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Me desperté al escuchar la risa de Kyree, sus risas son pocas, pero muy sonoras. Lo primero que vi al abrir los ojos, fue a Yoongi en el suelo, con el bebé en sus piernas cruzadas. Mientras Jungkook agitaba el peluche delante del pequeño.

Una bonita imagen para despertar. Me quedé mirándolos en silencio, sin que ellos se percataran.

Ten cuidado Jungkook, no seas brusco. –Regaño el mayor.

Jungkook abultó sus labios, formando un puchero adorable.

Ya deja de regalarme hyung… siempre que me acerco a él, me regañas.

Normal, eres un inmaduro y un bruto.

Los dos discutían mientras el pequeño reía. La vista de ambos chicos se posó en mi, cuando estornude involuntariamente.

¿Estás mejor Lyn? –preguntó Jungkook de forma dulce.

Asentí con la cabeza, mientras me sentaba en el sofá recargando mi espalda en respaldo. Kyree empezó a chillar por comida. Yoongi se levantó del suelo y me pasó al bebé con cuidado. Atendí a Kyree, mientras que ellos dos preparaban la cena.

Sin embargo, me fui a mi habitación sin cenar. Dejé al pequeño dormir en su cuna y me quedé como idiota mirándola las luces de la ciudad atraves de mi ventana. Otra razón más, para recordar a Kenan. Las noches que nos quedamos como estúpidos mirando las luces de la ciudad, mientras tomábamos una copa de vino y él contaba anécdotas de su infancia.

El siempre fue un chico agradecido, divertido y agradable. Amaba escuchar como hablaba de los veranos cuando debía ir al campo a ayudar a sus abuelos. Se pasaba la mayoría de veranos en su pueblo natal y trabajaba a sus quince años, para operarse su primer equipo de música. La música era su pasión y su vida en general.

Él tenía una canción para todo y yo ahora no soy capaz de encontrar una mísera canción o nota musical que no me haga llorar y recordarlo.

Tomé asiento en el suelo, a los pies de la cristalera y abracé mis piernas en un intento de darme apoyo y calor a mi misma. Lo peor es que sentía el frío suelo de madera, me gustaba. Eso me recordaba que estaba sola y que Kenan jamás entraría por la puerta para regañarme y taparme con una manta mientras toma asiento a mi lado y me sonríe de forma cómplice. Eso ya no puede pasar.

No volveré a sentir sus manos, no volveré a olerlo y no volveré a ver su sonrisa. Lo necesito tanto.

Me derrumbé de nuevo en silencio. Últimamente sentía que no podía más, todo es tan diferente a como lo imaginé junto a él.

¿Haelyn que haces en el suelo? ¡Estás enferma y quieres ponerte peor, es que no… ¿Estás llorando?

Vi en sus ojos preocupación, además de nerviosismo. Agarró una de las mantas de la cama y me cubrió con ella, además de sentarse a mi lado en el suelo. Lo miraba confundida, mientras él se centraba en mirar la ciudad, mientras se tocaba el labio con la mano, deduzco que en un intento de calmar sus nervios.

No preguntaré el porqué de esto, simplemente me quedaré aquí ¿vale?

Veo que entendió que no quería hablar y así era. No quería hacerlo. Pero si que necesitaba un pequeño abrazo. Dejé caer mi cabeza sobre su hombro, el lo tomó como algo natural y me rodeo con su brazo, por mi espalda, cortando la pequeña distancia que había entre nosotros.

Mi mejilla terminó pegada a su pecho, mientras que lo abrazaba y me desahogaba llorando.

Todo estará bien, Haelyn.

Your smile M.YGWhere stories live. Discover now