#Hehetmon'sDadDay

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La naricilla roja y mocosa de la niña y sus hermosos ojos era lo único que podía verse de su carita. El frío de noviembre la tenía toda arropada, apenas siendo capaz de mover sus extremidades con libertad. Su padre la miró una vez más y le sonrió, completamente enternecido con la ternura que le causaba. Su esposo la había convertido en una tierna bolita de abrigos y bufandas, intentando protegerla del frío.

―Rumie ―llamó Yeosang―, princesa, mírame.

Yeosang se agachó a su altura y, con un pañuelo desechable, le limpió la nariz luego de haberle bajado la bufanda. Entonces, ingresaron al elevador, pronto podría quitarle todo lo que la niña tenía encima. Estaba seguro de que ese peso extra debía tenerla tensa, aunque sólo hubiera recorrido el camino desde el auto al edificio.

―¿Lo pasaste bien en casa de tu abuelita? ―preguntó tomándola en brazos una vez que las puertas se abrieron―. ¿Comiste algo delicioso? ―indagó aunque ya sabía la respuesta.

Yeoreum asintió regalándole una preciosa sonrisa, estaba agotada por haber jugado con sus primos en la pequeña reunión que armó su abuela con todos los nietos.

―Abuelita me dio chocolate ―dijo metiendo la mano dentro de su bolsillo, buscando el chocolate que su abuela le había dado en secreto―, no le digas a papi.

Yeosang soltó una risilla.

―No le diré, si lo hago podría comérselo ―Yeosang arrugó la nariz y su niña hizo lo mismo, copiándolo―. Será nuestro secreto.

―¿Secreto?

―Sí, amor. Es cuando no quieres que otros se enteren. ―Explicó acomodándola en sus brazos, tratando de sostener todo sin dejar caer nada; las flores, la compra, a su hija y las mochilas de ambos―. ¿Podrías poner la clave? A ver si la recuerdas.

Yeoreum asintió muy contenta. Estiró su pequeña manita y con su dedo índice comenzó a presionar las teclas, una a una, lentamente. Yeosang la miró entre orgulloso y sorprendido.

―8... 6... 2... 7... 4... 4... ―Yeoreum quitó su manita y sonrió aún más cuando la puerta se abrió―. Es mi cumpleaños y el aniversario de papá y papi.

―¿Entonces sabes cuándo naciste? ¿Y nuestro aniversario? ―Yeosang fingió estar muy sorprendido, causando que su niña le sonriera con orgullo de sí misma―, aunque sólo tienes tres años, eres la niña más inteligente del mundo ―halagó dejando un beso sonoro en su mejilla.

Yeoreum dio un saltito al estar en el suelo y comenzó a quitarse (o intentar) la ropa. Una vez que Yeosang dejó todo en la mesa, la ayudó a deshacerse de sus abrigos, bufandas y gorrito.

―Ve a saludar a papi.

Yeoreum asintió.

―Iba a hacerlo aunque no me lo dijeras ―alargó sin maldad en su tono, tan emocionada por ver a su papi como cualquier niño que ha estado separado de su padre todo el día―. ¡Papi, papi, estoy en casa! ¡Ya llegué! ¡Yeoreum está en casa!

Los pasitos de la niña se perdieron en el pasillo al igual que sus gritos. Yeosang tomó las flores que descuidadamente había dejado sobre la mesa y las colocó en el florero de su esposo, para luego poner este sobre la mesa. Aspiró el aroma a rosas que llenó el ambiente y sonrió, sintiendo mucha paz. Pasó todo el día con su esposo, pero tener a su hija en casa (aunque sólo se hubiera ido por unas horas)... ya no podía vivir sin su familia.

Se dirigió a la cocina con la bolsa de la compra y comenzó a tomar los utensilios que utilizaría para hacer la cena. Eventualmente escuchó las voces de su niña y su esposo en la sala, jugando pacíficamente. Las pequeñas risitas de Yeoreum y la voz diciéndole lo inteligente y linda que era llenaban el pecho de Yeosang de una manera inexplicable.

Treasure ⸺ateez。2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora