Capítulo 64

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No hay tampoco donde ir, ni con nadie con quien compartir este tipo de sofocación.

No hay tampoco donde ir, ni con nadie con quien compartir este tipo de sofocación

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Bian Nan no tenía requisitos especiales con las bolas de masa. La última vez que hizo bolas de masas en la casa de Qiu Yi, pensó que estaban muy deliciosas. Sin embargo, a Qiu Yi le gustaban comer bolas de masas con relleno Sanxian y comió más de lo habitual. Bian Nan lo siguió y no pudo evitar dejar de comer. 

Después de que ambos comieran bolas de masas, Bian Nan se tocó el estómago: —Bolas de masas, mientras no se coman en mi casa, se pueden comer bien en cualquier otro lugar. 

—Has sufrido bastante durante el Año Nuevo —Qiu Yi sonrió. 

—También que, a Bian Xinyu no le gusta comerlas y tampoco comemos muy a menudo bolas de masas durante el Año Nuevo Chino —Bian Nan lo pensó por un momento y pateó suavemente a Qiu Yi debajo de la mesa: —Oye, Dabao. 

—¿Mm? —Qiu Yi también lo pateó. 

—¿Cómo pasa tu familia el Año Nuevo Chino? —preguntó Bian Nan. 

—Lo sabrás una vez que vengas —dijo Qiu Yi. 

—¿Ah? —Bian Nan se congeló. 

—¿Quieres quedarte en mi casa para el Año Nuevo? —Qiu Yi lo miró. 

—En el futuro, si adivinas todo lo que pienso, ¿puedes no decirlo? —Bian Nan se sintió un poco indefenso. 

—Claro —Qiu Yi asintió: —entonces tú dímelo. 

—¿Acaso no te lo dijiste ya? —Bian Nan suspiró: —Debo estar en casa el día 30, pero después de que mis familiares y amigos comen, me siento muy incómodo. 

—Entonces ven a mi casa, mis parientes no comen todos juntos al estar entre todos endeudados —dijo Qiu Yi con una sonrisa. 

—Puedo pretender ser un cobrador de deudas otra vez —Bian Nan golpeó la mesa, apretó los dientes con furia y dijo: —¡Devuélvanme el dinero! 

Qiu Yi se rió por bastante tiempo: —Muy similar, siempre y cuando no uses ropa deportiva. 

—La ropa deportiva es conveniente, es imposible para mi poder quitármela —Bian Nan se estiró —¿No se debe usar durante la pasantía?

—Eso es bueno, ya que estoy acostumbrado a verte en ropa deportiva y cuando ocasionalmente usas otra cosa, solo haces que mi corazón se acelere —dijo Qiu Yi. 

—¿Me veo guapo? —Bian Nan levantó las cejas. 

—Sí —Qiu Yi asintió, extendió la mano e hizo una señal, para llamar al camarero y pagar. 

—¿Ya nos vamos? ¿No hablaremos por un rato más? —Bian Nan frunció el ceño: —Estamos en una cita ahora, ¿lo sabes, verdad? 

—¿Una cita en un puesto de bolas de masas de la calle? —Qiu Yi sacó su billetera: —Que realista. 

DOS LOBOS Y UN BOLLOWhere stories live. Discover now