Capítulo 90

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"Sería genial... si yo no estuviera aquí"

Bian Nan dio dos vueltas a la calle, no tenía mucho apetito

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Bian Nan dio dos vueltas a la calle, no tenía mucho apetito. No había nada que quisiera comer, ni tampoco sabía qué debía comprar para regresar. 

Finalmente, después de haber deambulado durante una media hora, encontró una pequeña tienda que no se veía mal. Pidió dos raciones de arroz con ganso asado y gachas, las empacó y regresó al hospital.

En la entrada del hospital, revisó la hora y llamó Qiu Yan.

Qiu Yan ya había llegado a casa y se estaba preparando para comer sus propias gachas calientes. 

—Tu hermano todavía está conversando en la consulta del doctor —dijo Bian Nan: —Hay muchas cosas que hacer al mediodía, así que come en casa, duerme una siesta y ve a la escuela solo por la tarde. 

—Mm —respondió Qiu Yan: —¿Mi hermano puede regresar por la tarde?

—Puede regresar —Al escuchar la voz de Qiu Yan, Bian Nan no pudo evitar que le doliera la nariz: —Te recogeré en la escuela por la tarde. 

—Está bien, ¿puedes traerme una botella de yogur y carne seca? —dijo Qiu Yan de inmediato. 

—¿Tu hermano está de regreso y todavía te atreves a comer de esa forma? —dijo Bian Nan con una sonrisa. 

—Comeré un poco más antes de que regrese, o de lo contrario no podré volver a comer de esta manera —Qiu Yan se rió. 

—Bien, te lo llevaré, pero solo será por hoy, y mañana no puedes comer sin tener cuidado —dijo Bian Nan. 

—¡Sí! —respondió Qiu Yan en voz alta. 

Cuando regresó a la puerta de la sala, Bian Nan escuchó fuera de la puerta. No fue capaz de escuchar la voz de Qiu Yi, pero papá Qiu estaba conversando con el tío de la cama de al lado. 

Qiu Yi aún había terminado de conversar con el doctor, Bian Nan vaciló y se sentó en la silla del pasillo. De pronto, no se atrevió a quedarse a solas con papá Qiu, cara a cara. 

No sabía el por qué.

Después de estar aturdido en la silla por un rato, escuchó el sonido del ascensor y de ella salió Qiu Yi. 

—¿Cómo te fue? —Bian Nan se colocó de pie. 

—¿Qué compraste? —Qiu Yi se acercó a él, abrió la bolsa de plástico con los dedos y miró dentro. 

—Arroz con ganso asado y compré gachas para tu papá —Bian Nan lo miró. Desde que ingresó al hospital, la expresión en el rostro de Qiu Yi no ha cambiado, ni ha sentido las fluctuaciones de sus emociones. 

—¿Por qué no entraste? —Qiu Yi lo miró. 

—Yo... —Bian Nan no sabía qué decir, y de hecho, no sabía el por qué no se atrevía a entrar. 

DOS LOBOS Y UN BOLLOWhere stories live. Discover now