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No dejaba de darle vueltas al imbécil del vecino

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No dejaba de darle vueltas al imbécil del vecino. ¿No sabe lo complicado que es atender a un bebé? Tuve que morderme la lengua cuando ese tipo entró conmigo en el ascensor. 

 "El bebé llora mucho" –Repetí intentando imitar su voz ronca. 

Si claro, ¿¿cree que no escucho como llora?? Y encima pretende que lo calle, como si está cosa tuviera botón de apagado. Idiota…  

Esperaba ansiosa a que Yunho saliera de la empresa, para ir a tomar un café. Odio no poder trabajar, echo de menos la empresa y producir música. 

Vi a Yunho bajar del coche, con el resto de chicos de su grupo. Les comento algo y se alejó de ellos para venir directo a abrazarme. 

Conozco a este idiota desde que llegué a Corea hace dos años. Era muy amigo de Kenan y a día de hoy, me ayuda muchísimo con el pequeño Kyree. 

Trabajamos en la misma empresa, Kenan era el productor principal de KQ entertainment y yo era la segunda productora. Ahora no trabajo, ser viuda y madre no es fácil. Lo único que siente la gente por mi, es lástima. Me canso de escuchar constantemente "pobre chica" o "debe ser tan duro". Pero nadie se atreve a preguntarme a mí, solo cuchichean sin darse cuenta de que tengo oídos y no soy estúpida. 

 — ¡Haelyn! Me alegro de verte, hacía una semana que no quedamos. 

lo sé, añoraba desayunar contigo. Pero quiero pegarte por hacerme madrugar sabiendo que no duermo ni dos horas… 

¿Aún se despierta tantas veces? –Preguntó mientras empezaba a empujar el carrito hacia la cafetería. 

Tiene dos meses, Yunho. Se despierta cada dos, tres horas para comer… Creo que no se está alimentando bien y no aguanta tanto. 

Deberías ir al pediatra y preguntarle. 

Ambos entramos en la cafetería de al lado de la empresa. Tomamos asiento en una mesa alejada, para que él pudiera estar más agusto y no lo acosaban. 

Lo sé, pero no tengo nadie que me acompañe. No tengo coche y no es agradable ir en metro o en autobús con el carrito y el bebé en sí. La gente me mira raro todo el rato. 

Puedo buscar un día en mi horario y acompañarte. –Se ofreció, mientras se quitaba su mascarilla. 

No es necesario, se lo complicado y lo apretada que es tu agenda… bastante hiciste por mí acompañándome a las citas médicas y a la terapia. 

Me levanté sin esperar una respuesta por su parte. Caminé hasta la barra y pedí dos cafés. Hablamos por un buen rato, hasta que llegó su hora de ensayo. Y sabía que quedaba poco para que Kyree despertará pidiendo comida. 

Me despedí de él, con un abrazo. Y caminé de nuevo hacia casa, no me daría tiempo a comprar. Me tocaría ir a casa, atender a Kyree y después volver a salir de casa. 

Your smile M.YGWhere stories live. Discover now