Capítulo 15

995 207 104
                                    


La lluvia sigue cayendo y el ambiente no es armonioso...

—Gran tigre, ¡tú también le tienes miedo a los truenos! —Qiu Yan se rió ruidosamente cuando lo vio saltar de esa manera a la casa

Hoppsan! Denna bild följer inte våra riktliner för innehåll. Försök att ta bort den eller ladda upp en annan bild för att fortsätta.

—Gran tigre, ¡tú también le tienes miedo a los truenos! —Qiu Yan se rió ruidosamente cuando lo vio saltar de esa manera a la casa. 

—No les tengo miedo, ¿tú les tienes miedo? —Bian Nan suspiró. No es que le tema a los truenos, pero se siente inseguro y no se siente cómodo con ellos, si hay trueno mientras duerme, se sentía como si estuviese durmiendo en la calle. 

—No les tengo miedo a los truenos —Qiu Yan cerró la ventana y señalo a Qiu Yi— ¡Pero mi hermano les tiene miedo! 

—Cállate —dijo Qiu Yi, inclinándose en la silla de ruedas. 

—Oh, ¿de verdad? —Bian Nan se sintió enérgico luego de escuchar esto: — Qiu Dabao, ¿le tienes miedo a los truenos? 

—¿Aún quieres irte? —Qiu Yi lo miró. 

—No podré irme hasta que la lluvia se vuelva más ligera —Bian Nan se acercó a la ventana y miró hacia afuera— maldita sea, la lluvia golpea por todos lados y parece un buen entrenamiento para mis piernas. 

—¡Qiu Yi! —gritó Papá Qiu desde la habitación, seguido de una tos violenta. 

—¿Papá ha tomado su medicina? —Qiu Yi le preguntó a Qiu Yan, empujando la silla de ruedas hacia la habitación. 

—Todavía no por la noche —Qiu Yan miró el reloj de pared. Corrió hacia el mueble y abrió el cajón, sacando una pequeña caja de pastillas y siguiendo a Qiu Yi a la habitación. 

Bian Nan se sentó en la sala de estar y con un poco de sed, quería beber agua en la taza de Qiu Yan, pero no podía decir cual de todas era y temía ser descortés si usaba la taza equivocada. 

Después de dudar un buen rato, tomó la taza negra, vertió agua y bebió una buena cantidad de agua. 

. . .

—No dejes que el Gran tigre se vaya, Erbao puede dormir conmigo y él puede dormir en tu habitación —Su padre miró a Qiu Yi después de tomar la medicina:— esta lluvia no se detendrá después de unas pocas horas. 

—Está bien, —Qiu Yan se arrojó sobre su padre y se acostó boca abajo— hoy dormiré con papá. 

—No te preocupes por eso —Qiu Yi cerró la caja de pastillas— esa persona ya no es un niño y puede manejarse solo. 

—¿Por qué dices eso? —Su padre frunció el ceño: —Él es el amigo de Erbao, pero no tuyo ¿y qué debes hacer cuando traes a tu amigo a la casa? 

—Entiendo, ve a dormir —Qiu Yi ordenó las mantas de su padre y le dio unas palmaditas a Qiu Yan sobre su cabeza: — Ve a cepillarte los dientes, ya son las nueve. 

DOS LOBOS Y UN BOLLODär berättelser lever. Upptäck nu