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Shanks notó que la cantidad de artículos comerciales que leía Buggy aumentaba y aumentaba, difícilmente podía conversar con él en esas condiciones y mucho menos tenía la oportunidad de poder verlo a los ojos. Al menos esta vez no estaba dando vueltas por toda la ciudad en busca de un empleo. Intentó descifrar lo que hacía yéndose a preparar un té como excusa, pero solo vio gráficos e informes elaborados por él mismo tanto en un cuaderno de notas como en el computador. 

Sus ojos se secaron al instante. Como el chico sensible de las letras ahí, no podía entender al insensible de los números. 

Terminó sentándose en frente suyo con un libro en sus manos. Dejándose de juegos tontos y poniéndose serio. Habían muchos  libros que tenía que leer antes que terminara el semestre, además los chicos querían que tradujera las letras de las canciones a las que generalmente les hacían covers. Benn le propuso traducir todo al japonés para que el público no tuviera problemas en comprender lo que cantaban.  

Levantó sus ojos ligeramente de su libro y vio a Buggy estrechar su vista concentrado en la pantalla de su computador. Le encantaba todas sus expresiones, desde las más suaves hasta las más duras y desagradables, sus muecas y todo en él era tan divertido, tan expresivo. Bajó la mirada para seguir su ejemplo. 

La puerta del departamento se abrió y Shaky entró cargando a su nieta, ambas con una sonrisa platicando entre ellas. —Oh, pero qué hombres más apuestos veo aquí. Creo que nos hemos equivocado de casa Uta—. Se rió Shaky

—¿Abuela, también te gustan los hombres guapos?— A Uta le brillaron los ojos. 

—Son lo mejor. ¡No podría vivir sin un hombre guapo! Recuerda, primero tiene que tener una linda cara y luego un buen cuerpo— Le dijo como la lección más grande en la vida. 

—Papá dice lo mismo, pero también dice que debo oler bien a las personas con mucho dinero. Qué debo apuntar directamente a abogados y a doctores, es muy importante. 

Shaky se divirtió dejándola en el suelo, era tan parlanchina y adorable. Necesitaba al menos un nieto más igualita a ella. —¿Quien crees que le enseñó eso a tu papá?— Le dio un beso en la cabeza a Shanks y luego en la mejilla a Buggy. Sus muchachos que estudiaban apasionadamente.

Miró el departamento, se veía diferente por dentro. Esencialmente era el mismo lugar el cual Ray le prometió que sus hijos no vivirían allí más allá de la universidad, graso error. Ahora mismo quería arrastrarlos de regreso a casa. Aquel sitio le parecía estrecho y frustrante, debía de ser sofocante para esos dos qué eran intrépidamente enérgicos y que estaban realmente enormes. Cuando los dejó allí eran por los menos veinte centímetros más bajos y menos robustos que entonces.

Ella se sentó al lado de Buggy, vio la pantalla con números y le susurró —¿Hijo, cuánto te falta para pagar el pie de una casa?— Tal vez necesitaba algún préstamo, de ser así ella podía ayudarle.

Buggy aún sumergido en su actividad, le puso atención —Ya lo tengo— dijo resuelto. Hace años que lo tenía. —Antes de terminar con Nana que ya lo tenía reunido, además tengo un fondo de emergencias por si alguien enferma y tengo el fondo universitario para Uta reunido. ¿Por qué?

Su madre lo miró extraviada en la dimensión desconocida, sin entender por qué entonces seguía viviendo en aquel lugar tan feo, tan poco llamativo. Era Buggy, ¿Por qué no empezaba a vivir a lo grande como profesaba de niño? 

Como su hijo, él entendió perfectamente su mirada incomprensible. 

—Tranquila mamá, no estaré hundido en el barro toda la vida. Estoy esperando la oferta que quiero. Me propuse una meta y por ahora me quedaré aquí donde puedo manejar holgadamente mis gastos y los de Uta—. Shanks se señaló sintiéndose bajo el barco de la consideración. —Cómo sea, no te preocupes.

Custodia compartida.(Efecto mandela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora