Enseñame a Querer

Capitulo 32. Final.

DANIEL.

- Estoy aquí. - Intento mantener la cordura mientras la sostengo entre mis brazos. - Estoy aquí. Te amo, te amo mucho Ali.

Personas corren de un lado a otro; Policías buscando alguna evidencia que los lleve hasta los culpables de esto y paramédicos alistando todo para trasladar a Alana hasta el hospital... Mientras yo, yo veo mi mundo fragmentado entre mis brazos respirando con dificultad con el rostro totalmente golpeado y partes de su cuerpo ensangrentadas. Mi corazón se parte al verla intentar abrir los ojos totalmente desorientada y casi por instinto llevarse la mano a su vientre, sus movimientos son lentos y débiles pero aún así es evidente que son con la única intención de protegerse.

¿Que tanta mierda le hicieron esas escorias?

- Ya estás a salvo, amor. - No se si mis palabras son para brindarle calma a ella o a mí mismo, porque juro que quiero echarme a llorar y dejar a quienes le hicieron ésto peor que a ella. Las palabras parecen surgir algún efecto porque su mirada logra conseguir la mia y... Se desvanece. - Ali... - La llamo y remuevo pero no responde. - Alana... ¡No despierta! ¡Rápido!

Apuro a los paramédicos quienes rápidamente vienen con una camilla para por fin subirla a la ambulancia, no la quiero soltar pero se que debo hacerlo, de igual modo no me despegaré de su lado, jamás. Me levanto del pavimento una vez la suben en la camilla, subo con ella a la ambulancia y me preocupa que por más que la llame no reaccione. Le hacen pruebas, limpian superficialmente sus heridas y yo solo quiero despertar de esta pesadilla.

- ¿Por que no despierta? - Le pregunto al hombre frente a mí. - ¡¿Por que no despierta?!

Se que perder la calma solo empeora todo pero ¿Como se mantiene calmado en un momento así?

- Está inconciente. - Me responde tranquilamente y su tranquilidad me quita más la mia. - Chico, se que es casi imposible pero debe intentar mantener la calma.

Nunca en mi vida había albergado tanta angustia, frustración y desespero como ahora. Mi preocupación nunca había llegado a estos niveles y todas estas emociones son tan nuevas para mí. La llamada se repite una y otra vez en mi cabeza - Gracias a que no la colgó la pudimos conseguir más rápido. - escucho una y otra vez las voces burlescas de los hombres, las amenazas, su lucha contra ellos y lo peor de todo. Sus gritos. Se escuchaban lejanos pero aún así los podía escuchar claramente, así fue por unos minutos.

Mi deber era protegerlos a ella y a nuestro hijo y llegué tarde. Si a alguno de los dos le ocurre algo será completamente mi culpa.

Llegamos al hospital donde a ella la ingresan rápidamente a una habitación mientras a mi me toca ir a llenar sus datos y aguardar en la sala de espera. Minutos después llegan los chicos junto con las chicas y mi suegra, preocupados. Sinceramente no tengo ganas de hablar con nadie, no tengo las ideas para nada claras.

- ¿Como está? - me pregunta su mamá alterada y preocupada.

- La acaban de ingresar, el paramédico dijo que no veía heridas profundas.

No les doy espacio para más preguntas y simplemente me alejo un poco de todos, se que todos aquí están tan preocupados como yo pero siento que si alguien más me habla descargaré toda mi rabia en esa persona y prefiero mantener distancia para evitar algo de lo que luego me pueda arrepentir. Adam y Andrés me conocen lo suficiente, son los únicos aquí que me han visto en mi peor versión y agradezco que se encarguen de mantener a las mujeres y a Luke lejos de mí y lo agradezco. Pasa al rededor de una hora hasta que el doctor hace acto de presencia, todos nos levantamos o acercamos pero él pregunta quién es un familiar directo y aparta a la mamá de Alana para que nosotros no escuchemos lo que dirá y eso solo aumenta el desespero de todos. Por si fuera poco, lo que sea que le dijo a la señora la hace sollozar con fuerza y parece que sus piernas van a flaquear pero Luke se apresura a tomarla y darle apoyo ¿Que le dijo el médico? No puede ser lo que estoy pensando. No puedo perder a ninguno de los dos.