Capitulo 1

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DANIEL.

Envuelvo su cabello en mi mano y jalo de él hacia mí obligándola a arquear su espalda y nalgueo marcando mi mano en su trasero sin dejar de embestir con fuerza. La mando a callar cuando sus gemidos suben el volúmen gracias al orgasmo que arrasa con ella, unos minutos más de estocadas y llego a mi derrame.

Salgo de ella y voy directo al baño de mi oficina sin prestarle la mínima atención a la mujer que hace su mayor esfuerzo por acomodarse la ropa, boto el preservativo en el sesto de basura, me limpio y me hecho agua en el rostro y el cuello para refrescarme, peino mi cabello con las manos húmedas y frente al espejo acomodo mi traje.

Salgo como si nada y tomo asiento tras mi escritorio fijandome la hora en el reloj de mi muñeca.

- Adelanta la reunión una hora antes, tengo cosas que hacer. - Le ordeno revisando las hojas regadas.

- Ya lo hice como dijiste ayer. - No recuerdo haberlo dicho pero no importa, se me olvidan muchas cosas. - También avisaron que tu traje está listo, más tarde paso por él.

- Bien.

- ¿Necesitas ayuda con el regalo de bodas?

- No.

- En la carpeta te organice y aclare todo lo que se hablará en la reunión, otra compañía quiere unirse a...

- Bien. - La corto. Se leer, no necesito que me explique como si fuera inútil. No se va, alzo la mirada y esta parada cerca de la puerta. - Puedes retirarte.

Asiente.

- Un gracias no te va a matar.

- No tengo que agradecerte por hacer tu trabajo.

Suspira frustrada.

- Cariño, no seas..

- Ten claro algo, Karla. - me centro en ella, molesto. - Estando aquí no somos más que jefe y asistente. Dentro de esta empresa no soy "cariño" soy "señor" ¿Estamos?

Me mira mal, es algo descarado de mi parte decirle eso después de lo que acabamos de hacer en el escritorio pero ¿Que mas da? Sigo siendo el jefe y puedo hacer lo que me dé la puta gana.

- Si. - Responde cabizbaja.

- Si ¿Que?

- Si, señor.

- Puedes retirarte.

Sale sin replicar y quedo de nuevo en la soledad de mi oficina con un dolor de cabeza formándose. Karla es muy atractiva, rubia, ojos claros y cuerpo voluptuoso; no es mala chica, de hecho, es muy paciente, complaciente, diría que le falta algo de carácter y es divertida en ocasiones pero sin llegar a ser alocada o hacer cosas fuera de lo normal. Quien la ve y no la conoce pensaría que es arriesgada, ruda y hasta pervertida porque es la imagen que proyecta, pero es todo lo contrario.

Hace años y medio le volví a aceptar invitaciones a salir que se fueron volviendo más seguidas y así fue como terminamos teniendo sexo. Se que tiene sentimientos por mí porque de no ser así no se hubiera vuelto exclusiva conmigo, aunque yo no le corresponda en ninguno de los dos aspectos, soy sincero con ella para que no se haga ilusiones porque aunque suene feo, podrá ser muy atenta pero no me veo en una relación con ella por el simple hecho de que no me es suficiente.

Abro uno de los cajones del escritorio buscando una engrapadora y me arrepiento al conseguir el collar con el sol en medio, ni siquiera me preocupo en repararlo, solo cierro de nuevo el cajón de golpe dispersando las imágenes que vienen a mi cabeza. Salgo de la oficina directo a la sala de juntas donde ya se encuentran el montón de viejos (encargado de finanzas, el de marketing y dos que ni puta idea de quiénes son) listos para zamparse una reunión de dos horas, como mínimo, donde pierden el tiempo porque la decisión final es mía.

Enseñame a Querer Où les histoires vivent. Découvrez maintenant