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Me dio pánico cuando el coche arrancó, no quería que este lo hiciera. Desde la muerte de Kenan me dije a mi misma que nunca subiría a un coche y lo conduciría yo. 

Pero la mujer quería que fuéramos en coche y no fui capaz de decirle que no. Rece porque el coche no arrancará, pero no fue así. 

Kenan, si me estas obligando a superar esto, aun no creo estar preparada. Sentía que de alguna forma él quería que yo pasara página y continuará mi vida. 

Mantenía las dos manos al volante, me temblaban tanto como las piernas. No recordaba cómo se conducía, bien no quería recordarlo. Suerte que mis manos se movían por sí solas de forma automática. 

La mujer hablaba como si nada, yo no la escuchaba para ser sincera. Aún sigo sorprendida por haber llegado a él lugar de la sauna, sin chocar el coche o sin darme un ataque de pánico. 

Al llegar allí, casi me caigo al tocar suelo firme. Solté todo el aire que llevaba aguantando este tiempo y la mujer reparó en mí, enredando su brazo con el mío. 

¿Te encuentras bien, cielo? Estás muy pálida, será mejor que tomes algo de azúcar. Entremos por una Coca-Cola. 

No me dejo responder, entramos en el lugar de la sauna y la mujer me hizo sentar en una especie de esterilla donde había varias personas más comiendo. Se alejó unos minutos y volvió con dos latas de refresco. 

Toma esto, esperaremos aquí a mis amigas. 

Me limité a asentir con la cabeza. Me tomé la lata de refresco y la verdad me vino bien. En menos de media hora, llegaron cuatro mujeres de unos cincuenta años. Todas venían muy arregladas, cosa que no entendí muy bien, ya que veníamos a una sauna donde nos dejarían ropa y para nada arreglada. 

La señora Min se puso a saludarlas y cuando ya terminaron, me señaló. Me puse nerviosa, hasta me sonroje. 

Ella es Haelyn, chicas. 

¿Es la novia de Yoongi? Ya era hora que ese mocoso asentara la cabeza, por fin nuevas en el grupo… Younha no te sientas mal, pero teníamos ganas de carne fresca. —Sentenció una de las señoras con cabello negro y delgada. 

La tal Younha era la más joven, al parecer rondaba mi edad y era la nuera de otra de las mujeres, concretamente de Yunah. Una mujer de cabello corto y canoso. 

Ay ya, callate Hanu, siempre andas de envidiosa porque mi hijo tiene ya novia y el tuyo ya ronda los treinta y ni vive solo. 

Mi hijo es un empresario exitoso, no necesita de una tipa a su lado, Yunah. 

Ya por favor, señoras no discutan, me están dejando mal, delante de mí nuera. Va a pensar que ustedes están locas; que lo están.

Sentenció la señora Min, me agarró el brazo de nuevo y me dirigió hacia los vestuarios. Lo que yo no sabía, es que la gente hay dentro va completamente desnuda. Todo lo tímidos que son fuera los coreanos, les desaparecía en las saunas. 

En el vestuario no había mujer alguna con vergüenza de llevar todo al aire. Tal vez no fue el mejor lugar para ir con mi suegra. La gente me miraba al ser la novedad, la extranjera. La mayoría aquí eran mujeres ya de mediana edad o grupos de jóvenes, pero pequeños. 

La señora Min me guió hasta unas taquillas para poder guardar nuestra ropa y pertenencias ahí. Me senté en el banquito de madera, mientras observaba el lugar atónita. 

Chiquita debes quitarte la ropa, y guarda esto para después ir a comer. —la mujer de pelo canoso me paso una camiseta básica y un pantalón corto del mismo tono. Esta ropa la había visto en kdrsmas, pero jamás había venido a una sauna de estas. 

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