Capitulo 23.

1.7K 151 82
                                    

ALANA.

¡¿EMBARAZO?! ¿Yo embarazada de nuevo?

¿Ahorita?

¿Me estas diciendo que quien sabe desde cuándo hay un bebé formándose dentro de mí y yo no he parado de hacer estupideces y descuidarme totalmente ignorante? ¡Por Dios! Hace menos de una hora me estaba agarrando a golpes con una psicópata, veinte minutos antes de eso saltando un muro, tampoco le he prestado atención a comer o descansar, el estrés ha sido muy alto al igual que las alteraciones ¿Y si pasa como la vez pasada? ¿Y si corro el mismo riesgo?

Por Dios ¡Un bebé!

Hay ropa en la mesita de un lado así que me levanto de la camilla y voy directo al baño a darme una ducha. Una vez lista me acerco al ventanal de la habitación, son aproximadamente las dos de la mañana pero aún así la vista es bonita con las luces de las calles y la luna en lo alto, me pierdo observándola. Seremos padres. Lloro pero sé que no es por tristeza, a pesar de tener toda una explosión de sentimientos la emoción junto con la felicidad predominan. La nostalgia también es algo que me pega, no estaba planeado pero solo yo sé las inmensas ganas que guardaba de ser mamá en un futuro, de por fin conocer a ese pequeño ser por el que moriría de amor y protegería con todo lo que tengo.

Salgo corriendo de la habitación para ir a la de Daniel, su padre se encuentra casi dormido en una silla de espera y se levanta cuando me ve llegar agitada.

- Amelia está dentro con él. - Me avisa. Luego me regala la sonrisa más radiante que le he visto desde que lo conozco y abre los brazos, no dudo ni un segundo en acercarme a abrazarlo con fuerza. - Entonces seré abuelo.

Sin soltarlo sonrio y un sollozo escapa de mí.

- Eso parece.

Me aparta sosteniendo mis hombros y detalla.

- Gracias por darme el honor de ser abuelo, se qué tú serás una madre excelente y podrás contar con nuestro apoyo incondicional.

Mierda ¿Dejaré de chillar en algún momento? ¡Me voy a secar!

- Gracias a ustedes por no dudar en aceptarme en su familia de nuevo.

Unos delgados brazos me sorprenden envolviendose en mis hombros, es Amelia, no la oí salir.

- Cariño, tu nunca dejaste de ser parte de nuestra familia.

Mis suegros se ríen de mí cuando vuelvo a llorar con fuerza y entre ambos me abrazan al mismo tiempo. Ahora río tratando de parar el llanto. Estoy tan feliz, esto sería perfecto si cierto chico encantador estuviese aquí, despierto.

Al señor Evan y Amelia se les nota el cansancio a simple vista.

- Vayan a descansar, yo me quedaré.

- ¿Segura?

Asiento.

- Ya me siento mejor y siendo sincera no he pasado casi tiempo con él. - admito con un dejé de tristeza.

Ellos parecen comprender y agradecer el gesto. Amelia habla:

- Le diré a la enfermera que se quedará de acompañante su esposa.

Sonríe y ambos se despiden. Esposa se me hace tan irreal el término. Entro a la habitación y vuelvo a verlo, el ya conocido nudo asfixiante en la garganta se instala mientras me acerco a él; pasó mis dedos por su cabello con suaves caricias. Lo extraño tanto.

- Oye, idiota, ya estás durmiendo mucho.

Acerco más a la cama una silla y una vez que he tomado asiento solo me queda observarlo y juguetear con su cálida mano. Deseo tanto sentirlas sobre mí de nuevo, oír sus malos chistes, ver su hermosa sonrisa y sus ojos brillantes cuando me observan desbordantes de amor, extraño tener discusiones tontas con él donde termino ganando, extraño que se acurreque a mi lado en la cama o sofá cuando llega muy cansado del trabajo, las escapadas a comer en la camioneta o bailar como unos tontos en medio de la sala solo porque sí.

Enseñame a Querer Where stories live. Discover now