Cap 32: Fin e inicio

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Los cometas volaban por el cielo, oscilando entre las corrientes del aire mañanero. Muchos pescadores preparaban sus botes y ponían en su lugar las redes para pescar. Y algunos apretaban con hilos y palos alargados sus cometas para lanzarse a la mar. Era una mañana agradable, de viento fresco y con un sol tibio que calentaba los brazos y cuellos de los pescadores.

La joven estaba en los adentros de una arboleda, los árboles, se encontraban puestos uno al lado del otro, minuciosamente plantados. Las copas, hacían el mejor intento para no tocarse, aún con las ventiscas, eran como jovencitas engreídas que no se soportaban las unas a las otras, y sus hojas, dejaban pasar los trazos de sol, dando la impresión que brillaban por su propia cuenta.

Permitían, a quien quiera que tuviera la suerte, ver sus adentros. Sus nervaduras se mostraban sin timidez, como las venas de una dama muy pálida. Querían ser observadas, lo pedían a gritos, y conseguían llamar la atención de alguna oruga glotona, o a las hormigas que se llevaban pequeños trozos de ellas. Como lo hace un mal amante con una mujer, consumiéndola poco a poco.

Y a la joven sin nombre, le llamaron mucho la atención, porque la belleza y movimiento desenfadado de las hojas habían atraído la atención de un gato silvestre. Quien se comía una a una las hojas, ignorando por completo sus caprichos. Era un gato de ojos bicolor, uno de color verde y otro de color azul muy intenso, de pelaje largo y elegante color blanco. Su cola, se erguía con orgullo, rígida, al darse cuenta que una jovencita la observaba, con intención de seguirla.

La gata, ni corta ni perezosa, hizo lo que la joven quería. Caminó por un sendero, lenta y tranquila, moviéndose pomposamente, para que la joven no se perdiera en ese viaje.

La joven, hizo lo que aquellas leyendas tanto predicaban, y la siguió para intentar llegar al mundo Fini. Caminaron un largo rato, la moza, observaba fijamente al gato, con la esperanza que los cuentos de personas que siguen gatos para llegar a esa dimensión fueran falsas. Pero después de unos momentos de perseguir a la gata, empezó a notar cómo su campo de visión se reducía. Volviéndose poco a poco más oscuro hasta que únicamente pudo ver al gato blanco caminando en un fondo negro.

Dejó que el gato fuera por su cuenta, ya había cumplido con su tarea. Se sorprendió a ella misma observando de un lugar a otro la oscuridad. Y logró atisbar a un hombre, acostado en medio de la nada, con la mirada perdida. Su rostro reflejaba placer absoluto, y pronto supo el porqué.

Vio un color que nunca había visto en su vida, un color hipnótico, se sentía cómo un mosquito siendo atraída por una luz al observarla. Se quedó un largo tiempo admirándolo. Y luego de eso, percibió una música. Sacudió su cabeza, y se dejó llevar por la melodía. Movía las piernas sin querer, pues era como si esa tonada conociera su nombre y le ordenara que bailara. Las notas eran tan agudas, que se introducían en su boca, permitiéndole saborearlas. Era una sensación extraña, nunca había probado el sabor de una nota musical.

La joven, al salir de ese trance de sensaciones oníricas. Se dio cuenta que había algo en la oscuridad, en el suelo, habían estrellas. Era como si un fragmento del cielo se hubiera caído.

—Pensé que no existía luz en el mundo Fini —dijo ella confundida.

Dio un paso, y su pie se hundió en un líquido oscuro. Se dio cuenta, en ese momento, que no reconocía cuál era el cielo y cuál era el mar, pues era un mar tan límpido y pulcro que las estrellas se reflejaban en ella, como un gigantesco espejo de cristal, en donde el cielo y el mar se encuentran. Estaba nadando, o flotando, pues ya no conocía la diferencia entre ninguna de las dos. Y no sabía si se dirigía hacia arriba o hacia abajo.

Un sonido brusco en el agua la advirtió, sintió cómo algo le jalaba el tobillo. La quería hundir, o eso pensaba ella, pataleó con fuerza. Hasta que finalmente, la sacaron de aquel líquido en donde se había introducido.

Cuentos del viento marino: La ladrona de nombresWhere stories live. Discover now