Cap 30: La gota que se convertirá en tormenta

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La joven observaba con los ojos cerrados. Para ella, había oscuridad pura. Estaba sentada en la postura de loto. Arginan, le pedía que se concentrara únicamente en la respiración. Inhalaba y exhalaba suavemente. Sentía cómo sus pulmones se llenaban de aire y cómo se desinflaban lentamente. Comenzó a tener una sensación extraña, como si su mente flotara. Se dejaba guiar por la voz crepitante de Arginan, que se asemejaba al de una fogata.

Escucha —dijo Arginan en un susurro, con una voz suave y agradable—. Solo quiero que te concentres en tu respiración. Lento. Inhalar por la nariz. —La joven sin nombre, tomó aire desde sus orificios nasales. Sentía su pecho al henchirse—. Ahora, exhala por la boca. —La joven hizo una perfecta "o" con sus labios para sacar el aire de sus pulmones—. Los antiguos onomásticos, se dedicaban a observar las cosas para entenderlas, pero antes de ver el exterior debes ver tu interior.

Arginan, se recostó en el candil. Dejó que la joven hiciera unas cuantas repeticiones más para continuar.

—Quiero que observes tus pensamientos —dijo Arginan—. Mira, si un recuerdo es bueno o malo, eso no importa. No estás aquí para juzgarlo. Solo obsérvalo.

A la joven, se le dibujó en su semblante un gesto de disgusto. Frunció el ceño con mordacidad. Se mordió el labio, como si quisiera probar una gota de sangre.

—No —dijo Arginan—. No los juzgues.

La joven abrió los ojos con estupor. Un aura de fuego, como pequeñas chispas, desaparecieron.

Arginan suspiró con pesadez.

—Se te da bien escuchar —dijo Arginan—. Pero observar se te dificulta mucho. Llevamos una semana intentando que te concentres. Dejas que tus emociones te controlen.

—Cuando salvé a Colemar de su golpe no me congelé —dijo la joven sin nombre, depositando sus manos en los tobillos—. Tuve que nadar para que no se ahogara con el golpe que se dio.

—Sí —dijo Arginan—. Pero en ese momento sustituiste una emoción por otra, sentías más valentía que miedo. No siempre podrás hacer eso, no puedes dejar que una emoción u otra tome control sobre ti. ¿Qué pasaría si la situación en la que te encuentras sale de tu control? ¿Te lanzarás al vacío por él si se cae aun si no sabes volar?

La joven sin nombre, guardó silencio por unos instantes.

—Es igual —dijo ella de un suspiro tranquilo—. ¿Cómo esto va a hacer que aprenda magia? Observar emociones. La magia es algo poderoso, esto es algo simple.

—¿Qué es lo primero que les enseñan a hacer a los alquimistas? —preguntó Arginan.

—No lo sé. A memorizar los viejos libros para aprender a combinar letras y nombres, supongo.

—No —dijo Arginan dándole dos coscorrones en la cabeza. La joven sin nombre, se frotó el cráneo—. Es algo más sencillo; aprenden a observar. A los científicos alquimistas lo primero que se les enseña es a observar algo con detenimiento para entender cómo funciona algo. Una vez que saben la manera en que opera eso puedes modificarlo.

»La primera regla para ser más culto e inteligente es observar antes que hacer. Entiende lo que estás viendo. Cuándo aprendas a llamar al trueno con su nombre, ¿Cómo lo piensas hacer? ¿En un día soleado crees que el trueno te obedecerá? ¿Cómo lo atraes? debes tener un metal a mano para que caiga, o indicarle en que material debería caer. Debes darle una razón para que venga. ¿Comprendes lo que te digo? primero debes aprender cómo funciona algo para poder tener control sobre él. Lo que te estoy enseñando es a observar. Comprenderás su importancia en su momento.

La joven, atisbó a Arginan con desánimo. No estaba molesta, o por lo menos su rostro no lo reflejaba, se sentía decepcionada de ella misma.

—Arginan —le dijo la joven sin nombre—. Crees que algo tan pequeño como yo, ¿pueda manejar algo tan grande como la magia onomástica? cuando pienso en: Las palabras de desvinculación, llamar a truenos o hacer que las cosas me obedezcan, me siento como una pequeña gota de agua.

Cuentos del viento marino: La ladrona de nombresWhere stories live. Discover now