10

261 25 46
                                    

Ordenaron y decoraron la antigua habitación de Shanks para convertirla en el cuarto de Utah.

Buggy estaba anotando algunas cosas que debían cambiar, como por ejemplo, las cortinas. —¿Seguro no quieres ir al hospital por esas cortadas?— le preguntó al pelirrojo, probablemente iba a quedarle una fea cicatriz. Le había ayudado a curar esa herida pero la intensidad excedía completamente su habilidad, no se parecía en nada a las secuelas de los accidentes que tuvieron de niños.

Shanks terminaba de guardar la loción, el talco y los demás productos de cuidado para bebés en un canasto rosa en la repisa. —No me duele. 

Hizo una mueca —Eso se supone que es malo. 

—No, si no duele no hay problema. 

—Estoy seguro que sí. 

Los dos se miraron resignados, su discusión no llevaba a ningún lado. 

Los siguientes días Buggy se mantuvo vigilando el comportamiento de Shanks, como le había sugerido este cambió sus trabajos, su número de celular y también se encontraba atendiendo la casa mientras él no estaba, porque continuó con sus trabajos esporádicos. 

—¿Tienes que trabajar tanto?— preguntó el pelirrojo, entraba a caer en la culpa, ya que él solo estaba quedándose en casa y nada más.

—No, no tenía que hacerlo pero ahora hay un bebé. Son costosos, enferman, se accidentan, necesitan cosas y luego estudian. El colegio no se paga solo— Shanks frunció su expresión humillado por cada uno de los puntos. —No pasa nada, es mucho mejor gastarse el dinero en una hermosura como esta ¿No es así?

Cansado o no, el peliazul tomó a la pequeña Utah que estaba gateando, en seguida ella puso sus manos en su rostro lleno de maquillaje con sus ojos brillantes. Se vino del antro antes de quitarse toda la pintura que traía, habiéndose cambiado solo de ropa, por lo mismo en el tren lo miraron raro y le dejaron libre el asiento. A Buggy le gustó demasiado el no tener que matarse por un lugar disponible, estaba considerando si descansar sus cansados pies era mejor que la vergüenza de esos rostros que lo juzgaban.

La cara de la niña de un año sonriéndole hacía que recobrara energía. Replicando una radiante sonrisa que le dedicó devuelta dijo —Es el dinero que juntaba para pagar el pie inicial de mi casa. Así que no te preocupes. 

El pelirrojo palideció, Buggy estaba renunciando a la cosa que más le gustaba en el mundo: el dinero, solo para que su pequeña hija Utah no pasara necesidad. Iba a llorar. 

—¡Necesito un trajo, pero ya!— Shanks se quitó el delantal de perrito y lo arrojó al suelo. 

—¡No seas idiota! ¡Dije que hablaría con Bon primero!— Rugió Buggy, de hecho aún no lo abordaba al respecto porque esperaba que Shanks descansara unos días y con ello se repusiera un poco. —Solo espérate unos días. Antes de que regrese de vacaciones a la universidad tendremos esto solucionado.

Shanks asintió, en seguida recogió el delantal. Qué idiota, había limpiado ese piso con mucho esfuerzo, todo para que su hija gateara sin cuidado y allí estaba de bestia ensuciándolo. 

—Cierto. Hoy Iva nos dijo que los niños ponen sus dedos en los toma corriente— dijo sin cuidado. —Mañana vamos a comprar protectores y las cosas que le faltan para su habitación. Además necesitas un pijama, ya no tienes ropa vieja como para usar para dormir. 

—¿Quien es Iva?— El pelirrojo preguntó con inusitada curiosidad. Ahora Buggyconocía un montón de gente que él no. 

—Es la mamá de Bonbon— Le respondió en lo que iba a desmaquillarse la cara con la niña en sus brazos. 

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now