierto... — Es lo único que sale de mi boca mientras siento como el cuerpo pierde equilibrio y se me va.

No soy muy consciente de lo que pasa a  mi alrededor hasta que encuentro a Andrés delante pidiendome que tome agua mientras coloca un vaso de plástico en mi boca y una enfermera colocando alrededor de mi brazo un tensiometro.

No, las posibilidades son una mierda. Mi chico es fuerte y se levantará pronto.

Las voces a mi alrededor se escuchan distorsionadas pero aún así logro entender unas que otras.

Está en shock.

Le están subiendo de golpe los niveles, hay que sedarla.

Veo como traen en una silla de ruedas y pongo un poco de resistencia cuando van a sentarme ahí. No me quiero alejar de aquí, no puedo ahora.

— No me voy a despegar de aquí. — Digo y escucho mi voz como pesada.

En realidad yo me siento pesada.

Todos miran la escena y me avergüenza pero lágrimas ruedan por mis ojos. No he visto a Daniel, necesito verlo, tomar su mano, hablarle. Lo que sea, solo necesito estar para él.

Al estar sobre alguna camilla siento el pinchazo en mi brazo y todo se va distorsionando de a poco. Alguien toma mi mano y cuando veo es Sara.

— Todo estará bien, solo relájate. — me dice.

Las lágrimas no dejan de brotar, son incontrolables. Otra mano sostiene mi rostro y la gira para juntar miradas,  Andrés con mucha delicadeza limpia mis lágrimas, atrae una silla cerca de la camilla y después de sentarse comienza a acariciar mi cabello, eso me adormece más rápido. Gracias a lo que me inyectaron me cuesta seguir despierta y clara.

Enseñame a Querer Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu