Capítulo 80

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"Bian Nan, tu nivel de mentira no es tan buena como la de Erbao"

El clima era bueno el día de hoy, y aunque la temperatura era aún baja, el sol brillaba y el viento no era demasiado fuerte

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El clima era bueno el día de hoy, y aunque la temperatura era aún baja, el sol brillaba y el viento no era demasiado fuerte. 

Antes de salir, Qiu Yan había corrido por toda la casa porque estaba sobreexcitado y no evitó sudar. Así que Qiu Yi lo castigó estando 20 minutos de pie y cuando el sudor de su cuerpo disminuyó, se envolvió en una chaquete gruesa y salió por la puerta.  

—¡No vuelvas a comprarme una chaqueta roja acolchada! —Papá Qiu lo siguió desde la casa. 

—¡Está bien! —respondió Qiu Yan en voz alta, y después de salir corriendo por el patio, agregó otro grito: —¡Entonces compraré una chaqueta grande y de algodón! 

—¿Qué tipo de estética tiene? —Bian Nan suspiró. Al ver a Qiu Yan salir corriendo del patio, rápidamente se paró junto a la puerta y saludó a Qiu Yi: —Rápido, ven aquí cariño. 

Qiu Yi miró hacia atrás y Bian Nan chasqueó la lengua: —¡Bloquea la puerta y así nadie nos podrá ver! 

Qiu Yi sonrió, se acercó, tomó la puerta del patio y besó con fuerza la boca de Bian Nan, para luego lamer ligeramente sus labios: —¿Así está bien? 

—Muy bien —Bian Nan estaba encantado y chasqueó los dedos: —demasiado bueno. 

Ambos caminaron hacia la entrada del callejón. Qiu Yan se había colocado en cuclillas al costado de la carretera y estaba mirando el suelo junto a un niño pequeño. 

—¿Qué estás haciendo? —Bian Nan se inclinó y se colocó en cuclillas. 

—Mirando —Qiu Yan señaló un charco con agua en el suelo: —Gran tigre, ¿Cuándo crees que esta orina se convertirá en hielo? 

—Una media hora... —Bian Nan se detuvo repentinamente, a mitad de su oración, su voz aumentó: —¡¿Qué es esto?! 

—Orina —respondió el niño. 

—¡Maldita sea! —Bian Nan sintió disgustado, así que alzó la mano hacia el estómago de Qiu Yan y lo levantó: —¡Ustedes dos están mal! ¡Acuclillados aquí y mirando orina! 

—¿Media hora? —Qiu Yan se colgó en sus brazos, y no se olvidó de decirle al niño: —Será en media hora, sigue mirándolo y avísame cuando regrese.  

—¡Bien! —el niño asintió. 

Bian Nan colocó a Qiu Yan en el suelo después de caminar por un rato, para tomar su mano y apretando su guante, preguntó: —Realmente eres descuidado, ¿te has ensuciado las manos? 

—No soy descuidado, sabía que era orina ¿y quién la tocaría? —Qiu Yan retiró su mano: —¡Eso es orina! 

—Maldita sea, sabes que es orina, pero ¿aún así te colocas en cuclillas frente a ella a estudiarla y dices que no eres descuidado? —Bian Nan estaba sorprendido. 

DOS LOBOS Y UN BOLLOWhere stories live. Discover now