Capítulo 19

1.7K 208 101
                                    


DANIEL.

Después de una breve discusión telefónica con papá sobre temas de la empresa mi día se ha amargado. Ya papá estuvo a cargo por más de 25 años, ahora está responsabilidad pasó a mis manos hace año y medio sin contar que desde pequeño fui acostumbrado a este ambiente y estos temas, he llevado bien todo por mi mismo hasta el momento, me gradué e hice cursos relacionados para aprender mucho más de lo que ya sabía, papá me cedió el cargo antes de tiempo porque me vió más que preparado y capaz ¿Y me va a llamar ahora para discutir temas en los que hace un año no se ha involucrado directamente?

Por otro lado lo que va de día ha sido pesado a mi parecer, empezando por el hecho de que no había pisado muy bien las instalaciones cuando frente a mi oficina me esperaba el imbécil de Iván con su insiste, repetitiva y nada lógica propuesta que ya perdí la cuenta de cuántas veces he rechazado, esta vez no fui tan gentil o educado al negarme y pude ver cómo salió furioso del lugar. Luego mi nueva secretaria tropezó y sin querer me tiró el café que traía y que manchó totalmente mi camisa blanca ¡Era mi favorita! Esta bien, no fue su culpa y todos cometemos errores, lo entiendo y por eso no le dije nada y le pedí relajarse cuando comenzó a disculparse como loca.

Definitivamente hoy no es mi día.

Y si, estoy de mal humor.

Y si, puede y va a empeorar ¿Como lo sé? Por quién entra a mi oficina sin siquiera tocar antes.

La miro un segundo, suspiro buscando paciencia y vuelvo a seguir con la redacción del correo que debo enviar a un inversionista.

— ¿Que haces aquí? Tu puesto está en el piso de abajo, digo, por si te perdiste.

No habla y detengo lo que hago para darle mi atención. No se ve igual que hace unos meses, ya no usa maquillaje tan cargado y noto que se ha oscurecido el cabello rubio a un castaño claro.

— Entonces...

— Debo hablar contigo. — Suelta con cierta duda.

— ¿De?

— Nosotros.

Es inevitable que rueda los ojos en señal de fastidio, ya esto es tan cansón para mí y tan denigrante para ella.

— Karla, no hay ni hubo un nosotros. — Le respondo con toda la tranquilidad que puedo reunir. Ella no me quita los ojos de encima pero se nota como le cuesta mantener la postura. — Estás en el trabajo, soy tu jefe, debes parar ya esto; no quiero volverme el malo de la historia.

— Necesito... Necesito hablar.

La observo. Nunca fuimos nada ni le dí alas, siempre fui claro y por lo mismo no entiendo su enamoramiento que raya a la obsesión ya. Lo sopenso y tal vez Alana tuvo razón al decir que yo no le di frente a esto de la forma más correcta, tal vez para mí no significó nada pero para Karla si tuvo algún peso. Tal vez ella solo necesita escuchar las palabras correctas de mi parte para dejar ir su capricho.

— Ok. Hablaremos. — Señalo la silla frente a mí y ella la toma, el escritorio nos separa. Es obvio que no sabe por dónde empezar así que tomo la primera palabra yo. — Lo siento ¿Si? Lamento si en algún momento hice cosas que pudieron ilusionarte sin darme cuenta, si confundiste el llevarte a algunas reuniones o tener algunas conversaciones. Y si, Karla, me apoyaste en su momento, te permití verme mal y estuviste ahí para mí, gracias por eso, no lo voy a negar y te lo agradezco.

Me siento un hijo de puta por decir esto más por obligación y porque sé que es lo que ella quiere oír y no porque sinceramente quiero disculparme. No me malentiendan, no estoy mintiendo con lo que digo pero siento que lo digo por obligación porque son cosas que ya había dicho antes, que habían quedado claras y que ahora estoy repitiendo.

Enseñame a Querer Where stories live. Discover now