DOS LOBOS Y UN BOLLO

Capítulo 39

Bajo esta atmósfera en la que estaba, lo hizo pensar en el enamoramiento

La familia de cuatro integrantes de su padre regresó de la playa dos días antes de lo planeado. Cuando algunas personas abrieron la puerta y entraron a la casa, Bian Nan estaba acostado en el sofá de la sala de estar, durmiendo profundamente después de ver una película durante toda la noche. 

Se sorprendió cuando escuchó el sonido de alguien entrando por la puerta, y aturdido, rodó del sofá al suelo. 

—¿Por qué estás durmiendo aquí? —Su padre miró el reloj: —¿Estás durmiendo una siesta o has dormido desde ayer? 

—Siesta —Bian Nan se levantó y se frotó la nariz, y se acercó a tomar la caja que iba a darle su tía como siempre: —¿No dijeron que iban a llegar el sábado? 

—En todos lados había gente, y la playa estaba llena, ¿Desde qué punto se podía ver el mar? cansa ver a tantas personas —dijo la tía, sacando la caja de su bolso: —Por cierto Xiao Nan, te compré algo, ve si te gusta. 

—Gracias tía —Bian Nan tomó la caja: —No era necesario comprarme algo, solo salgan a divertirte. 

Cuando Bian Hao y Bian Xinyu entraron a la casa, Bian Nan los miró. Estaba a punto de subir con la caja que le dio su tía, pero el perro corrió y lo lamió. 

Varias personas todavía se quedaron abajo conversando, discutiendo a dónde ir la próxima vez. 

Bian Nan abrió la caja, su tía le había comprando un reloj de buceo. Era muy bonito, pero estima que no habrá posibilidad de usarlo. 

Cuando lleve a Qiu Yan a nadar, puede usarlo mientras nada y dejarlo jugar con el. 

Pensando en Qiu Yan, suspiró. 

Qiu Yi ha estado muy ocupado estos días. A uno de los estudiantes que le dio lecciones, le fue bien en el examen de ingreso a la escuela secundaria, por lo que le presentaron a otros tres estudiantes de tercer año, por lo que el tiempo de Qiu Yi se volvió a llenar. 

Cuando Qiu Yan venía a practicar tenis, básicamente lo dejaba en la puerta de la escuela y Qiu Yan entraba solo. Después de la practica, Bian Nan lo iba a dejar o Qui Yi venía a recogerlo. 

Tampoco se decían muchas palabras. 

La puerta fue golpeada suavemente dos veces, Bian Nan dejó su reloj y fue a abrir la puerta. 

Bian Xinyu estaba de pie en el pasillo y vio que había dando un salto hacia atrás, se acercó y le entregó una pequeña bolsa de papel que tenía en su mano. 

Bian Nan de manera inexplicable tomó la bolsa de papel y la miró: —¿y esto? 

—Esto, —Bian Xinyu bajó la cabeza y se tapó la boca para aclararse la garganta: —Es un recuerdo, uno para ti y el otro...