#59 Pinky boy & sweet man

1.2K 62 35
                                    

YUN SANG ··· chico rosita y cumpleaños en casa, con besos y mimos.

Yunho trastabilló, haciendo que uno de sus vasos de café cayera al suelo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yunho trastabilló, haciendo que uno de sus vasos de café cayera al suelo. Gruñó bajito y dejó la bebida sobreviviente junto con los muffins sobre la mesa ratona, yendo a por un trapo para limpiar el desastre que había causado en ese impecable suelo blanco.
Seonghwa se molestaría mucho con él si lo veía, así que tenía que borrar las evidencias antes de que este se apareciera.

―Ah, ¿por qué soy tan tonto? ―preguntó Yunho hacia nadie en particular, chistando.

Una vez que dejó todo completamente limpio, Yunho volvió a tomar el desayuno para su novio y se dirigió con más cuidado a su habitación. Era el cumpleaños del menor y él quería darle algo simple, llenarlo de mimos, recibir mimos, y quedarse en cama todo el día. El paquete que había ordenado llegaría a las seis de la tarde, así que debía esperar por él.

Yunho odiaba esperar.

―Chuchito... ―murmuró Yunho, dejando el desayuno sobre el pequeño escritorio a un lado de la cama―. Tu cabeza sigue ardiendo ―dijo suavemente, tocando la frente del menor.

―No me siento muy bien ―respondió Yeosang, arrastrando con pereza sus palabras, sin embargo, estiró los labios en dirección a Yunho y no se quejó por el apodo de perro―. Si me das un beso, quizás tenga las fuerzas para abrir los ojos ―murmuró, soltando una sonrisa al final de sus palabras.

Yunho se acercó a él, se agachó a la altura de los labios del menor, pero se detuvo cuando los vio resecos. Se apartó y buscó en el escritorio el bálsamo de su novio y con mucho cuidado, tomó su mentón estirándolo hacia abajo. Yunho colocó el ungüento en su labio inferior, y luego mordió lentamente el mismo, riendo. Hizo lo mismo con el labio superior.

Yeosang, quien se había mantenido en silencio, abrió los ojos. El mayor tenía el cabello húmedo y su barbijo estaba mojado, parecía que había salido, la gran tormenta era la culpable de aquel aspecto.

―¿A dónde fuiste, rosita? ―preguntó Yeosang, acariciando el cabello rosa desteñido y las mejillas abultadas con una de sus manos.

―Te traje el desayuno ―murmuró Jeong felizmente―. Aunque un café se me cayó, así que no podré acompañarte... ―bajó el tono de su voz, algo afectado.

―Pero toda tu ropita está húmeda, ¿por qué no pediste un delivery? ―dijo Yeosang, tocando la sudadera y los leggings de su novio.

Yeosang podía imaginarse a una gran manchita rosa corriendo por la calle con un desayuno, esperando que la lluvia no haga un desastre.

―El señor del delivery es muy viejito, podría enfermarse ―dijo Yunho angustiado, comenzando a quitarse la ropa húmeda como Yeosang le había sugerido.

El hombre del delivery al que siempre llamaban era muy anciano, era un señor agradable y Yunho no quería que saliera con esa lluvia.

―Mi bebé rosita es muy considerado ―murmuró Yeosang, con voz infantil y abultando los labios como un pato.

Yunho se había quitado toda su ropa y estaba buscando entre las prendas de Yeosang algo que pudiera usar. No quería quedarse desnudo.

―Hoo, no tienes nada rosa ―Yunho se quejó bajito, buscando más a fondo.

El menor sólo tenía ropa oscura y colores fríos.

―Busca en el cajón de abajo, creo que hay una camiseta ―señaló Yeosang, riendo bajito ante el berrinche del mayor―. Y no revuelvas toda mi ropa, no seas desordenado.

Últimamente Yunho tenía una gran inclinación por lo rosa: el cabello, las prendas, los accesorios, incluso elegía bebidas y frutas con ese color. Yeosang había comprado algunas cosas para él una vez que se dio cuenta, como fundas para su celular, aretes y zapatos. Le había llenado de pequeños detalles.

―¿Esto? ―preguntó Yunho, alzando una camiseta fucsia con líneas verticales muy delgadas de color blanco.

Yunho todavía estaba desnudo, así que se apresuró. Yeosang estaba sentado bebiendo de su café cuando Yunho se acercó y se sentó en la cama, tomando un muffin.

―Estás enfermo y el día sólo grita “mimitos y películas en la cama”, ¿verdad? ―preguntó Yunho como un niño pequeño.

―Así es ―asintió el menor, dándole un mordisco a su muffin.

Yeosang detuvo su vista a las piernas pálidas y gruesas de su novio, sorprendido por encontrar un hematomas en sus rodillas.

―¿Qué pasó aquí? ―inquirió Kang, tocando con sus índices las zonas lastimadas.

―¿Mmm? ―Yunho acercó sus rodillas a su rostro, viendo los hematomas que habían quedado gracias a la caída del día anterior―. Ayer me tiraste muy fuerte y me lastimé ―murmuró, recordando la forma en la que había aterrizado.

―Oh, lo siento mucho ―lloriqueó Yeosang, frotando los costados de sus piernas―. ¿Duele mucho? ¿Qué hay de esta rodilla? ―inquirió muy preocupado.

Yunho negó con la cabeza, restándole importancia al asunto. Se irguió sobre su novio y dejó dos besos de caramelo sobre los labios entreabiertos.

―Estoy bien...

Yeosang rio, enternecido.

―Tú eres mi mejor regalo de cumpleaños ―exclamó Yeosang, besando sus labios una vez más.

Tarde de películas, mimos y besos con un hombre del frío y un chico del rosita, así es como eran.

12112021

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

12112021

ESTE OS ES PRECIOSO A QUE SI

Treasure ⸺ateez。2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora