Capítulo 89

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Qiu Yi se acercó a él, arrojó su bolso a sus pies y lo abrazó

Bian Nan llevó a Qiu Yan a comer primero, y le compró una par de alitas de pollo, planeando buscar un pequeño restaurante para comprar una gachas, para más tarde

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Bian Nan llevó a Qiu Yan a comer primero, y le compró una par de alitas de pollo, planeando buscar un pequeño restaurante para comprar una gachas, para más tarde. 

Qiu Yi dijo antes que papá Qiu no podía comer comida grasosa, pero no fue capaz de darse cuenta en ese momento, solo recién lo sabe. En ese momento, Qiu Yi ya sabía que papá Qiu tenía un problema con su conducto biliar. 

Según la personalidad de Qiu Yi, es posible que en los últimos días lo haya pensado una y otra vez. Tal vez esté mentalmente preparado para la peor situación, para así estar tranquilo. 

Pero aún así, aquella tranquilidad de Qiu Yi seguía siendo muy preocupante. 

Ahora no se atrevía a llamar a Qiu Yi de nuevo. 

Que jodido desastre. 

. . .

Qiu Yan estuvo muy feliz durante todo el camino, y Bian Nan lo estuvo observando con mucho cuidado durante mucho tiempo. Él no debería estar fingiendo, incluso con aquella susceptibilidad y la inteligencia que tanto le asustaba a Bian Nan, después de todo, seguía siendo un niño. 

Pero lo preocupante es que no tiene que permitirse que papá Qiu lo vea de esta manera, cuando llegue a la sala más tarde. 

—Las alitas de pollo deben comerse afuera, antes de ingresar a la sala —dijo Qiu Yan, mordiendo las alitas de pollo con la cabeza gacha: —A mi papá le encanta comer carne, pero después de que se enfermó, no se le puede dar de comer carne. Se enfada cuando ve a otras personas comiendo carne, por lo que no quiere beber nada. 

—No comas aquí, y contra el viento —Bian Nan lo llevó a un centro comercial cercano, encontrando una silla en el área de descanso para que se sentara: —Come con calma. 

—¿Quieres el resto? —Después de haberse comido uno, tomó otro y le dio un mordisco mientras preguntaba. 

—No —Bian Nan chasqueó la lengua: —¿Hay alguien que se compare a ti? ya lo mordiste antes de que yo respondiera. 

—Puedes comerte la mitad si quieres —Qiu Yan sonrió, avergonzado. 

—Yo no comeré, te lo compré para que tú comieras —Bian Nan le dio unas palmaditas en la cabeza. 

Qiu Yan comió rápido, se limpió las manos después de haber comido y estaba ansioso por irse, preocupado de que su padre tuviera hambre. 

Bian Nan encontró una restaurante para comprar gachas, y temiendo que las gachas estuviera frías, ambos trotaron durante todo el camino, de regreso al hospital. 

Bian Nan se colocó nervioso al subirse al ascensor. Aunque se metió en muchos problemas desde que era un niño, no suele mentir ni engañar demasiado a las personas, ni tampoco tiene la suficiente experiencia. 

DOS LOBOS Y UN BOLLOWhere stories live. Discover now